Las vacantes, otro mantra

OPINIÓN

OSCAR CELA

01 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

No existe un problema relevante de vacantes laborales en nuestro país, pero... Al igual que el absentismo, la supuesta dificultad de las empresas para cubrir puestos de trabajo es otro tema guadiana que emerge cada poco tiempo, acompañado generalmente de una importante dosis de alarmismo patronal. Hay incluso dirigentes empresariales que sugieren, sin cortarse un pelo, que gran parte del problema estriba en que hay mucha gente que prefiere no rascarla. Pero nadie elige sobrevivir con un subsidio que no alcanza para salir de la pobreza, si puede contar con un trabajo decente y bien remunerado. Un poco de respeto por la dignidad humana.

En su trabajo Vacantes y otros seres mitológicos del mercado de trabajo en España (2023), el coordinador del Gabinete Económico de CCOO, Luis Zarapuz argumentaba por qué no existe un problema relevante de vacantes laborales, y de hecho la tasa de vacantes de España era la más baja de Europa. El problema del mercado laboral en España no es el exceso de vacantes sino todo lo contrario: el infradesarrollo del tejido productivo para incorporar a los millones de personas desempleadas. En concreto, en España la tasa de vacantes se situaba entonces en el 0,9% (2,8% en el conjunto de la Unión Europea y 3,1% en la Eurozona).

Es lógico que los países con las tasas de paro más bajas encuentren mayores problemas para cubrir vacantes. Pero, con la elevada cifra de población en paro que persiste en España en la mayoría de las provincias, las vacantes, en general, tardan poco en cubrirse, y aquellas que tardan más no es por falta de trabajadores con el perfil buscado sino por insuficiencia de las condiciones laborales ofrecidas o los altos costes asociados en los que debe incurrir la persona trabajadora para aceptar el empleo, como podría ser la vivienda en zonas turísticas.

¿Por qué tanta insistencia en crear alarma con un problema que no es tal? ¿Por qué siguen acusando a las personas de no querer aceptar los empleos? Es evidente: hay sectores empresariales que buscan desequilibrar aún más la negociación de las condiciones laborales para favorecer sus intereses a costa de los salarios y los derechos laborales, y culpabilizar a la clase trabajadora de los desequilibrios del mercado laboral para disciplinarla y hacerla aceptar peores condiciones laborales.

Capítulo aparte merece el sector público. La menor dimensión del sector público en España se sustancia en un desarrollo más limitado de los servicios públicos. Según los últimos datos de la OCDE, el empleo público en España supone solo el 15,2%, uno de los porcentajes más bajos de Europa, tres puntos por debajo del promedio de la OCDE (18,4%) y prácticamente la mitad que en los países más desarrollados: Noruega (30,1%), Suecia (28,2%), Dinamarca (27,3%). Así que aquí (en nuestro país y en este tema) hay mucho margen de mejora.

Y llegamos a Asturias. Según los últimos datos divulgados por el INE, nuestra comunidad autónoma está a la cola del país, y solo Cantabria y la Rioja registran menos vacantes por cubrir. ¿Y dónde se encuentran las dificultades para conseguir mano de obra? El Servicio Público de Empleo —como ha recogido recientemente una información de La Voz de Asturias— señala que las ocupaciones que más tardan en cubrirse en Asturias son hostelería, cuidados personales a domicilio, limpieza de oficinas, hoteles y otros establecimientos similares…, sectores en los que la precariedad campa a sus anchas, y que deberían estar mucho mejor gratificados y considerados en todos los sentidos para ser deseados.

Así que podemos extraer algunas conclusiones: que el nivel de vacantes de una economía guarda relación con el nivel de desarrollo económico de ese país y con su nivel de actividad laboral y desempleo; y que las empresas, salvo casos puntuales, no tienen un problema estructural para cubrir sus vacantes, no existe ningún sector con «tensiones» o «cuellos de botella» importantes.

Por último, es evidente que siempre puede y debe mejorarse la formación y cualificación de la población trabajadora, al igual que los sistemas públicos de intermediación laboral para favorecer la rápida cobertura de las vacantes, pero esos no parecen los factores determinantes para caracterizar los desajustes actuales en la situación laboral de nuestro país.