«Ángel González defiende la poesía como un hecho que pertenece a un tiempo»

Natasha Martín REDACCIÓN

OVIEDO

María Payeras
María Payeras

María Payeras, catedrática de Literatura Española y Doctora Honoris Causa por la Universidad de Suceava, ofrece materiales inéditos de la correspondencia entre el escritor y su editor

25 may 2018 . Actualizado a las 11:07 h.

De Ángel González se sabe tanto como su poesía lo permite. Hay quienes solo la leen para disfrutarla, otros que la disfrutan para desmontarla, y estos y aquellos se han reunido en el congreso internacional «Materia de recuerdo y de nostalgia», organizado por la cátedra que lleva el nombre del poeta ovetense. Hoy se pone punto a final al ciclo de conferencias en torno a su obra con María Payeras, catedrática de Literatura Española en la Universitat de les Illes Balears y Doctora Honoris Causa por la Universidad de Suceava, quien ofrecerá materiales inéditos de la correspondencia entre el escritor y su editor durante la preparación de su obra Procedimientos Narrativos.

-Su intervención girará en torno a Procedimientos Narrativos. ¿Qué nos puede decir acerca de la correspondencia inédita entre el escritor y el editor durante ese período?

-Cuando Ángel González estaba a punto de marcharse a Estados Unidos como profesor le pidió a su amigo Manuel Arce, con el que coincidía los veranos en Santander y al que le unía también la amistad de Paco Ignacio Taibo, que le publicara en su colección La isla de los ratones su libro Procedimientos Narrativos. Esa correspondencia sitúa el libro en un momento de la vida de Ángel González en el que se produce un cambio personal muy importante. Y lo que yo quiero es ver, en la poesía, tanto de Procedimientos Narrativos, como de los libros hasta el 77 que tienen ese sintagma en el título (ejemplo de ello es Breve muestra de algunos procedimientos narrativos), ese cambio personal. Ver lo que representa la marcha a Estados Unidos y toda la trasformación de su modo de vida, así como el hecho de que estos poemarios se insertan en un momento de cambio radical de la vida española, ya que vienen a coincidir con el período del tardofranquismo y el inicio de la transición a la democracia. Quiero mostrar cómo el cambio personal e histórico tiene un reflejo en estos libros en concreto.

«La poesía puede ser también un reflejo de la historia y una respuesta moral»

-Se piensa en Ángel González como un escritor implicado en el contexto social de una época. ¿Puede ser la poesía un arma al servicio de la sociedad, un entretenimiento, ambas?

-Es verdad que se le suele encuadrar dentro de un bloque que es conocido como poesía crítica, que es derivado de la poesía social, pero ya vista desde la perspectiva de una generación diferente a la de los pioneros de ese tipo de poesía. Ángel González, más que a través del concepto de poesía social, defendía la poesía como un hecho que pertenece a un tiempo, a una época personal e histórica. La vinculación de la poesía con la historia es algo permanente en su obra. En este sentido, la poesía puede ser también un reflejo de la historia y una respuesta moral.

-¿Cuál considera que ha sido su aportación más valiosa?

-Me cuesta mucho hablar de una aportación. Ángel González es un poeta que tiene, por un lado, una vertiente ética muy marcada que va unida a una imagen utópica hacia la que cree que la sociedad debe propender; una utopía que está, por otra parte, muy corregida por la propia realidad, que es muy terca en desengañarnos de las utopías. Esa realidad que muchas veces desilusiona y rompe las expectativas pero que él siempre afronta con esperanza renovada. Por otra parte, es un autor que desarrolla lo que Andrew Debicki definió como poesía del conocimiento. Él y otros compañeros de generación marcan una línea poética en la cual lo fundamental es el descubrimiento poético de la realidad, esas claves que la poesía introduce en la comprensión de la realidad. Yendo un poco a uno de sus poemas, habla de que si al final el poeta, contemplándose en el espejo de su propia poesía, no es capaz de ver también su propio rostro, si lo único que ve es la transparencia pura de las aguas y la imagen del poeta no está al fondo, eso es un fracaso. Así que también hay un proceso, no sólamente de conocimiento del mundo exterior sino también de autoconocimiento en su obra. Naturalmente, también destacaría como una de sus aportaciones fundamentales el hecho de haber utilizado la palabra coloquial con un valor literario alto y haber aprendido también a desarrollar efectos poéticos a través del humor, del juego de palabras, utilizando todas esas herramientas que el lenguaje permite y, con esos materiales tan cotidianos del habla más común, escapa, les da la vuelta y convierte la cotidianeidad en algo creador de belleza y de nuevos sentidos.

«González entiende siempre que la realidad no puede ser vista de una forma unívoca»

-Hablando de realidad, teniendo en cuenta que se trata de una convención a la par que una perspectiva personal, ¿cómo desgrana Ángel González la realidad en su poesía?

