Motivos de la necesidad de la movilización por un gobierno de unidad PSOE y Unidas Podemos

OPINIÓN

29 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La esperada derrota municipal y autonómica de Unidas Podemos, mayor que las generales, ha sido en parte por la división creada por Errejón, Manuela Carmena, Llamazares o las confluencias de Compromís o las Mareas, pero sobre todo ha sido por el discurso superfluo, genérico y disperso dado en el ámbito municipal y autonómico, más centrados mediáticamente en políticas identitarias de lengua, género o animalismo, que en respuestas claras ante la crisis económica y la precariedad laboral y social de la clase trabajadora. Pablo Iglesias corrigió en parte el discurso local con impacto en las generales y europeas, pero la división y la jaula de grillos entre Podemos, IU y confluencias en municipios y autonomías, más preocupados por los animalitos, el canto o su sexualidad que por la clase trabajadora o España, el impacto ha sido mortal, así se explica en «apuntes sobre la inflexión política de Unidas Podemos».

La dirección socialista con su discurso social, baraja pros y contras de las alianzas del futuro gobierno de la nación. Parten con la presión de la militancia y votantes que piden un gobierno con Unidas Podemos, pero este es rechazado por la oligarquía financiera globalista, grandes empresarios y la troika europea, que apuestan por un gobierno con la derecha neoliberal de Ciudadanos, para anular su carácter social de izquierdas que ha sido quien le ha dado el gobierno. En medio, un gobierno en minoría con acuerdos puntuales tipo portugués, permitido por la triada neoliberal de la Comisión Europea, Banco Central y Fondo Monetario Internacional, que huye de la fórmula griega de gobierno de unidad popular de la izquierda, boicoteado por el poder económico y de esta actitud política dubitativa del PSOE, deviene la necesidad de la movilización por el derecho a gobernar, ante un medio que puede ser muy amplio.

Es necesaria, porque en estas elecciones generales el principal derrotado ha sido el neoliberalismo de los partidos de la burguesía del PP, Cs, VOX, PDCAT y otros minoritarios, ante el cambio de la actual dirección del partido socialista, que viendo la realidad de miseria y exclusión social que dejaron las políticas neoliberales del PSOE de Zapatero, se autoexcluyeron de estas posiciones en el ejercicio de gobierno, con una política económica más social y bajo acuerdos con Unidas Podemos, por lo tanto corresponde como derecho democrático, el ejercicio de un gobierno del pueblo que desarrolle políticas económicas, que profundicen los derechos sociales y la redistribución económica, como explicamos en «porqué el único voto útil es el de Unidas Podemos». Cualquier oposición de rechazo bajo presión o acoso político a esta opción por los poderes fácticos y económicos, deben ser tratados como un ejercicio involutivo antidemocrático ante el pueblo, que pretende impedir violentando la ley, el gobierno de la mayoría como democráticamente por su victoria, le corresponde al campo popular.

Las fuerzas del pueblo representadas por las confluencias en Unidas Podemos, deben movilizarse y exigir un gobierno de unidad popular, porque si nos bajamos de esta pretensión legítima, nos situamos en otro paradigma, donde el problema no es reconocer las limitaciones de esta democracia monárquica que impone vetos, es su aceptación política como único marco. En cambio, movilizarse por el derecho democrático al gobierno de la mayoría, es optar ante la presión reaccionaria de la oligarquía financiera  empresarial, por la vía de la movilización democrática hacia un proceso constituyente en España, que derribe el régimen neoliberal y corrupto del 78, regenerando instituciones e instaurando junto a las políticas económicas y sociales a favor del pueblo, las que garantizan los servicios públicos de un estado de bienestar, mediante una política de impuestos progresivos en un estado de derecho e igualdad.

En segundo lugar, el debate en el ámbito de la izquierda sobre si gobierno de unidad popular o no, no  puede partir del gusto o experiencia de cada uno, porque es más práctico que teórico y solo podemos decidirlo, poniendo por delante los intereses generales de la clase trabajadora y el pueblo, que en las actuales condiciones de defensiva que vivimos desde hace muchos años, sin organizaciones sindicales, sociales y políticas que nos organicen, unan y movilicen contra las políticas austericidas e incapaces aun, de superar la movilización espontánea y defensiva contra la generalización de la precarización laboral, social y económica de la clase obrera. Si para frenar este genocidio provocado por el neoliberalismo fascista, el único instrumento en lo inmediato es el gobierno de unidad popular entre el PSOE y Unidas Podemos, debemos apoyarlo con nuestras capacidades de movilización, porque el derecho al ejercicio democrático de poder gobernar, forma parte de la lucha política y social por profundizar en el desarrollo democrático de las libertades y los derechos sociales. La consigna de pan, trabajo y libertad de Lenin en el proceso revolucionario ruso, marca la principal línea programática táctica de demarcación, entre los revolucionarios y el neoliberalismo fascista con su política de austeridad y recortes. En definitiva, significa utilizar el veto reaccionario del neoliberalismo al gobierno de la izquierda, en un motivo de movilización y denuncia de los límites de esta democracia monárquica liberal, por un futuro republicano.

A la dirección política de Unidas Podemos, los comunistas y revolucionarios, solo le podemos pedir la misma coherencia política que han mantenido hasta ahora, rechazando acuerdos que no profundizan los derechos sociales, económicos y las libertades de las clases trabajadoras. Lo hizo al inicio de la anterior legislatura no aceptando el acuerdo de gobierno con la derecha neoliberal de Ciudadanos a propuesta del PSOE y recientemente, con el rechazo a negociar la propuesta del grueso del arco parlamentario presente en el Pacto de Toledo, de recortar las pensiones públicas. La izquierda sabemos de  las debilidades ideológicas de los socialistas y de su dependencia económica de la banca, pero también debemos ser conscientes de nuestra debilidad orgánica y política, donde solos, pocas cosas podemos cambiar, en una situación de crisis global y sistémica del modelo de producción capitalista de libre mercado, dónde el imperialismo fascista neoliberal, está aniquilando el planeta con sus excesos de consumo para las minoritarias clases altas, la miseria generalizada para las mayoritarias clases bajas y la guerra para toda la humanidad, como estrategia autoritaria para mantener su gobierno y hegemonía.

A las personas progresistas y revolucionarias temerosas de las mezclas en las confluencias y a la unidad de la diversidad, que ignoran que la táctica es la parte práctica o experimental de la política, la que nos aporta el conocimiento en el arte de la construcción de la teoría revolucionaria, desde la intervención social para la transformación de las cosas, a las incapaces de compartir experiencias y debatir con los que piensan diferente, a las sectarias que piensa que solo ellas representan a la izquierda, al pueblo y a la clase trabajadora, desde el simplismo de todo es blanco o negro; a todas ellas les decimos, que para construir los cimientos del proceso constituyente en España, que acabe con el sistema constitucional, territorial y económico nacido del régimen del 78, por el pacto social de las fuerzas de progreso con la oligarquía española neoliberal durante la transición, debemos embarrarnos en el lodazal de la lucha de clases, sin miedos y temblores a los errores por las alianzas con los que representan a las distintas clases sociales que conforman el pueblo y con los socialistas, el debate no se sitúa en si son o no de izquierdas, sino en si forman o no parte del pueblo, a los que combatimos cuando no hacen políticas de izquierdas, desde la independencia ideológica y política de la clase trabajadora del resto de clases sociales, siempre partiendo de nuestro programa contra la austeridad y la guerra, base de la estrategia de la oligarquía neoliberal. Urge la unidad y la solidaridad como clase, como pueblo y como partido.