La Fundación Gustavo Bueno impide la visita de Rosón y amenaza con llamar a la Policía

Claudia Granda OVIEDO

OVIEDO

Los miembros de la asociación se reunen con el concejal en el antiguo Sanatorio Miñor pero alegan que no acudió en representación del ayuntamiento y se niegan a enseñarle el inmueble

15 mar 2019 . Actualizado a las 14:45 h.

En ocasiones, la realidad supera a la ficción. Los responsables de la Fundación Gustavo Bueno han negado a Rubén Rosón, concejal de Economía del Ayuntamiento de Oviedo, la visita al antiguo Sanatorio Miñor, palacete de titularidad municipal en el que tiene su sede. Los miembros de la asociación han recibido al edil y se han reunido con él, con los periodistas como testigos, en una sala, pero le han impedido que visite las instalaciones. Han alegado que no acudió a la cita en representación del ayuntamiento sino a título individual, por lo que han defendido que «no tenemos nada que hablar con usted». Durante el acalorado encuentro ha habido momentos de tensión e incluso desde la Fundación han amenazado con llamar a la Policía. Rosón ya ha adelantado que volverá la próxima semana.

La tensión comenzó cuando el edil le trasladó a los allí presentes la intención de visitar las instalaciones. José María Fernández, secretario del consejo asesor de la fundación, así como Tomás García, profesor de filosofía que recibió a Rosón, se negaron rotundamente a este hecho. «Usted está aquí a titulo particular, por lo tanto, una de dos, o viene a sentar aquí o no tenemos nada que hablar. No se lo vamos a permitir y vamos a llamar a la policía para impedir que pase usted», le aseguró Fernández.

El edil aceptó a reunirse con ellos, con la intención de convencerlos de su visita pero las cosas no fueron tan bien como Rosón pretendía. Ya en la biblioteca, al rededor de la mesa, el concejal de economía apenas pudo tomar la palabra. «Nuestro interlocutor es el ayuntamiento, no es usted», le recriminaban. «Yo sor representante institucional, soy el concejal del economía», respondía Rosón. Argumento inválido para los miembros de la asociación allí presentes. 

La media hora de reunión no fue suficiente para que el edil lograse visitar el inmueble. Mientras García y Fernández daban sus argumentos e insistían en que el edificio pertenecía a la organización y no al ayuntamiento, Rosón apenas pudo explicarse, dado que cada vez que abría la boca le acusaban de estar dando un mitin político. 

En más de una ocasión los miembros de la mesa amenazaron al edil con llamar a la policía tras acusarlo de allanamiento de morada. «Nos da igual, no las vas a ver. SI quieres venir, trae una autorización judicial. Vaya usted si quiere a los tribunales y allí nos veremos», le retaban. Entre las palabras referidas hacia el concejal pudo incluso escucharse la de «machista», sin que Rosón diese motivos para tal acusación.

El concejal decidió finalmente abandonar las instalaciones con la promesa de volver la próxima semana para llevar a cabo la fallida visita. «Es una pena que una fundación respetable acabe así», aseguró Rosón, a lo que Tomás García respondió que «la última palabra la tienen los jueces», justo antes de darle la espalda para zanjar el asunto.

El edil ha explicado a lo largo de la semana que su intención es que la Fundación deje las instalaciones a finales de 2019 para en enero de 2020 disponer de un nuevo servicio municipal ligado a la fabricación en 3D y en FabLab e instalar un vivero de empresas. El edil ha apuntado que «el palacete es propiedad municipal y por lo tanto puede hacer uso de él si tiene necesidad, cuando quiera».