Nunca lo entenderán

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

Kiko Huesca | Efe

07 sep 2018 . Actualizado a las 08:04 h.

No, no lo entenderán nunca, aunque ahora muchos sí podemos entender algunas de las actitudes de determinadas fuerzas políticas ante la historia y ante la convivencia de los españoles. 

Me explico. Ayer, en la presentación de las actividades oficiales para celebrar los 40 años de la Constitución, se exhibió un vídeo sencillo, pero de argumento emocionante: dos ancianos de 102 y 98 años conversaban amigablemente. Ambos habían combatido en la Guerra Civil, en la cruel batalla del Ebro. Uno, en el ejército franquista; otro, en el ejército rojo.

Pudieron haberse matado, como se mataron otros 17.000 soldados en aquel horrible escenario, pero tuvieron la fortuna de sobrevivir, fueron enemigos durante cuarenta años y el 6 de diciembre de 1978 refrendaron la misma Constitución.

Y olvidaron el pasado. Y se hicieron amigos. Y ahora, en su senectud, comparten los mismos ideales de justicia y de libertad. Eso fue la reconciliación, como lo fue el retorno de los exiliados sin ánimo de revancha; como lo fue la salida de los presos políticos con las amnistías de la primera Transición; como lo fueron la convivencia de Alberti y Pasionaria con los franquistas en las primeras Cortes surgidas de las elecciones del 15 de junio de 1977; como lo fueron las fotos de Carrillo y Fraga; como lo fue aquel pacto no escrito de todos para no repetir lo más trágico de nuestra historia.

La concordia española es eso: que dos personas que se enfrentaron armadas a muerte y que heredaron una tradición de odios y garrotazos ahora se saludan, se respetan y reviven sus recuerdos sin rencor.

Sin embargo, al terminar la exhibición del vídeo, varios dirigentes de Podemos -Pablo Iglesias no había asistido al acto- fueron extremadamente críticos con su contenido.

Acudiendo al arcón de los tópicos, Juan Carlos Monedero lo condenó porque en Alemania un viejo judío no conversaría en público con un viejo nazi.

Y Gloria Elizo, vicepresidenta cuarta del Congreso, tuiteó: «Flaco favor a la Constitución, igualar una dictadura fascista con quien defendió la democracia».

Estas declaraciones me producen una gran perplejidad. Mejor dicho: me producen una enorme pena. ¿Qué España habrían hecho estos dirigentes, qué España habría hecho ese partido, si les hubiera correspondido conducir la Transición?

¿Habrían desterrado a los ganadores de la guerra por el mero hecho de que los cogió en un determinado bando? ¿Les habrían prohibido relacionarse con los perdedores porque estos fueron históricamente más demócratas? ¿Habrían establecido un cordón sanitario entre las dos Españas? ¿Habrían prolongado la división fratricida entre los que se vieron condenados a combatir?

No tengo respuesta. Solo siento una profunda decepción.