Algunos sectores del Gobiernín barboniano andan ocupados en promover «aldeas modelo» y «montes vecinales de mano común» gestionados por arcaicas «comunidades vecinales». Algo a lo que no estábamos acostumbrados con el más cosmopolita y culto Javier Fernández que se interesaba más bien por los retos de la ciudadanía global y el estado del bienestar.
Entienden estos cargos públicos que la aldea todavía es, hoy en día, una «unidad económica» y que los montes públicos estarían mejor gestionados por comunidades vecinales de «casas que echan humo», en vez de por los técnicos y departamentos especializados de las administraciones. En mi opinión, un ejercicio de demagogia, paternalismo y clientelismo. Algún lobby les estará azuzando.
En relación a las aldeas hablan de poner en marcha un modelo en el que se implante en cada aldea una «comunidad social», con asociaciones y cooperativas variopintas, un «sistema agroecológico local» (con «concertación parcelaria voluntaria», que no concentración parcelaria clásica, obligatoria) y un «sistema energético local».