La tragedia del pesquero Villa de Pitanxo, no es ningún secreto

OPINIÓN

Minuto de silencio en el Concello de Cambados por el naufragio del Villa de Pitanxo, donde estaban presentes amigos y familiares de Miguel Lumbres Cumpra.
Minuto de silencio en el Concello de Cambados por el naufragio del Villa de Pitanxo, donde estaban presentes amigos y familiares de Miguel Lumbres Cumpra. Martina Miser

06 jun 2022 . Actualizado a las 08:13 h.

El gobierno español se sigue negando a poner los medios para investigar las verdaderas causas de la muerte de los 21 marineros en aguas de Terranova el pasado 15 de febrero, tras el hundimiento del pesquero gallego Villa de Pitanxo.

Después de varios meses de declaraciones de dimes y diretes, la hipótesis más verosímil del hundimiento no ha variado un ápice.

El patrón del buque que está prevista su declaración en estos días como investigado y los dos testigos supervivientes del naufragio, coinciden en señalar que el Villa de Pitanxo, se hundió cuando intentaba subir a bordo el saco de red cargado de pesca, lo cual no pudieron hacer porque estaba enganchado en el fondo.

Parece ser, según las distintas fuentes de información que se manejan, que el patrón, en su empeñó de meter a bordo un buen copo de pesca, forzó las maquinillas provocando que el barco metiese la aleta de babor en el agua, escorase hacia esa banda para finalmente hundirse, provocando la mayor tragedia del sector pesquero de los últimos cuarenta años.

Así pues, las causas del accidente parecen ser claras y hasta ahora no han aflorado otras hipótesis alternativas técnicamente más creíbles. Sin embargo, la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos, (CIAIM), que debería estar formada por expertos en navegación y no por tecno burócratas acomodados en tierra, se han negado desde el primer momento a investigar el barco hundido, para comprobar que efectivamente el aparejo estaba embarrado en el fondo y unido a las maquinillas de arrastre del Pitanxo.

Las informaciones «oficiales», que se están dando tras el lamentable siniestro, no ofrecen ninguna credibilidad, porque el verdadero objetivo, es investigar a fondo las casusas de los accidentes como el que nos ocupa, algo que no se está haciendo de forma rigurosa, para evitar que tragedias como esta, no vuelvan a repetirse nunca más.

Hasta ahora se han buscado disculpas falsas o pruebas inconsistentes, para negar primero y aplazar después la bajada al pesquero hundido.

Se ha dicho que era técnicamente inviable bajar a 1000 m de profundidad, que España carecía de medios para realizar ese tipo de operaciones, que era como buscar una aguja en un pajar, que lo que se intentaba solo era recuperar los cuerpos, etc. Falsedades y patrañas de burda naturaleza que las familias de los pescadores fallecidos no se merecen, ni tampoco el resto de la gente del mundo de la mar, qué se juegan sus vidas permanentemente para ganarse el pan.

Ya se ha demostrado que bajar al pesquero hundido es técnicamente viable, que España cuanta, con medios suficientes para hacerlo eficazmente, que los barcos del IEO, llevan 34 años haciendo inmersiones exitosas con fines científicos en esa misma zona y que hace meses el buque Ángeles Alvariño, rastreó durante 64 días los fondos marinos en aguas de Tenerife.

Se bajo al Titanic, al Prestige y a otros barcos hundidos en lugares mucho más profundos que el del Pitanxo. Así pues, no hay disculpa, incluso una empresa noruega se ha ofrecido a prestar gratuitamente los equipos necesarios, para realizar el reconocimiento del pesquero Villa de Pitanxo.

No es fácil imaginar que es lo que pasa por la mente de quienes tienen que tomar la decisión de buscar evidencias en un caso en el que hay 21 muertes, cuyas causas deben ser conocidas en la medida de lo posible, salvo que haya miedo a que salgan a la luz las manifiestas irregularidades que rodean la tortuosa historia del Villa de Pitanxo, con posibles reformas ilegales, sanciones por pesca ilegal, despachos ilegales, jornadas de trabajo de 20 horas diarias, y todo un cúmulo de irregularidades que deberían salir a la luz ,con el fin de evitar las lamentables condiciones en las que trabajan la gente de la mar.

No es la primera vez que existen sospechas sobre las verdaderas casusas de los accidentes marítimos. No es la primera vez que se hunde un barco de pesca por tratar de arrancar del fondo un aparejo embarrado. En el caso del Monte Gelineiro siguen siendo intensos los rumores sobre las verdaderas causas del accidente.

Investigar no significa certificar, sino simplemente tratar de obtener pruebas relevantes, evidencias, datos que nos ayuden a evitar que la pesca siga siendo el sector con mayor índice de siniestralidad de todos los sectores productivos.

El gobierno está obligado a investigar y a publicar resultados amparados por evidencias, no por meras elucubraciones tecno burocráticas adornadas para la ocasión.

Los gobiernos autonómicos y ayuntamientos de las zonas marítimas, cuya principal actividad es la pesca, no pueden permanecer pasivos ante este gravísimo accidente y deben ponerse al frente también de la exigencia en el esclarecimiento de los hechos.

Sería una irresponsabilidad que se dejase pasar los meses de buen tiempo, para evitar la posibilidad de obtener pruebas basadas en una evidencia.

Pescan para ganarse la vida en unas condiciones infrahumanas y encuentran la muerte. Cerrar la investigación sobre las causas del siniestro del pesquero Villa de Pitanxo, supone la perpetuidad de los accidentes marítimos   

La solución no es el carpetazo, sino la actuación responsable de un gobierno y el resto de instituciones políticas y judiciales coherentes y comprometidas con quienes nos traen el pescado poniendo en riesgo lo más valioso que tienen: sus vidas.

Sus familias merecen respeto y una explicación clara y precisa, seguramente para ellas es mucho más importante que la indemnización que puedan percibir, la cual nunca les compensara su tremenda y dolorosa perdida.