La transformación del mercado laboral

Fernando González Laxe
fernando gonzález laxe PUNTO DE VISTA

OPINIÓN

05 abr 2021 . Actualizado a las 09:21 h.

Karl Polanyi definió en 1944, en su libro La gran transformación, las dinámicas de los cambios a venir. Subrayaba que la subordinación de lo social a lo económico generaría una ola de miseria y argumentaba que el determinismo económico ha dejado de ser operativo en la mayor parte del mundo. En la actualidad, después de los primeros efectos de la pandemia, estamos ante una fase acelerada de transformaciones, cuyas principales modificaciones se ciernen sobre el mercado de trabajo. Presenciaremos en los próximos años un entorno laboral mixto o híbrido. Será irremisible. Habrá un porcentaje importante de teletrabajo (fórmula experimentada de urgencia, a la que hemos tenido que acudir y acostumbrarnos) que contribuirá a acelerar muchos cambios. Habrá, asimismo, nuevos modelos de gestión y de organización, que provocarán disrupciones en las tareas, en las responsabilidades, y en las cadenas de mando. Se redefinirán nuevas regulaciones de trabajo (que se plasmarán en distintos modelos de empleo, de valoración, y de remuneración). Esto es, la próxima normativa no tendrá nada que ver con la actual y, en consecuencia, hay que prepararse para la atenuación de los conflictos, de los desajustes y de las exigencias requeridas y a requerir.

 También se hará visible el crecimiento de nuevas oportunidades laborales. El mercado será más internacionalizado; se mundializará y el teletrabajo influirá en la extensión de las ofertas y las demandas de empleo. Se podrá trabajar en cualquier parte del mundo y optar a cualquier empleo sin tener que vivir en el país, región o ciudad en donde radica la empresa o la institución que nos contrata. Pero, para ello, habrá que poseer mayores niveles de instrucción y habilidades; y presentar un currículo ligado a mostrar alta productividad y eficiencia. Asistiremos a una nueva proporción en las recompensas, la valoración del trabajo y la participación en las decisiones de la empresa. Es posible que la decisión de la retribución quede condicionada al lugar en donde se trabaja; y también es previsible que los nuevos modelos y conceptos de empleo contemplen la activa participación de quienes trabajen en la empresa/institución, pudiendo manifestar su criterio en torno a las decisiones estratégicas de las mismas, incluso ordenado bajo un nuevo marco regulador de carácter internacional. Finalmente, habrá trabajadores esenciales con puestos imprescindibles y otros que tendrán que adaptarse a los mercados laborales, en función de las modalidades y entornos. Estas transformaciones aceleradas superarán varios clichés hasta el momento muy rígidos.

La pandemia ha puesto de manifiesto la aparición y desaparición de algunas profesiones junto a la modificación de nuestros comportamientos y cambios en las racionalidades individuales. Dichas alteraciones exigen una mayor capacidad de adaptación. O sea, tanto los mercados laborales como los empleos variarán acorde a los nuevos escenarios.

En suma, dos consecuencias disruptivas: primeramente, emergerán muchas brechas que nos harán más diferentes y, a continuación, los procesos de selección serán más exigentes. Es decir, nada será como antes. Lo único que no variará es la demanda de talento, de cualificación técnica y de compromiso por la eficiencia.