Mr. high-tech

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto CRÓNICAS DEL GRAFENO

OPINIÓN

HENRY NICHOLLS | Reuters

23 dic 2021 . Actualizado a las 08:43 h.

Ha muerto Mr. high-tech, Richard Rogers, arquitecto británico pero de ascendencia italiana (de hecho nació en Florencia), lo que probablemente influyó en su personalidad humanista. Rogers era más que acero, cristal y edificios de ciencia ficción, aunque dedicara su vida a construirlos. Lo han enterrado como «el arquitecto de la T4 de Barajas», que hizo junto al gallego Antonio Lamela, pero si por algo hay que recordarlo es por el Centro Pompidou de París y por el Lloyd's Building de Londres. Dos iconos de la arquitectura post-industrial, con sus interiores diáfanos y las instalaciones —tuberías de agua, conductos de ventilación y electricidad, ascensores, escaleras mecánicas— localizadas en el exterior, como si hubieran destripado el edificio o hubieran puesto su piel del revés.

Rogers coincidió en Yale con Norman Foster, con quien formaría el estudio Team 4 junto a sus respectivas parejas y futuras esposas, las también arquitectas Susan Brumwell y Wendy Cheesman. En Estados Unidos también trabajó para Skidmore, Owings & Merrill, la mítica firma de ingeniería, arquitectura y urbanismo global; no menos importante que Ove Arup, con el que colaborarían él y Renzo Piano en el proyecto del Pompidou. Algún día se escribirá la historia con nombres propios de la ingeniería estructural.

He recordado a Rogers después de visitar la exposición Peter Lindbergh Untold Stories. Las fotografías serán muy buenas, pero no me gusta verme reflejado en el vidrio que las protege. Lo que más me interesó fue la intervención de Elsa Urquijo reformando una nave industrial y unos antiguos silos, y esparciendo unos cuantos contenedores pintados de negro, algunos vaciados para crear una galería-serpiente de acceso. Es un acierto recuperar espacios industriales para usos ciudadanos, manteniendo o haciendo referencia a su actividad pasada. De nuevo me viene a la memoria lo que habría podido suponer para A Coruña el proyecto de Jean Nouvel para el Palexco y el centro de ocio adyacente. El puerto de Marineda es una mina de oro, si saben mirar más allá del negocio. Ahora, por ejemplo, quieren retirar la Medusa, una Millenium Dome llena de posibilidades, aunque no lleve la firma de Richard Rogers.