Poco que apostar

OPINIÓN

10 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Oigo la palabra elecciones y me parece que suena a muy lejano, y anda que no nos pasamos votando una y otra vez los últimos cinco años, pero como con todo la pandemia nos ha puesto el contador a cero y saber que hay elecciones el domingo es como una novedad cuando la crisis sanitaria ha sido y sigue siendo lo más importante.

No me parece que vayan a servir los dos comicios de Euskadi y de Galicia para medir si la ciudadanía aprueba o sanciona la gestión de la crisis sanitaria al Gobierno central. Poco margen hay para apostar algo diferente a lo que las encuestas dicen, porque casi todas señalan a Feijóo y a Urkullu como los vencedores, y en el caso del primero por mayoría absoluta, y si es así el presidente gallego en funciones llegará a los mismos registros que logró Fraga al frente de la Xunta (todo un éxito para su trayectoria personal en un momento en el que la fragmentación de los parlamentos conlleva que no haya mayorías absolutas. Así que si todo sale como se espera, el PP seguirá en Galicia aglutinando todo el voto de la derecha y Ciudadanos y Vox no tendrán ni un solo diputado). El PNV también está a punto de lograr sus mejores resultados históricos, por lo que la Lehendakaritza seguirá teniendo un líder nacionalista aunque está por ver si el gobierno vasco lo conforma más de un partido como actualmente ocurre con el pacto con el PSE. Para el resto parece que Podemos se situará en ambos territorios por debajo de los socialistas, EH Bildu y BNG subirán algo y hay quien se atreve a apostar con que Vox consiga un escaño este 12 de julio en Araba/Álava.

Y mientras tanto, los rebrotes amenazan con complicarnos (más si cabe) las cosas. Diez de los catorce alcaldes de A Mariña han pedido que no haya elecciones el domingo porque sus 70.000 vecinos no tienen garantizada su seguridad al estar confinada (hasta hoy) esta comarca lucense (por el ascenso de los contagios de los últimos días). Salvo Asturias/Asturies y La Rioja, ahora mismo en todo el país hay más de setenta focos activos, que afortunadamente se encuentran bajo control, pero que vuelve a sacar el debate de qué debemos hacer en cada momento.

Seguramente tengamos que acostumbrarnos a estar en todo momento con la mascarilla puesta, y por supuesto que sigamos con todas las medidas de higiene (como la limpieza de manos) pero es lógico que nos hagamos preguntas: ¿Podemos salir a la calle todo lo que queramos y reunirnos con quien sea? ¿Podemos viajar sin el miedo a contagiar y a ser contagiado por todo el territorio nacional o por precaución nos volvemos a quedar en casa? La verdad es que está siendo muy difícil equilibrar las cosas, porque la vida tiene que seguir, y yo también me siento triste cuando veo a insolidarios que no cumplen con el distanciamiento social, pero también leo a veces a personas criticar los desplazamientos. A mí es donde me parece que nos estamos armando un lío, porque habría que dejar claro no ya los derechos que tenemos (ya no hay limitaciones de movimiento al no estar en vigor el Estado de Alarma) sino si podemos viajar con toda la seguridad para nosotros y para el resto o si la cautela nos debería hacer pensar al menos dos veces si es el momento de moverse de un lado a otro. Sé que no se puede tener todo, sé que a todos nos preocupa la salud pero a la vez nos debemos habituar a vivir con la amenaza de un virus y extremar nuestras precauciones y si es posible no debemos renunciar a hacer lo que nos apetece tampoco. Es un lío, pero es lo que hay hasta que llegue la vacuna. No obstante, lo peor de todo sería volver a la situación del 14 de marzo, y afortunadamente en estos momentos el panorama es otro diferente.

Y si para todos este 2020 no está siendo el año de nuestras vidas, imagino que para el rey emérito aún menos. El juancarlismo ha muerto y los que se declaraban como ‘no monárquicos’ se han pasado al felipismo y a alabar sus saludos fugaces en las playas del Mediterráneo (personalmente no entiendo qué beneficio le aporta a la Casa Real hacerlo). Los medios nacionales y extranjeros parecen tener mucha más información de sus acciones años atrás y seguirán dándonosla en fascículos. Sinceramente me alegro que se haya terminado ese miedo de la prensa española a publicar lo que es su deber, y más ahora que se debate tanto de si los políticos pueden criticar o no el trabajo de los periodistas o se tienen que morder la lengua. Hay amigos que me apuestan que no le acabará pasando nada, y puede que sea así, pero al menos se ha abierto el debate de la nula lógica de la inviolabilidad del Jefe del Estado y ha quedado por los suelos la imagen de campechano. Parece de broma decirlo pero ahora mismo todos sabemos que es el principal enemigo para el mantenimiento de la monarquía.

Por cierto, buena noticia que las casas de apuestas dejen de colarse en los eventos deportivos, porque el juego a esas escalas es muy peligroso y dañino para las personas. Me alegro que Alberto Garzón haya decidido dar este elemental paso.