La hora del vermú es siempre

Raúl Álvarez REDACCIÓN

OVIEDO

Lourdes Mesa prepara un vermú en la Cantiga de Gascona
Lourdes Mesa prepara un vermú en la Cantiga de Gascona

Las marcas comerciales y las elaboraciones caseras de muchos locales tienen más demanda que nunca desde el mediodía a la media tarde

24 jun 2019 . Actualizado a las 11:20 h.

La vida nocturna nunca se extinguirá. Pero un recorrido por los centros del ocio noctámbulo en Oviedo no engaña a los veteranos. Ya no hay tanta gente como en otras épocas de la ciudad. En parte, se trata de una cuestión demográfica sencilla. Quienes nacieron en los años 90 y hoy son veinteañeros pertenecen a cohortes de edad menos numerosas que los hijos del baby boom. Si la crisis de población de Asturias se deja sentir en las aulas de los institutos, en las autoescuelas y en la universidad, también se nota en los bares. Pero hay algo más en esa cuestión. A los jóvenes de hoy les gusta más el día que a sus hermanos mayores. Y quienes rondan los cuarenta tal vez se hayan retirado de las fiestas hasta el amanecer, pero no renuncian a la vida social con los amigos. El resultado de todas esas tendencias es que la hora del vermú está más animada que nunca. Y el nombre ha dejado de ser una forma de hablar. Hoy, en Oviedo, no se queda para el vermú y se bebe cualquier otra cosa. Las marcas comerciales y las elaboraciones caseras de muchos locales tienen más demanda que nunca desde el mediodía a la media tarde de los fines de semana. Y cualquier día antes de la cena.

El mejor lugar para apreciar la inmensa variedad de los vermús y su éxito creciente entre los ovetenses es La Cantina de Gascona, situada en la calle Alcalde García Conde, a dos pasos del eje sidrero. Desde el pasado mes de agosto, Lourdes Mesa gestiona un local que da a elegir a sus clientes entre 106 marcas y variedades de vermú. Las hay dulces, al gusto español; secas, como triunfan en Francia; y amargas, tal como prefieren los italianos. Cada fin de semana, Mesa escoge y destaca una, la combina con una tapa especial y compone pequeñas presentaciones sobre su elaboración y su historia para educar a los clientes en los secretos de esa bebida. Ha reunido ya algunos grupos de asiduos que cambian de palo en cada visita con la intención de probar y ampliar sus experiencias. «Sí que hay cierta moda, porque prácticamente cada denominación de origen del vino ha lanzado su vermú. Tenemos clientes variados: gente que toda la vida ha tomado vermú y jóvenes que acaban de descubrirlo. Lo que asombra a mucha gente es descubrir que existen vermús hechos en Asturias. Y son estupendos, están ricos y bien hechos. Tienen buena acogida porque la merecen», explica acerca de su día a día.

Pero el éxito no solo se aprecia en La Cantina. Todos los locales citados en este reportaje trabajan el vermú. En Mala Saña o Mona Lisa elaboran sus propias compuestas o enriquecen con aliños propios las producciones de las marcas comerciales más conocidas. Mesa también lo hace, pero asegura que es muy selecta. Un local centrado en el vermú tiene que ser muy bueno y especial. A veces, ni siquiera necesita su toque personal. Le basta sacar un Vermucho. La embotelladora (de la denominación Jumilla) simplemente recuperó la receta del abuelo de su fundadora. Estaba en una bodega esperando que el siglo XXI se reconciliara con el pasado.