La lucha feminista inunda las calles de todo el país
OPINIÓN
Este 8 de marzo 2024 ha sido un éxito, por encima de cualquier división, el movimiento feminista, el grito de «se acabó» de millones de mujeres ha inundado las calles y las ha llenado de reivindicaciones, lucha, color y fuerza.
Nos sobran las razones para ello. La brecha salarial de género es de 5.175€ al año. Las mujeres ganamos de media un 23% menos que nuestros compañeros masculinos, realizando el mismo trabajo. Es como si cada año dejáramos de percibir el salario a mediados de octubre. También tenemos mayor tasa de temporalidad. Las mujeres realizamos el 85% de todo el empleo parcial de este país.
Pero si esta primera realidad nos roba el bienestar y la prosperidad, hay una segunda que nos quita la vida. En 2023, la violencia machista asesinó a 55 mujeres en España, seis más que el año anterior. No son números. Cada una tenía un nombre, un rostro, unos sueños. Se llamaban Belén, Natalia, Caterina, Arantxa... El machismo se ha llevado la vida de 1.237 mujeres desde que se empezaron a contabilizar estos crímenes, hace 20 años.
Para acabar con estas dos lacras necesitamos unidad. Sobran las palabras para explicarlo.
La Huelga General Feminista del año 2018 puso de manifiesto la enorme fuerza popular del movimiento feminista. Un verdadero terremoto, un vendaval revolucionario recorrió el país. Se estima que más de 5 millones de mujeres participamos en la huelga y en manifestaciones masivas en todo el país.
Una huelga, una forma de lucha del movimiento obrero, y que como tal, reivindicaba la fuerza de la mujer trabajadora en todos sus frentes, con el lema «si nosotras paramos, se para el mundo».
Desde entonces, el movimiento feminista ha sufrido divisiones. No nos lo podemos permitir. Las razones que han provocado estos desacuerdos, y a veces enfrentamientos, no son baladíes, son legítimas y tienen importancia, pero en ningún caso se deben anteponer a lo que nos une, que es mucho más.
Este 8 de marzo las mujeres de nuestro país han dado una verdadera lección. No han hecho caso de las divisiones y, por supuesto, no digamos de los rancios argumentos que lanzan desde la derecha, y han salido, como decía Celaya: «¡A la calle, que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo».
Hay que tomar nota y ponernos, codo con codo, a defender los derechos de las mujeres trabajadoras, porque ya es hora de acabar con los asesinatos y con cualquier tipo de violencia machista, porque ya es hora de que alcancemos la igualdad salarial que es la base de nuestra independencia y de nuestra libertad.
Por último. En junio, Recortes Cero nos presentaremos a las Elecciones Europeas. Espero contar con la confianza de los y las inscritas para encabezar la candidatura. Desde este mismo momento tengo dos ideas claras. Hay que redistribuir la riqueza para incrementar la inversión en la lucha contra la violencia machista, acabar con la brecha salarial e incrementar los salarios. Mientras millones de mujeres recorren las calles, una pequeña élite obtiene beneficios extraordinarios a costa de nuestros bolsillos. Este es también el 8M. También para esto necesitamos la más amplia unidad.
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