Los que crecimos viendo a Torrebruno aún tenemos grabada aquella canción de: «Tigres, tigres, leones, leones, todos quieren ser los campeones». Y aunque, como dirían ahora los jóvenes, cantar eso me está dando cringe, me viene que ni al pelo por la guerra Broncano-Motos. La tele anda revuelta, pero para mejor, porque en este Barça-Madrid, en este izquierda-derecha, en este duelo público-privado, el ingenio está abriendo el melón para movilizar a la audiencia de menos edad. Y es en ese punto donde está la lucha. De ahí que Pablo Motos se haya puesto a enterrar a un youtuber 48 horas en una urna (que ya hay que tener ganas) y contraatacar con Lamine Yamal para ser líder. Los dos están moviéndose para morder y los dos tienen muy buenos datos, pero por el momento el público joven, al menos hasta el día de Lamine, está del lado del imprevisto, de los beefs y de la autoparodia, y ahí Broncano es el rey. Tal vez por los tatuajes de Pablo Motos y Pedro Sánchez, por esos golpes de efecto, los jóvenes se han puesto más de su lado en este arranque, aunque no conozcan a muchos de sus invitados. La revuelta los tres primeros días fue líder en la franja de los 13 a los 24 años, con un 30,4??% de cuota. Enganchar a los adolescentes a ver la televisión en estos tiempos no es fácil, pero ahí está un buen número siguiendo a Broncano. Eso sí, con el móvil en la mano.