Cuando Oviedo tenía su propia «aduana»

G. GUITER

OVIEDO

El portazgo o antigua aduana de Oviedo. Está en Olloniego, junto al puente sobre el río Nalón, a unos 10 kilómetros de la capital
El portazgo o antigua aduana de Oviedo. Está en Olloniego, junto al puente sobre el río Nalón, a unos 10 kilómetros de la capital

El Portazgo de Olloniego es todavía testigo de la época en la que las mercancías tenían que pagar un impuesto para cruzar el Nalón

07 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Aún queda en la parroquia de Olloniego, al sur de Oviedo y junto al río Nalón con su puente, un pequeño edificio que recuerda la época en la que el paso de mercancías requería de un pago. No solo era un peaje; era más: todo el que quisiera «importar» por este punto, que era un paso obligado desde Castilla, debía abonar el Real Portazgo, equivalente a la décima parte del valor del bien. Es el origen de las actuales aduanas.

Aún se puede ver en Olloniego esa «aduana», que en su momento se llamaba como el impuesto. Nada más pasar el puente sobre el río en dirección a Oviedo, el caminante se encontraba a su izquierda (y se encuentra aún) el portazgo. El de ahora es un sencillo edificio de piedra neoclásico, de planta rectangular única. En su fachada se puede leer la siguiente inscripción: «Exacción del Real Portazgo. Año de 1833». El anterior había sido arrasado por una riada y, de todos modos, el nuevo tampoco seguiría funcionando como tal mucho más tiempo. Una ley de 1868 abolió el tributo, luego se restauró, y en 1881 se suprimió definitivamente.

Pero el asunto viene de mucho más atrás, en el origen romano y luego en la Alta Edad Media. Está documentado que, en el siglo XII, Alfonso VII dona al monasterio de San Pelayo de la tercera parte del Portazgo de Olloniego, mientras que las otras dos partes correspondían al monasterio de Santa María de la Vega (desaparecido ya, se ubicaba donde ahora está la fábrica de armas de La Vega) y a la Catedral de San Salvador.

El puente de El Portazgo, que cruza el río Nalón a la salida de Olloniego, sufrió varios avatares. Existieron varios a lo largo del tiempo, derribados por la fuerza del río cuando eran de madera. El actual comienza a construirse en 1778 según el proyecto del cántabro Marcos de Vierna, aunque es el arquitecto asturiano Manuel Reguera quien se hace cargo de su continuación y lo termina en 1785.

La cercana Torre Muñiz, cuyo origen era defensivo desde el siglo XIII o XIV, se transformó en palacio en el siglo XVI. Se cree que albergaba una guarnición de soldados que garantizaba el pago del portazgo. Hace unos 25 años, el ayuntamiento se propuso rehabilitar el conjunto e impulsó una intervención en el conjunto para evitar que se acelerase su deterioro, aunque obviamente sigue necesitado de mantenimiento. También hay un hospital de peregrinos, construido para los caminantes que transitaban entre León y Oviedo. Es decir, una «aduana» con sus servicios en toda regla.

Está usted llegando a Oviedo

Un mojón o leguario, algo oculto por la maleza, hacía las veces de señalización de tráfico. Hacia mediados del siglo XVIII, la tradicional medida de la distancia en leguas era un considerable caos. De la época de los romanos había pervivido la legua castellana antigua, que era la distancia que recorría una persona a pie en una hora. Claro que esto resultaba tan impreciso que se fijó legalmente en 5.000 varas de Burgos, unos 4.190 metros.

El leguario o mojón que indicaba la distancia desde el portazgo, antigua aduana, hasta Oviedo, una legua y media (unos 10 kilómetros en la medida moderna adoptada en el siglo XVIII)
El leguario o mojón que indicaba la distancia desde el portazgo, antigua aduana, hasta Oviedo, una legua y media (unos 10 kilómetros en la medida moderna adoptada en el siglo XVIII)

Felipe II ordena en el año 1568 que se sustituya por la legua común (aunque se siguió usando un tiempo, como el precio en pesetas). La común indica una distancia un poco mayor, que variaba según el lugar. Con el fin unificar esa medida tan confusa, la orden de 1769 crea los leguarios, que marcaban las distancias en leguas de 8.000 varas, unos 6.600 metros. El leguario de Olloniego señala que la distancia que separa al caminante de la capital es de una legua y media o, lo que es lo mismo, de casi 10 kilómetros por el antiguo camino. Unas dos horas a paso normal.