El ancho mundo allá lejos

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

08 mar 2021 . Actualizado a las 09:19 h.

Cuando mi amigo Nacho Dean salió por su propio pie de la Puerta del Sol de Madrid en dirección este y tomó la carretera de Barcelona, empezó una aventura que le llevaría tres años y 33.000 kilómetros, la vuelta al mundo andando. A mí, tal como están las cosas, me gustaría que los miembros del Congreso de los Diputados al completo, salieran del edificio, Carrera de San Jerónimo arriba, llegasen al kilómetro cero y desde allí emulasen a Nacho Dean e iniciasen la vuelta al mundo. En esos tres años ninguno de nosotros los echaría de menos y a su regreso probablemente se encontrarían una país más amable y más tranquilo, funcionando mejor. Y ellos habrían visto mundo. 

Cuando uno viaja, lo que más le llama la atención es la relatividad de los problemas. Lugares donde se cruza la calle abarrotada de vehículos sin mirar, porque ya pararán, donde no se desayuna café con leche sino tamales con chile, donde los niños son de todos y todos los cuidan, donde a los perros se les trata como a perros. Hay países en que el problema no es distraer dinero cuando se construye una carretera, sino que, además, la carretera no se construye.

Es verdad que ahora aquí la cosa está tan divertida que acuden turistas de la kale borroka desde países amigos, Francia, Italia... Barcelona es un parque temático de la lucha urbana, un Benidorm del paintball -ya saben, ese juego de guerrillas donde lo que se dispara son cartuchos de pintura- pero a lo bestia. España es una juerga. Y, sin embargo, hay más mundo ahí fuera.