La memoria de las estatuas de bronce: las partes que más gusta tocar

C.D.N. REDACCIÓN

OVIEDO

Oviedo cuenta con más de un centenar de esculturas urbanas, y en ellas puede verse la huella que dejan los turistas y vecinos de la capital al hacerse fotos

27 feb 2023 . Actualizado a las 16:53 h.

Todo el mundo ha sido turista en alguna ciudad. Y como buen turista no faltan las mil y una fotografías tomadas en casi cada punto de la localidad visitada. Entre ellas, cómo no, las estatuas más características del destino elegido. Las esculturas urbanas de bronce tienen más memoria de la que pensamos. El roce constante de los turistas y vecinos que se fotografían junto, o sobre, las estatuas, deja una huella imposible de borrar en las estatutas. En las de Oviedo, concretamente, se puede observar muy bien

Uno de los casos más curiosos, es el del pequeño Rufo, el perro colocado en la calle Doctor Casal. Muchos son los curiosos que le hacen fotos, pero más son los pequeños de la casa que no dudan en acariciarle sus orejas y dejar la marca para siempre. En el caso de Woody Allen, la gente prefiere agarrarle o pasarle el brazo por el hombro, ya que es esa zona de su chaqueta, la más desgastada. El caso de La lechera y La torera, en la plaza Trascorrales y en el parque San Francisco, respectivamente, es similar: todos quieren subirse en la burra y en el caballo, dejándolos de un color dorado que lejos queda del oscuro bronce. 

Tambié muchos niños quieren convertirse en jinetes por un día subiéndose a lomos de los asturcones de la plaza de La Escandalera. Y quien prefiere colocarse en el regazo del hombre sentado en el banco, frente a la basílica de San Juan El Real. Pero, el más curioso es Tino Casal, quien lleva poco colocado en la calle Palacio Valdés, y apenas tiene dónde tocarle, pero los turistas han localizado un lugar donde ya ha quedado una pequeña marca. Y es que el cantante tiene uno de sus brazos en jarra, donde la gente no duda agarrarse al cantante como si fueran amigos de toda la vida.