Los chiringuitos cierran las fiestas con un balance positivo gracias a las buenas temperaturas
24 sep 2018 . Actualizado a las 13:16 h.Diez días de conciertos, gente y mojitos quedan ahora atrás. Las fiestas de San Mateo han llegado a su fin y, pese a la incertidumbre que invadía a los chiringuitos al inicio de las fiestas, el balance de este año ha sido más que positivo. Entre los principales condicionantes de ese buen resultado está el tiempo, que se ha mantenido estable y agradable desde el primer día hasta el último, moviendo a la ciudadanía local y foránea a llenar las calles de la ciudad de Oviedo con ganas de disfrutar.
Las fiestas pueden gustar o no, pero si algo queda claro es que el espíritu que se crea en la ciudad atrae y anima a consumir. Para David Fernández, encargado del chiringuito Pinón Folixa, este año no solo ha sido bueno por el dominio del sol, sino también por el gasto. «La gente consumió más que otros años. Por ejemplo, este año muchos se pedían copas cuando lo habitual suele ser que se consuma cerveza o sidra», comenta. También ha sido «muy buena» la recaudación en el chiringo del Real Oviedo. ¿Las razones? «Porque el Oviedo es lo más grande», bromea Jaime Campiello, el encargado, que no duda en asegurar que «este año ha sido mucho mejor que otros» y de una manera constante, no solo durante los fines de semana.
Celestino Rodríguez, al frente del chiringuito de Los Estudiantes, ratifica lo dicho por los anteriores. A falta de cerrar la caja y ponerse a contar, ya puede asegurar que la garantía del buen tiempo ha convertido a este San Mateo en uno de los mejores. «Hubo mucha gente», cuenta, «sobre todo a partir de las 12 de la noche, que es cuando se junta la gente de los otros chiringuitos y se genera un golpe muy grande».
«El éxito de estas fiestas es el tiempo», afirma contundente Celso Fernández, encargado del chiringuito del Club Ciclista Colloto. Y de ese éxito se han beneficiado los viandantes, que han parado por el chiringuito de Fernández para pedir, sobre todo, bocatas. «El de calamares es el estrella y a él se siguen el de la casa y el de la abuela», comenta. Pese a haber sido un buen año, lo que sí ha notado Fernández es que «la gente está mucho más repartida». También a por bocadillos se para la gente en La Guinda. Allí, bajo la dirección de Eduardo Álvarez, nadie se resiste «al de calamares y al de chorizo rojo», mantiene. «Este año también hemos introducido el de carne guisada y ha sido un éxito». A falta de hacer cuentas, Álvarez sostiene que «han sido unas fiestas positivas en las que ha habido movimiento casi todos los días, incluso más que el año anterior». Entre esos días tan buenos, el encargado de La Guinda destaca los dos sábados.
Con tanto calor lo que no ha faltado durante estas fiestas es la bebida que se ha convertido en habitual: el mojito. Desde El Rincón Cubano, uno de los chiringos insignia de la bebida, José Enrique, el encargado, asegura que «el clima ha sido clave», ya que, entre el ritmo caribeño y la oferta, «que haga buen tiempo ayuda». En cuanto a cambios respecto a años anteriores, Enrique comenta que, gracias al calor, «se vendieron muchos daiquiris porque, como es un granizado, apetece». Pero tampoco ha faltado la cerveza, «que cada año se vende más», y mojitos, «muchísimos, como siempre».
Ahora, con el otoño empezando una nueva estación y las fiestas como un recuerdo, solo queda cerrar de manera definitiva un verano que, en la ciudad de Oviedo, no se termina hasta que el último chiringuito cierra.