No es eléctrico todo lo que reluce

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto CRÓNICAS DEL GRAFENO

OPINIÓN

LUCY NICHOLSON | REUTERS

05 may 2022 . Actualizado a las 09:00 h.

Parte de la fortuna de Elon Musk, el nuevo hombre —perdón, persona— más rico del mundo según Forbes, se la debe a los noruegos, que se derriten por sus Tesla. El país nórdico tiene la mayor tasa de adopción del coche eléctrico del planeta, más del 80 % de los vehículos que se venden allí son cien por cien sin emisiones.

España no es Noruega. Las rías gallegas pueden competir con sus fiordos, pero no tenemos petróleo y los coches eléctricos solamente suponen el 4,31 % del mercado. Como bien explicaba Manoli Sío en estas páginas, los vehículos electrificados van ganando terreno, pero aun falta bastante para decir adiós a la gasolina y el diésel. Los híbridos acaparan el 41 % del parque automovilístico español, pero ¿un híbrido es un coche eléctrico? Vale, aceptamos pulpo como animal de compañía. Un híbrido es un eléctrico... y también es un coche de combustión. De hecho, es más esto último que lo primero, porque el motor eléctrico apenas les permite recorrer entre 50 y 80 kilómetros (en el mejor de los casos) mientras que gracias al de gasolina o de gasoil disfrutan de cientos de kilómetros de autonomía.

Hay incluso coches híbridos que no pueden recorrer un solo metro sin echar humo por el tubo de escape. Son los mild hybrid (o hibridación suave), cuyo motor eléctrico, asociado normalmente a una red de 48 voltios, se utiliza exclusivamente para apoyar al de combustión en las arrancadas y así disminuir —muy ligeramente— las emisiones y el consumo.

Después están los híbridos tradicionales, con una batería de pequeña capacidad que se recarga con las frenadas y les permite circular en modo completamente eléctrico durante uno o dos kilómetros, y nunca a más de 50 o 60 kilómetros por hora. Al igual que los híbridos enchufables —estos con un panel de celdas de ion-litio mucho mayor, lo que les da más autonomía eléctrica—, podrían funcionar toda la vida sin cargar su batería ni una sola vez, es decir, circulando solo con combustibles fósiles.

Ah, y también están los REEV (siglas en inglés de vehículo eléctrico de autonomía extendida), que se pueden enchufar, pero tienen un motor de combustión que genera energía para alimentar la batería.

Así que ya lo saben, no es eléctrico todo lo que reluce.