La escandalosa subida de las tarifas energéticas no son abusivas, son un atraco

OPINIÓN

Abundan los consumidores que tiemblan cuando reciben la factura de la luz
Abundan los consumidores que tiemblan cuando reciben la factura de la luz MARTINA MISER

28 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La subida de todas las tarifas energéticas en un corto espacio de tiempo hace imposible la subsistencia de la humanidad. Si antes era ya difícil sobrevivir y llegar a fin de mes, esta salvajada por parte de los que tienen el poder y control de todas las industrias energéticas nos obliga a vivir arrastrándonos al son de sus intereses. Son personas sin alma y sin corazón que no les preocupa para nada las necesidades de las personas, les da igual que sean niñas y niños pobres. Todo vale mientras sigan enriqueciéndose y no afecte a los de su clase social. Los precios de la energía se han disparado como jamás había ocurrido y con este el crecimiento de los precios de todas las mercancías y productos de consumo vitales para nuestras vidas.

Los analistas utilizan distintas razones para explicar el porqué de este aumento, pero sin ponerse de acuerdo en la razón fundamental del mismo. Sin embargo no se puede ocultar que por debajo de los argumentos que manejan los economistas, subyace el hecho incuestionable de que este abuso y atraco no son solo consecuencia de las guerras anteriores y la actual  entre Rusia y Ucrania, sino también la codicia de los especuladores privados que controlan la mayoría de las empresas energéticas en el mundo. Siendo casi siempre esta razón la causa de las guerras y la justificación para imponer estos precios insostenibles para cualquier economía, pero sobre todo para las personas  más vulnerables, que de ningún modo pueden hacer frente a esta  gravísima situación.

El petróleo hoy por hoy sigue siendo el que marca todas las rutas energéticas que en estos momentos arruinan nuestras vidas. Seguido por el gas y la electricidad. Cuando sube el petróleo arrastra todos los demás precios, sin que se establezca ningún tipo de control por parte de los responsables que tienen competencias para poder hacerlo.

Las previsiones de vida para el petróleo, según los intereses que se manejan en cada momento, hablan que en 2050 y 2100 se producirá una caída casi total de las reservas petrolíferas mundiales. De cualquier manera, está claro que el control de esta materia prima básica en el mundo desarrollado de hoy, marca y marcará el nuevo siglo del imperialismo.

En esa lucha por la posesión del petróleo, EE.UU ha superado un salto en la rivalidad interimperialista al apropiarse, mediante otra guerra brutal, ilegal y colonizadora de Irak. El país que, según todas las estimaciones, tiene las mayores reservas mundiales de crudo de mayor duración, calculada para más de 100 años.

Si tenemos en cuenta que las reservas propias de Europa apenas sobrepasan los 17.000 barriles, mientras que la mayor reserva de crudo del mundo, la región del Golfo Pérsico y otros países de Oriente Próximo, alcanza los 850.000 millones de barriles, comprenderemos la importancia geoestratégica de esa zona y la disputa interimperialista a partir de la guerra de Irak, que es la que marca la hoja de ruta por el control geoestratégico en todo el mundo.

La mayoría de los conflictos políticos o bélicos actuales se sitúan en la órbita de la producción del petróleo. El petróleo es por tanto un estado de lucha permanente y profunda entre los países imperialistas más avanzados por hacerse con las reservas petrolíferas mundiales más importantes.

En la actualidad, aunque se esté hablando de otras medidas energéticas, que es evidente que cada vez son más necesarias, pero que aún parecen lejanas en el tiempo, hay que decir que no existe alternativa viable para suplir al oro negro. Hace tan solo unos años concentraba el 35% del consumo energético del planeta, seguido por el gas con un 28%, tras la renuncia de muchos países a la energía del carbón, entre ellos el nuestro. Es de destacar que casi el 90% del petróleo va dirigido a combustible para la locomoción, de ahí que cuando se incrementan los precios del combustible se produzca un auténtico caos económico.

