Carmen Menéndez, una abanderada del periodismo olímpico español

OPINIÓN

Carmen Menéndez con Esther Canteli
Carmen Menéndez con Esther Canteli

24 dic 2018 . Actualizado a las 09:01 h.

Carmen Menéndez podría ser perfectamente descendiente de Pierre de Coubertin, el padre de los Juegos Olímpicos modernos, porque a los dos les une una pasión común: ambos sienten que el olimpismo es la máxima expresión de la superación humana y de la búsqueda de la perfección.

Heredera de la mejor tradición olímpica asturiana, esta periodista de marcada personalidad dentro y fuera del ámbito informativo, ha recogido el testigo de los pioneros asturianos del movimiento olímpico y, a base de esfuerzo y tesón, es una de las más reputadas divulgadoras del deporte olímpico en España y en el extranjero.

Carmen siente como propia cada medalla del deporte olímpico español, y yo siempre la he conocido trabajando para hacer llegar la historia y la vocación olímpica a cada rincón, a cada lugar, a cada estudiante, a cada niña, a cada niño, para que la información constituya un sólido pilar de la formación de las personas.

Magnífica divulgadora, a Carmen no se le pone nada por delante. Tal vez en la valentía de esta allandesa sin fronteras tenga mucho que ver su cultura familiar, que siempre exhibe con orgullo y humildad, como si de la mejor medalla olímpica se tratase. Y es que Carmen procede de un lugar idílico llamado Villavaser, de amplios horizontes, y poblado por gentes que han sabido y querido respetar el legado de sudor y honestidad que recibieron de sus antepasados.

Carmen siente y ama el occidente de Asturias casi por encima del olimpismo -que en su caso es mucho decir-. Lo ama con la pasión que el pueblo vaqueiro cuidó sus brañas o con la que su amigo del alma el pintor Manolo Linares retrata a sus paisanos del para mí siempre exótico paraíso occidental. Y esa forma de ver y comerse el mundo como una curranta de primera la hace única.

De momento, es la primera asturiana que ha cubierto informativamente dos olimpiadas como parte del equipo de periodistas de una de las agencias de noticias más importantes del mundo: la agencia Efe. Y de momento es la primera asturiana que ha tomado las riendas de la dirección de comunicación de la Real Federación Española de Piragüismo, justo la que atesora los mayores éxitos olímpicos de toda la historia del deporte español.

Su mirada y sus miras están ahora puestas en caminar con paso firme hacia Tokio 2020, como parte del equipo de esa gran federación, en la que navega a toda máquina para contribuir a incrementar y difundir los logros del piragüismo español.

Ella sabe muy bien que los sueños personales, familiares y colectivos se construyen  con el trabajo cotidiano, aderezado con discreción y pausado silencio. Sabe muy bien que la mejor manera de divulgar las medallas de los otros es renunciar a las propias, en un ejercicio de generosidad y prudencia.

Ejemplos como el de Carmen Menéndez me hacen sentirme reconfortada, porque cada vez tengo más claro que las personas luchadoras y constantes son capaces de conquistar todos aquellos sueños que un día imaginaron de adolescentes mirando por la ventana de su casa, sin más horizontes que la grandeza de espíritu que recibieron de sus ancestros, entre los que  -en el caso de Carmen- siempre deambulaba un tal Coubertain…