En el olvido

OPINIÓN

Búsqueda de supervivientes en Turquía
Búsqueda de supervivientes en Turquía BENOIT TESSIER | REUTERS

10 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Estos días me he estado acordando mucho de Antonio Fraguas (Forges) por sus viñetas con el «no te olvides de Haití» (en relación al terrible terremoto que asoló el país caribeño en enero de 2010). Trece años después no nos importa lo que allí está pasando (y no hace falta ser muy listo para saber que mucha gente que lo perdió todo no ha recibido ni una sola ayuda), al igual que con otras catástrofes naturales que en su día tuvieron mucho interés mediático, como fue con el tsunami que en 2004 devastó las costas de Indonesia, Sri Lanka, India, Tailandia (y de otros países con olas que llegaron a los treinta metros). Ahora vemos que en Turquía y Siria luchan contra reloj para salvar a las personas (e incluso animales) que permanecen debajo de los escombros, pero en cuanto dejen los medios de comunicación de ofrecernos imágenes, haremos borrón y cuenta nueva hasta el próximo terremoto. Otro tema del que nos olvidamos rápidamente son de las guerras. Ahora estamos interesados en Ucrania por las consecuencias que nos atañen a occidente, pero ya no prestamos interés ni por Irak, ni por Afganistán, ni por la propia Siria ni mucho menos por el continente africano. Se puede concluir, sin la menor posibilidad de equivocarse, que el caso que nos ocupa en la actualidad tendrá la misma suerte en próximas fechas, Solo espero que en el ‘mientras tanto’, o dicho de otra manera, ya que ahora prestamos atención a las zonas afectadas de Turquía y de Siria, se puedan acelerar los pasos para mejorar la vida de esas gentes (que ya de por sí son precarias) antes de que caigan en el olvido colectivo.

Que un tema se convierta en actualidad es a veces cuestión de azar. Me resulta curioso que la polémica sobre el tamaño de los vagones de la antigua FEVE para Asturias/Asturies y Cantabria haya salido ahora. Digo esto porque hablamos de un error (o chapuza, como prácticamente todo el mundo piensa) detectado en 2020 y, afortunadamente, evitó construir esos vagones (primero se dijo que no entraban en los túneles y ahora se dice que eran más pequeños de lo debido). Yo no sé si fue que la pandemia monopolizó todas nuestras preocupaciones y es el motivo por el que este asunto es uno más de aquellos que, pese a su gravedad, quedaron en un segundo plano dada la situación de emergencia sanitaria mundial (por recordar otro caso que me pareció lamentable de aquellos días: la propia Casa Real emitió un comunicado, con el fin de que pasara desapercibido, para anunciar la renuncia de Felipe VI de la herencia económica que le pudiera corresponder de su padre). No obstante, y ya que saltó este tema, creo que es una opinión unánime y reconocida por todas las formaciones políticas de que hay que fomentar el transporte público, pero para ello las administraciones son las responsables de mejorar la red, puesto que si no es práctico ni útil viajar de esta manera, es evidente que seguiremos en las mismas. Por ‘a’ o por ‘b’ se dejó en el olvido apostar por el tren de cercanías y la consecuencia no es otra que la que podemos observar en cualquier estación: hay trenes que tienen más de 40 años de vida, que sufren habituales retrasos y averías, y así no vamos a ningún lado. Lo que cabe desear es que no se produzcan más demoras, que se coordinen mejor entre Renfe y Adif y que se diseñen y construyan esos trenes con la mayor rapidez posible.