«In your face»

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto CRÓNICAS DEL GRAFENO

OPINIÓN

27 dic 2018 . Actualizado a las 19:48 h.

Era cuestión de tiempo que alguien lo intentara, y, como en la revista Forbes deben tener mucho dinero, a uno de sus periodistas se le ocurrió imprimir una copia de su cara en tres dimensiones para comprobar si es posible engañar a los sistemas de reconocimiento facial de los dispositivos móviles. Y la respuesta es sí. Thomas Brewster recurrió a Backface, una empresa de Birmingham (Reino Unido) que tiene un estudio de 50 cámaras con las que crearon una fotografía 3D de su rostro, que luego se utilizó como plantilla para que una impresora moldease una careta de silicona que reproduce hasta el último pelo de su barba.

Con esta jeta de goma, Brewster probó a desbloquear varios teléfonos en los que previamente había configurado el reconocimiento facial y uno tras otro fueron cayendo en la trampa: un Samsung Galaxy S9, un Note 8, un OnePlus 6, un LG G7 ThinQ... Solo uno resistió y no se abrió de par en par ante la máscara de pega, un iPhone X.

La prueba, por si alguien desconfía, no estaba patrocinada por Apple. La compañía de la manzana asegura que Face ID, que combina el objetivo frontal TrueDepth, un proyector de puntos (más de 30.000, que crean una especie de mapa facial único), una cámara infrarroja y un iluminador IR, es «la forma más segura de reconocimiento facial en un smartphone». El sistema es tan avanzado que «sabrá quién eres aunque te dejes barba o te pongas gafas de sol». Aquí discrepo: lo he probado en un iPhone X, en un XR y un iPad Pro y a oscuras funciona muy bien, pero como lleves gafas o te cubras con una gorra no te distingue tan fácilmente.

El reconocimiento facial me parece un gran avance, si viene acompañado de otras tecnologías biométricas como el sensor de huella digital o el lector de iris. Que cada cual elija la que más le guste. Pero en la compañía de la manzana consideraron que Face ID era suficiente y eliminaron la posibilidad de desbloquear sus terminales con el dedo, algo que va en contra de la mítica experiencia de usuario. Un ejemplo claro son los nuevos iPad: como la mayoría de las veces los sujetamos en forma apaisada, es fácil tapar con la mano la cámara y los sensores, y el sistema no nos detecta.