Lengua, dedo y foto final

OPINIÓN

En la primera fila, la ministra Portavoz, Isabel Rodríguez; el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta y la ministra de Sanidad, Carolina Darias; y en la segunda fila, e candidato de la moción de censura, profesor y economista Ramón Tamames; el líder de Vox, Santiago Abascal, y el portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros.
En la primera fila, la ministra Portavoz, Isabel Rodríguez; el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta y la ministra de Sanidad, Carolina Darias; y en la segunda fila, e candidato de la moción de censura, profesor y economista Ramón Tamames; el líder de Vox, Santiago Abascal, y el portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros. EDUARDO PARRA | EUROPAPRESS

26 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Días antes de que se produjese la alineación de los planetas Abascal, Tamames y Feijoo en la constelación «Vox Populi», también conocida con el sobrenombre de «Vox Dei», alineación que los astrólogos interpretan como el fin del Mal y el comienzo del Bien, a Isabelita Díaz de Ayuso y Díaz de Vivar le susurró su Babieca, es decir, Miguel Ángel Rodríguez, porque aquí no susurra la amazona al caballo sino el caballo a la amazona, que fuese más contundente con la repelente izquierda madrileña.

Y así, espoleada por Babieca, la presidenta del PP (por ahora sólo del madrileño) envió un mensaje a su grupo parlamentario en el que, tras aseverar que los rojos estaban acabados, concluía con una orden: «¡Matadlos!» Ante el alboroto que siguió al mandato bíblico, el Yahvé hecho mujer para liderar al rebaño del pecado («del socialismo se sale») limó el hierro recién sacado de la fragua de Vulcano aduciendo que no había razón para tanto escándalo, que esa expresión era corriente en el lenguaje político (!?) Sin embargo, no hay que apartar la sospecha de que este abyecto mensaje fuese remitido, lanzado a la manera de un escupitajo, a todos los suyos, pudiera tener la intención de que se filtrase para profundizar en la zanja de las dos Españas, que es el tema de todos nuestros tiempos.

El dedo irreverente de Fernández Mañueco a una diputada socialista de Castilla y León cuando estaba en el uso de la palabra en sesión parlamentaria, que además de trapero, fue cobarde (lo sacó dándole la espalda), ha de unirse a la lengua de la víbora que anida en la Puerta del Sol. Son la lengua y el dedo de un partido que, ante las elecciones de mayo y diciembre próximos, se constituye en Frente Nacional en oposición a un fantasioso Frente Popular, al objeto de inocular en el votante el veneno del miedo a una repetición de lo acaecido en el II República, algo absolutamente incierto y enajenante, aunque, por ello, infecta con mayor eficacia y severidad. 

Esta estratagema lleva consigo, indudablemente, el respaldo al Golpe de Estado de 1936, que incluso, siguiendo las tesis del falsario historiador Pío Moa, retrotraen a la Revolución de Octubre en Asturias de 1934, en cuya represión, sin medida, Franco ensayó, como antes en Marruecos, su condición de maníaco para aplicarla con el rigor militar y religioso debidos dos años después, y durante casi cuatro décadas. El revisionismo histórico es de una crueldad soberana, como es bien sabido: negación del holocausto judío por los nazis, del genocidio armenio por los turcos, la reverberación de la URSS o la «democracia» trumpista.

Feijoo no se «mojó» en la moción de censura porque va a gobernar con Vox de seguir el clima político presente. Él necesitará a Vox como lo necesitó Mañueco. Y quien se apila con fascistas es un fascista, del mismo modo que quien tuerce el cuello ante los atropellos neonazis catalanes es un neonazi. O sea, un criminal. Se podría argüir que De Ayuso y De Vivar, al margen de Génova, cómo no, ha roto con Vox. Pero no. Por dos razones: ella es Vox y ella, con esta pantomima, trata de obtener una mayoría suficiente.

Si hablamos del «clima político presente», aparte de las infectas salpicaduras que salen de la boca de la fascista presidenta madrileña, Podemos está poniendo todo su fervor dogmático en evitar que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz no tengan ninguna posibilidad de frenar al Frente Nacional. Tal es así que Vox, PP y Podemos están, cada uno por su lado, conformando otro frente, el Nacional Populista (que no Popular), que supondrá el desmantelamiento de lo que queda del estado de bienestar y el comienzo de una nueva Edad Oscura, la que se nos apareció en la foto de los de Abascal y Tamames en las Cortes tras concluir la moción de las mociones. La foto y los vivas. La foto y la Falange. La foto y el Caudillo. La foto y la España en blanco y negro.

En definitiva, como escribió Ortega en su ensayo El tema de nuestro tiempo, quizá el más penetrante que salió de su pluma: «El Quijote es la epopeya del eterno y esencial derrotado».