Coches grandes y piscina

OPINIÓN

MONICA IRAGO

09 mar 2023 . Actualizado a las 06:06 h.

No tengo ninguna esperanza puesta en la Ley de Vivienda esa que se anuncia y se desanuncia y se debate y se lleva y se trae y que todavía no sabemos cuándo se va a aprobar si es que llega a hacerse. Ni tan siquiera sé qué va a contener, pues casi todas las noticias que leo están llenas de suposiciones. Pero aunque se logre aprobar, algo que no puedo negar que sería un buen paso, las competencias de vivienda están en manos de las comunidades autónomas, y creo que ya sabemos todos quiénes van a aplicar y quiénes no lo que quede a la libre elección de las comunidades. Está por ver si, llegado el caso, algunas comunidades reticentes empiezan a aplicarla en función de lo que hagan otras, pero es que todo esto son palabras bastante vacías que escribo en base a lo poco que sabemos en realidad. Y para más desesperanza, las cosas que se van conociendo me resultan hilarantes, de ese tipo de hilaridad que precede a la demencia, como cuando veo que uno de los puntos es el número de viviendas que puede tener un pequeño casero, diez o menos.

En España el problema inmobiliario, como el del desempleo y los salarios de subsistencia, es endémico. Y eso quizá es lo que ha generado una cultura de la extracción de rentas. Con los datos en la mano, la figura del pequeño propietario de un pisito extra pagado con mucho esfuerzo para sacarse unas perrillas con su alquiler, es un mito. La mayoría tienen varios y seguirían siendo gentes de dinero incluso sin tener propiedades en alquiler. Esto es malo, pero no tanto como ver a casi toda la prensa e incluso al ministro del ramo diciendo que la vivienda es también un bien de mercado, motivo por el cual esta al parecer urgente, importante y delicada nueva ley no es tan urgente.

En la zona donde trabajo hay promociones de vivienda protegida por encima de los 200.000 euros, lo cual quiere decir que está, efectivamente, muy bien protegida. Contra los pobres, concretamente. Es el estado del bienestar para algunos. Sé que el precio y los estragos de la especulación no son iguales en toda España. No está igual en Oviedo que en Mallorca, ni está igual en Madrid que en Albacete. Pero por más que se insista en que la situación actual no es la misma que la de la pasada crisis inmobiliaria, lo cierto es que el acceso a la vivienda se está poniendo tan feo que de no poner remedio pronto veremos en algún parque peleas a navajazos entre personas sin techo por ocupar algún rincón de una urbanización de tiendas de campaña con cartones como si esto fuera San Francisco, y la única opción será irse a vivir a un páramo para muchos. Desde sus ventanas, la España de las piscinas contemplará satisfecha el resultado de la huida y se irá a llenar el depósito de su vehículo SUV ecológico. Los bienes de mercado a veces son males.