Youtube ha frustrado las aspiraciones de muchos usuarios que querían sacar provecho económico de vídeos sobre el coronavirus. Ha desactivado la «monetización» en las piezas que hablen sobre ese tema. ¿La razón? Las ha incluido en la categoría de «temas sensibles», que limita las opciones de lucrarse.
La decisión ha causado polémica. Muchos creadores que viven de sus publicaciones sobre temas de actualidad la han visto con perspectiva negativa. Dicen que los demonizan. Y han acusado a la plataforma de estar aplicando censura y de proteger a los grandes medios. Pero otras voces han expresado su respaldo: creen que servirá para contener la otra gran epidemia que se propaga más rápido que la enfermedad: la de los bulos y la desinformación. La interpretación tiene sentido. Y es coherente con la poderosa maniobra efectuada por Amazon, que ha actuado contra las ofertas de remedios milagro, y Facebook.
La red social, tan tímida en otras ocasiones, ha puesto en cuarentena los anuncios de teorías de la conspiración (como la que culpa del COVID-19 al 5G) y trapalladas. También a los que alarmen innecesariamente a la población o fomenten el desabastecimiento de productos necesarios. Y ha dado barra libre a las campañas de la OMS y otros organismos oficiales. También en Instagram. Así sí, Mark Zuckerberg.