-La realidad de Ángel González se desgrana fundamentalmente a partir de la experiencia personal. Es muy cuidadoso con la representación de la realidad a partir de perspectivas concretas. En uno de sus poemas habla de que las briznas de hierba para las hormigas son muy altas, porque, desde el punto de vista de la hormiga, el césped que nosotros pisamos y está muy bajo, es muy alto. Es cuestión de perspectiva. En otro de sus poemas habla de un pájaro que sobrevuela un valle y dice que no es el pájaro el que se mueve, sino el paisaje el que va variando porque, desde la perspectiva del pájaro, al planear, va cambiando y rotando el paisaje. Y así sucesivamente. González entiende siempre que la realidad no puede ser vista de una forma unívoca, dogmática, porque la realidad se contempla desde puntos de vista parciales que son los que colectivamente pueden construir su imagen.

-Volviendo a su intención de verse en el espejo de su propia poesía, parece moverse en torno al existencialismo. ¿Están la poesía y la filosofía relacionadas?

-Están muy relacionadas y la de Ángel González, de una manera bastante marcada, con el existencialismo sartriano. También con Heidegger, con el concepto del hombre como un ser para la muerte. Sartre está muy presente en su obra incluso en la noción misma del compromiso, ya que es uno de los grandes teóricos de la época sobre el compromiso del artista con su tiempo histórico. A lo mejor, en el caso concreto de ese poema, yo vería más un concepto casi de carácter psicoanalítico. Las aguas tienen un simbolismo inmenso pero quizás en este poema lo que se podría ver son las aguas como un reflejo del subconsciente. Ese hombre que mira en la profundidad de las aguas puede ser también el que bucea en la profundidad de su propio subconsciente para que emerjan esos deseos, sentimientos, frustraciones.

-La poesía tiene mucho (o todo) de música. ¿Cómo evoluciona el ritmo de González con el paso de los años?

-La base rítmica de la poesía de González es sobre todo el de la silva libre, a partir del endecasílabo, el heptasílabo. Pocas veces acude a poemas con una métrica tradicional. Es verdad que se encuentran sonetos a lo largo de su obra, pero el hecho de que la suya sea una poesía escrita de forma libre no quiere decir que no haya una base rítmica muy marcada que, desde luego, existe.

«No creo que la poesía amorosa esté postergada ni preterida»

-La escena amorosa también forma parte de esa realidad de la que hablaba y usted la ha tratado en algún estudio, pero, ¿existe algún prejuicio hacia los poemas de amor por tratar un tema en exceso manido?

-Se trata de igual modo que otros temas. Creo que el poema más celebrado de Ángel González y el que siempre le pedían que recitara en las lecturas, hasta el punto de que creo que llegó a aborrecerlo, es Me basta así. No creo que la poesía amorosa esté postergada ni preterida. La temática forma parte del conjunto de su obra aunque no es mayoritaria. La generación de Ángel González se caracteriza por rebajar el tono, la efusión sentimental, limitar las expectativas sobre las grandes palabras, los sentimientos aparecen de una forma suavizada, relativizada, a veces mezclados con planteamientos irónicos, con fórmulas distanciadoras.

-Dentro del grupo de los poetas de medio siglo hay mujeres como Gloria Fuertes o Julia Uceda. Sin embargo, en la opinión pública siempre se recuerdan los nombres masculinos. ¿Qué se está haciendo para equiparar la balanza?

-María Victoria Atencia, Francisca Aguirre... son muchas las mujeres que hay. Sí que estamos haciendo muchos esfuerzos en ese sentido. Precisamente en el grupo de investigación que yo dirijo hemos trabajado en los últimos cuatro años acerca de la poesía del medio siglo, recuperando en parte a los autores que han tenido menos relevancia en los estudios académicos y entre ellos, de manera muy especial, a las mujeres. Estamos en ello y pretendemos continuar.

«El procedimiento para la edición no va a ser el que determine la calidad de un texto»

-Comentaba Prieto de Paula que los filtros entre el escritor y el editor se están derribando. ¿Se reduce la calidad literaria por la facilidad de la autoedición?

-Considero sobre todo que lo democratiza de alguna manera y, como todas las cosas, no habiendo filtros previos se puede producir una especie de saturación en la que el lector no sabe tampoco qué es lo que puede tener mayor o menor interés. Pero de cualquier modo el medio no va a rebajar la calidad. El procedimiento para la edición no va a ser el que determine la calidad de un texto. Ahora, es cierto que en una editorial convencional, donde hay lectores que son personas formadas, que pueden filtrar de algún modo la producción en un determinado período, se ofrecen algunas garantías. Pero no se tiene por qué prejuzgar anticipadamente a cualquier autor que recurre a la autoedición, que son muchos los que lo están haciendo actualmente, de ser un autor de menos calidad. Ahora hay nuevos formatos. Habrá que estudiar los efectos y como todas las herramientas, es solo una herramienta. Tendremos que ver a dónde nos conduce.