¿Qué hacer si se incendia la catedral de Oviedo?

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Interior de la catedral
Interior de la catedral Ayuntamiento de Oviedo

Estos son algunos de los pasos a seguir en caso de una catástrofe

16 abr 2019 . Actualizado a las 18:52 h.

Anoche ardía Notre Dame y el mundo se sobrecogía al ver las imágenes de una joya de más de ocho siglos de antigüedad envuelta en llamas. El momento más crítico de la noche llegaba cuando la aguja se desplomaba y, antes de lograr controlar el fuego, el gobierno francés reconocía no saber si podrían lograr mantener en pie la histórica catedral. Ahora, aun con la tristeza de ver un símbolo como este destrozado, pero con la tranquilidad de haber frenado lo que podría haber sido una terrible catástrofe, son otros los países que se replantean los peligros. Oviedo, también. 

El ministro de Cultura y Deporte, José Guirao, ha anunciado esta mañana que se pondrá en marcha una revisión de las instalaciones de los grandes monumentos españoles ya que, aunque en general son seguras, el incendio de la catedral de Notre Dame en París ha supuesto una «alerta». Según el titular de Cultura, las catedrales españolas «en teoría» están debidamente protegidas y, aunque ha explicado que «seguridad al cien por cien no existe para los monumentos ni para nada», sí que hay políticas preventivas «que tratan de evitar que ese tipo de tragedias puedan suceder».

La catedral de San Salvador de Oviedo será una de estas catedrales que se inspeccionarán en un futuro y cuyo plan de evacuación y extinción de incendios se contempla dentro del Manual básico de seguridad y protección contra incendios en ciudades Patrimonio de la Humanidad elaborado por la Unesco en colaboración con el Ministerio de Cultura. Esta guía recoge las técnicas de actuación, evacuación y extinción de incendios en estas zonas. En el caso de edificios como catedrales, asegura que sus características «pueden favorecer la propagación vertical del incendio, al tener altas cúpulas. Los gases calientes se difundirán a la altura del techo pudiendo producir la inflamación de la cubierta. También se ve favorecida la propagación horizontal, al no existir una adecuada compartimentación que, en muchos casos, esto talmente imposible». 

Tal y como explica el concejal de Seguridad Ciudadana, Ricardo Fernández, el principio básico en labores de extinción de incendios de este tipo es la seguridad de las personas. Seguidamente se valorará la actuación para tratar de preservar el patrimonio histórico que alberga, «siempre y cuando no ponga en peligro a quienes estén dentro del edificio ni a los que vayan a intervenir en el rescate», explica.

En cuanto a los bienes materiales, el manual señala como principales agentes de deterioro en una situación de emergencia el agua, el humo y el polvo, y el fuego. Frente a los primeros, el método principal de actuación sería, de menor a mayor severidad, en primer lugar cubrir con plástico, en segundo, cubrir con plástico y sellar y, por último, evacuar. Frente al fuego, las actuaciones básicas, de menor a mayor severidad serían, manta ignífuga, extintoras y evacuación.

Pero, ¿cuán deben evacuarse los bienes materiales? Según recoge está guía en una situación de emergencia, los bienes culturales de un edificio histórico serán sacados de su interior solo cuando «se ha completado la evacuación segura de personal y visitantes; si las condiciones dentro del edificio son una amenaza inmediata para las obras; si las condiciones fuera del edificio son más favorables para la preservación de las obras que las condiciones existentes en el interior del edificio; o si el traslado de las obras de arte pueden llevarse a cabo sin dificultar la propia intervención de control de la situación de emergencia».

Pero, por desgracia, habrá objetos que por sus características físicas no podrán ser movidas, como por ejemplo la «wamba», el retablo mayor, el apostolado de la cámara santa, muebles de gran envergadura u otros objetos situados en puntos de difícil evacuación. Estos se protegerán in situ mediante sacos de tierra, plásticos o lonas ignífugas. También ha de tenerse en cuenta que habrá objetos a los que se debe renunciar, dado que si no hay tiempo tendrá que seguirse un listado de prioridades de las obras.