Fumar no sale gratis

Manuel Aguilar López EN VIVO

OPINIÓN

PACO RODRÍGUEZ

31 may 2021 . Actualizado a las 09:11 h.

Al margen de tópicos interesados y justificaciones inverosímiles, desde la evidencia científica podemos afirmar con rotundidad que el tabaco no tiene ni un solo efecto beneficioso para la salud. Es más, donde ataca arrasa con unas consecuencias deplorables para la vida y la calidad de vida de las personas. En España, causa más de cincuenta mil muertes y representa el 13 % del total de los fallecimientos anuales. Es evidente que fumar no sale gratis. El hábito tabáquico está detrás de un gran número de tumores malignos como los de pulmón, vejiga, lengua, laringe, esófago y estómago. Solo el primero ha matado a 1.597 gallegos en el 2020.

Por el contrario, dejar de fumar tiene un impacto inmediato sobre las patologías cardiovasculares y, a medio y largo plazo, sobre las oncológicas. Y dejarlo cuanto antes mucho más. Romper con el tabaco a los 30 años tiene un jugoso premio: dos lustros más de esperanza de vida. Fumar en la juventud con el falso criterio de que a esa edad el cuerpo todo lo aguanta para dejarlo más adelante, es un craso error porque puede desencadenar unas mutaciones celulares que se manifestarán con el paso del tiempo. El abandono del cigarrillo por los hombres y el aumento de su consumo por las mujeres ha provocado que algunos cánceres que, hace unos años, eran fundamentalmente masculinos hoy tengan un impacto similar entre la población femenina.

Según un estudio de la AECC, en prácticamente el cien por cien de los espacios públicos donde hay menores hay restos de humo ambiental del tabaco: en el 95 % de las terrazas, 78 % de los accesos a los locales de hostelería, 46 % de las entradas de los colegios y un 41 % de los parques infantiles. Los niños fuman sin encender un cigarrillo y en una edad en la que son especialmente vulnerables a los efectos del tabaquismo. El asunto es muy grave. La exposición de los menores al humo del tabaco provoca un mayor riesgo de desarrollar un cáncer y enfermedades cardíacas en la edad adulta, un 50 % más de otitis, un 20 % más de crisis asmáticas y un 30 % más de infecciones respiratorias. A pesar de lo que se ha avanzado en la lucha contra el tabaco, la normalización de su consumo tiene un efecto altamente pernicioso: nuestros jóvenes comienzan a fumar a una edad escandalosamente temprana, a los 14 años. Los datos son claros. Por eso, desde la AECC solicitamos al Ministerio de Sanidad que amplíe la Ley Antitabaco y no permita fumar en espacios públicos donde haya menores.