De las inviolabilidades de derecho y de hecho a la autocracia en lo del Sahara

OPINIÓN

El rey emérito, entrando a la embarcación.
El rey emérito, entrando a la embarcación. CAPOTILLO

19 jun 2022 . Actualizado a las 11:28 h.

 I.- Teoría sobre la Democracia:

 En el último mes de mayo, la actualidad editorial francesa estuvo en la publicación del libro Así muere la democracia (132 páginas). Las autoras del libro son dos teóricas de la política, Chantal Delsol, de derechas, y Myriam Revault D´Allonnes, de izquierdas. Y el libro tiene intereses añadidos:

a).- La editora es Mazarine Pingeot, hija del que fuera Presidente de la República francesa, el socialista François Mitterrand, que allá por los años noventa del pasado siglo, se afanó, incluso sirviéndose de los servicios secretos, en ocultar, tal hija extramatrimonial. Mitterrand no reparó en utilizar medios ilícitos y delictivos para silenciar a los medios de comunicación independientes. ¡Qué escandalosa protección en Francia y en España a los Jefes de Estado respectivos por los servicios secretos! Lo de España lo acabaremos sabiendo, aunque sea gracias a los jueces ingleses.

b).- El contenido del libro tiene la forma medieval de la disputatio, en la que dos expertas, escribiendo en forma de cartas o epístolas, contrastan sus diferentes opiniones, con disputas de adversarias, jamás de enemigas. Pingeot, apellido de madre, ya anunció que, con el mismo «formato» se publicarán libros sobre ecología y el laicismo. 

c).- En tiempos de servicios secretos, de espías o de espionajes, es interesante recordar que en el libro publicado en 2016 ¿Dónde está el Poder? dirigido por Jean Bimbaum, periodista y ensayista, hay un capítulo IV a cargo de Myriam Revault  que se titula El Poder: entre secretos, mentiras y verdades, y en que se dice: «El arte de gobernar es ante todo el de engañar a los hombres».   

d).- El diálogo entre Delsol y Revault se inicia con la carta de esta última, en la que recuerda la tópica frase de Churchill, nacido en 1874 y muerto en 1965, líder conservador británico, y pronunciada en 1947 en el curso de un debate parlamentaria en Westminster: «La democracia es la peor forma de gobierno, con excepción de todas las demás que se han experimentado en la historia». 

Es complicado saber en qué consiste la Democracia, siendo más fácil saber en qué consiste la Dictadura. Para unos, la democracia es procedimental o instrumental: unas reglas que hagan posible el cambio político, alternancias en el poder, con juego limpio y sin derramamiento de sangre. Para otros, mucho más exigentes, proclaman una versión sustantiva, casi religiosa, que, además de lo anterior, hagan disminuir las desigualdades entre los miembros de la comunidad. Para Myriam Revault, que invoca a Alexis de Tocqueville, la Democracia, mucho más que un régimen jurídico y político, es una forma de sociedad, un way of live o manera de vivir juntos. Para Chantal Delsol, que invoca a Claude Lefort, la Democracia es un sistema político que sólo puede funcionar cuando no se cree en una verdad única y definitiva: es el debate continuo sobre el bien y lo verdadero.       

II.- La Democracia en España:

Se dice que hay una crisis global y total de las formas políticas, también, naturalmente, de la democracia. Ahora bien, escribir en España sobre la «crisis de la democracia» tiene unos riesgos y peculiaridades derivadas de una singular y la traumática historia, la Historia de España, que en el siglo XX sufrió una cruenta Guerra Civil, seguido de un régimen dictatorial que permaneció en el poder décadas y otras décadas de una llamada «transición» a la democracia. Esa vivencia fue muy traumática: traumatismos de almas y cuerpos, que no hay manera fácil de esquivarlos, y con estigmas, heridas y complejos que aparecen por doquier.

Ese hecho determinante y peculiar, la Guerra Civil, tan difícil de olvidar por unos, los ganadores, y por otros, los derrotados, exigiría un especial cuidado, a todos; al mismo Rey, que parece haber olvidado quién lo puso ahí, y a los demás ciudadanos, empezando por los que nos gobiernan, para que, lo que tanto costó, o sea, la democracia, no esté tan en crisis como lo está hoy, atacadas tanto las condiciones formales de la misma, como es la separación de poderes, y las condiciones sustantivas, señaladas por Tocqueville. Ya lo escribió Marc Bloch, víctima de la Gestapo y de Vichy, fundador de la Escuela de los Annales: «La incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado». Incomprensión e ignorancia, presente y pasado, claves para la Historia política española. Los atajos antidemocráticos de ciertos políticos son muy peligrosos.

III.- Inviolabilidades y lo otro:

Los recientes debates y propuestas sobre la inviolabilidad de la «persona del Rey» (artículo 56.3 de la Constitución española), tan cercano a la inviolabilidad del Jefe de Estado franquista del artículo 8 de la Ley Orgánica del Estado de 1967, son impecables desde el punto de vista democrático, pero sorprende que se omitan y no se denuncien también otras inviolabilidades, no de derecho sino de hecho, tan perversas unas como otras; y así se silencie, por ejemplo, el artículo 102.2, también de la Constitución española. ¿Es que los Presidentes de Gobierno desde 1978 no han delinquido? ¿Son también intocables? Parece que si

Esas otras inviolabilidades, de los Presidentes de Gobierno, que hagan lo que hagan nada les ocurre, son graves pues pudieran facilitar la comisión de irregularidades graves en las más altas instancias del Estado. Acaso y tal vez, de eso, pudiera haber ocurrido recientemente, con la famosa carta, de 14 de marzo último, sobre el cambio de la posición de España  sobre el conflicto del Sahara, con la auto-atribución presidencial de funciones que son propias y así lo parecen, de la dirección del Estado, de política internacional, lo cual, según la Constitución española en el artículo 97 y en la Ley del Gobierno de 1997, parece que correspondería al Gobierno de base política no monocolor, sino de coalición (Psoe y Podemos); no a título personal del Presidente de Gobierno. Es lamentable que en España haya que preguntarse ¿Qué Gobierno es éste, el nuestro?  

Se continuará en una 2ª parte, desarrollando este final.