Los incendiarios del lobo

OPINIÓN

Foto de archivo de una manada de lobos
Foto de archivo de una manada de lobos Carlos Castro

25 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Las personas que nos dedicamos a la política, muy especialmente las que llegan a gobernar deben ser apaciguadoras, de consensos y dialogantes. Por encima de los intereses individuales y de «votos» hay que velar por los generales, y el bien común.

Estamos en otoño, las golondrinas migraron hace unas semanas. Cualquier persona que conozca el campo y tenga más de 40 años sabe que el número de golondrinas disminuyó de manera drástica en las últimas décadas. Como disminuyen los insectos o los gorriones. Son señales de alarma de un problema que afecta a los de derechas y a los de izquierdas y a los de ningún sitio. A los ricos y a los pobres. Por eso, el cambio climático, el medio ambiente, la biodiversidad no deberían ponerse en duda, deberían estar por encima de cualquier economía, al igual que la salud. En realidad, viene a ser lo mismo, si no cuidamos la casa donde vivimos, enfermaremos.

A la prensa le interesa incendiar con titulares como este: «Calvo advierte de que la protección del lobo puede «generar un conflicto social». Enfrentar a unos y otros, generar polémica, genera clics.

El problema es que personas de la política se apuntan también a enturbiar el debate y polarizar la sociedad para tapar otras vergüenzas y pasan a ser parte del problema en lugar de ser parte de la solución.

Ya está bien de jugar con unos y otros. Paguen los daños. Paguen por la convivencia. Informen de la necesidad de no perder más especies. Hagan el favor de apostar por la prevención y si no son capaces de hacer política así, váyanse para sus casas.

Las normas hay que hacerlas cumplir y si no se entienden hay que explicarlas mil veces, pero para eso hay que estar informados y concienciados. Lo más fácil es coger un altavoz y recibir aplausos de quien escucha lo que quiere oír, pero eso nos lleva al enfrentamiento, la polarización y a no buscar soluciones a los problemas reales.

Informen de cuántos daños por lobo hay al año. Dónde y a qué ganaderías. Si esos daños se repiten en las mismas circunstancias o no, y si hay manera de prevenir esos daños. Informen de cuánto dinero se paga para prevención de daños. Cuánto dinero de las subvenciones que se reciben son por convivencia con la fauna del lugar. Informen cuánto dinero se debe a los ganaderos por daños causados y cuántos meses tardan en pagarse los daños. ¿Cuéntennos la verdad? ¿Quieren hablar del lobo? Hablen. Pero ustedes tienen todos esos datos, informen con rigor. Digan también si hay fraude o no. Si hay denuncias por cobros abusivos, por daños falsos. Digan porqué esos daños falsos se siguieron cobrando una y otra vez sin hacer un seguimiento exhaustivo y porqué a los demás no se les pagan. Cuando salgan en prensa diciendo que apoyan a los ganaderos informen de todos esos datos, que eso sí les tiene que interesar. Vamos a ver si empezamos a poner los puntos donde hay que ponerlos.

Hace unos días salían en prensa los concejos que están a la cola en renta per cápita. Esos concejos ¿tienen daños de lobo? ¿Cuántos daños al año? Nos enfrentamos a un mundo nuevo y con muchos riesgos. Tenemos que trabajar para construir una Asturias capaz de sobrevivir en libertad e igualdad en este mundo globalizado y a veces tan terrorífico. La ganadería extensiva en Asturias es una actividad económica no sostenible económicamente, que necesita de las subvenciones para sobrevivir. Es además un sector masculinizado, casi sin relevo generacional y que vive en tensión permanente porque una subida del precio del pienso o un cambio en el mercado de la carne los lleva al borde la ruina.

La lucha por el control del consejo regulador de la IGP de ternera asturiana o el real decreto del cuchu que redactó y aprobó el gobierno del PP, son la muestra de las tensiones y las dificultades de enfocar un futuro para el sector de la ganadería extensiva, un sector que es fundamental para el mundo rural, pero que no es el único.

Señora Mallada, el problema no es el Ministerio de la Transición Ecológica. El problema no es el lobo, son los titulares incendiarios aplaudidos por la ciudadanía sin información veraz y políticos como usted con más ganas de enfrentar que de solucionar. De incendiar que de apagar. De opinar que de informar.