¿El legado de Merkel, en peligro?

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

OPINIÓN

13 mar 2021 . Actualizado a las 09:49 h.

Ya nadie discute en Alemania que la gestión de la pandemia allí está siendo desastrosa. Este país, que comenzó siendo un ejemplo para los demás en la primera ola de la enfermedad, tropezó gravemente en el otoño y desde entonces todo ha ido de mal en peor, entre el caos normativo entre los estados federados y una vacunación que va a un ritmo asombrosamente lento. La prensa alemana se hace la pregunta de si esto no acabará por empañar el legado de Angela Merkel, cuando esta se retire definitivamente de la primera línea política hacia finales de año, y si esto podría costarle el poder a su partido, la CDU, que además se ha visto recientemente envuelta (concretamente, dos de sus diputados) en un escándalo de comisiones ilegales en compras masivas de mascarillas.

Las elecciones regionales de este domingo en Baden-Wurtemberg y Renania-Palatinado permitirán empezar a comprobarlo, aunque la cuestión requiere algunos matices. En primer lugar, es cierto que la popularidad de Merkel ha caído, pero después de haber subido hasta niveles estratosféricos durante las primeras semanas de la pandemia, cuando sus declaraciones emotivas y a la vez realistas dieron seguridad a los alemanes. Incluso ahora, esos niveles de popularidad se acercan al 70 por ciento. En cuanto a la CDU, su apoyo ha bajado también, pero a un envidiable 30 por ciento. Es muy posible que en las elecciones de Baden-Wurtemberg quede en segundo lugar, pero esta es una región que los conservadores no controlan desde hace una década. Está en manos de un ecologista de Los Verdes, tan moderado (gobierna en coalición con la propia CDU) y singular (es el único presidente regional de este partido) que no sirve para señalar una tendencia. En cuanto a la otra región en liza, Renania-Palatinado, la CDU ha pasado de estar ligeramente por encima de los socialdemócratas del SPD a estar ligeramente por debajo. No son datos catastróficos, lo que confirma algo que parece ser la norma en todos los países: la gestión del coronavirus no pasa grandes facturas a los partidos de gobierno. Otra cosa sería el «escándalo de las mascarillas», aunque su impacto se va a ver amortiguado en las elecciones del domingo porque más de un tercio del electorado ha votado ya anticipadamente, antes de que saltase la noticia.

El legado verdaderamente problemático de Angela Merkel es otro: el de un partido al que deja sin un líder claro, después de haber fracasado en su intento de imponer una sucesora. Tras ese fiasco, se ha ido abriendo paso la figura de Armin Laschet, que se ha hecho con la dirección del partido, pero todavía no es el candidato oficial. Si la mala gestión de la emergencia sanitaria le pasa factura a la CDU será él quien la pague, pero también su rival en el partido Jens Spahn, porque este es precisamente el ministro de Sanidad. El partido se quedaría sin un candidato claro cuando se aproximan las elecciones generales de septiembre, para las que se ha convertido en una obsesión que la CDU «invente» un candidato con el tirón de la Merkel, olvidando que Merkel no tenía tirón alguno cuando se presentó a sus primeras elecciones.