La Unión Europea con sus 17.000 millones de barriles de reservas propias se encuentra muy lejos de las reservas de EE.UU. Necesita la creación de un nuevo orden que limite las ambiciones desatadas de su, hasta hoy aliado, y cada día más su rival imperialista, que ha logrado hacerse con el control de las segundas reservas directas, intentando en la actualidad acercarse también a su principal enemigo «Venezuela» para negociar la compra de petróleo en ese país y poder seguir conservando intactas sus reservas y el dominio con el resto del mundo y de Europa en particular, situándose bien colocados también militarmente, en la zona de salida al Mediterráneo de los gasoductos y oleoductos que proceden de la antigua URSS. Europa mantiene una política (la política no es sino la guerra  por otros medios) de resistencia ante el gigante americano y su poderío, exigiendo el establecimiento de normas internacionales de derecho que garanticen la pugna pacifica por los mercados.

El control de las fuentes de materias primas lleva implícito el mantenimiento del atraso y la independencia de las grandes potencias imperialistas por parte de las naciones y pueblos que tienen la «desgracia» de vivir en las zonas donde abundan esas fuentes de riqueza para el capital y de miseria y opresión para las masas populares de esos países.

Las necesidades del sistema nos están llevando a un camino sin retorno y a las propias contradicciones del capitalismo. La concentración de millones de trabajadores en torno a grandes zonas enfermas, alejadas del campo y la producción de alimentos, exige un movimiento constante de transporte de mercancías para poder mantener los ritmos necesarios de la gran industria y el propio consumo de las masas populares. El derroche que acompaña a la sorda y ciega ley del beneficio capitalista es insoslayable si no se suprime la actual forma de producción  y enriquecimiento de un sistema burgués. La planificación social del trabajo por los propios productores es la única solución posible para evitar las guerras de intereses capitalistas, lograr el equilibrio y desarrollo justo de todos los países y alcanzar la armonía individual y ecológica.

En cuanto a nuestro país, urge y mucho tomar medidas para hacer frente a esta situación escandalosa en la subida de la energía, en la que tan solo en un año se han triplicado los precios, lo que hace inviable la supervivencia de las personas. Si las grandes empresas como Arcelor y otras, están anunciando  regulaciones de empleo y despidos, nos podemos imaginar la situación de los transportistas, los pescadores, los agricultores, etc., que ven como sus gastos son superiores a sus ingresos. Esto les obliga a paralizar su actividad, con lo cual nos podemos imaginar lo que conlleva para todo nuestro tejido social. Estamos al borde de un estallido social que puede ocurrir en cualquier momento, porque el límite de aguante ante esta opresión que nos acogota y asfixia es inmenso.

El gobierno no puede mirar para otro lado. Tiene que tomar medidas para dar soluciones urgentes a esta grave situación y no valen parches que solo sirven para alargar un poco más la agonía colectiva que estamos sufriendo. En los momentos difíciles, es cuando tiene que verse el verdadero compromiso de un gobierno, el cual debe pasar ya de forma inmediata por intervenir el sector energético y parar esta sangría porque es un clamor popular.

Todos los indicadores apuntan que esta brutal subida, sin precedentes en la historia, vino para quedarse. No parece que los precios vuelvan a bajar en la misma proporción que lo hicieron para subir, con lo cual los grandes desequilibrios económicos en la carestía de la vida también van a continuar.

Es por ello que el gobierno tiene que poner en marcha de una vez por todas, además de las medidas que se están valorando para su aprobación, que son insuficientes a todas luces y solo pueden ayudar a aliviar un poco la situación actual, que toda la gestión energética en nuestro país debe estar bajo la tutela y control  público del estado, tal y como lleva proponiendo desde hace tiempo el socio minoritario en el actual Gobierno de coalición. Otros países como Francia en manifestaciones de su presidente Macron estudian también esta alternativa como solución más viable. No le den más vueltas, o se gobierna para resolver las necesidades sociales legislando, o si no, lo seguirán haciendo como hasta ahora, los especuladores y su insaciable codicia a cuenta de nuestro sacrificio.