Las mochilas que tienden puentes entre Senegal y Asturias se venden en Oviedo

LA VOZ DE OVIEDO

Silvia Suárez y Soriba Drame están detrás de Kulooroo, un proyecto que nace «del corazón»
Silvia Suárez y Soriba Drame están detrás de Kulooroo, un proyecto que nace «del corazón»

Soriba Drame y Silvia Suárez están detrás de Kulooroo, una marca de complementos ubicada en el Antiguo cuya seña de identidad son los tejidos africanos

20 may 2023 . Actualizado a las 11:11 h.

Kulooroo significa color en mandinga, una de las lenguas que se hablan en Senegal y otros países de África, y «el color es alegría». Por eso Soriba Drame y Silvia Suárez eligieron este nombre para su proyecto conjunto, que lleva más de un año asentado en el Oviedo Antiguo en forma de tienda y atelier. Él, senegalés, y ella, asturiana, unieron sus vidas en Barcelona, donde fueron dando forma a la idea de confeccionar y vender unos complementos con identidad propia y «diferentes a cualquier otra cosa».

En un pequeño bajo de la calle San Antonio, en una zona que quiere tomar impulso comercial más allá del ocio nocturno, tienen su taller y también su punto de venta. Abrieron en diciembre del 2021 tras regresar a Asturias desde Barcelona a raíz de la pandemia del coronavirus, y en el establecimiento ovetense realizan todo el proceso: desde el diseño a la confección y distribución

Las mochilas son su seña de identidad, realizadas con tejidos artesanos que traen de África y telas recicladas.
Las mochilas son su seña de identidad, realizadas con tejidos artesanos que traen de África y telas recicladas.

Tienen complementos, sobre todo mochilas, que «basan su identidad en los tejidos africanos», explica Soriba. Ese es, precisamente, su principal distintivo. Para conseguir telas artesanales como el bogolá, el manjack o el wax, viajan a Senegal al menos una vez al año en su búsqueda. El primer producto es el «más difícil de conseguir», aseguran, puesto que «está realizado a mano con barro y tintes naturales», por eso es el más «especial» para los impulsores de Kulooroo.

Cada una de sus mochilas, bandoleras o bolsos tienen algún detalle de estas telas, las encargadas también de dar un toque colorido a los diseños. Pero nada se ha dejado al azar, por lo que además de los tejidos africanos Silvia y Soriba completan sus productos con otros reciclados: desde los procedentes de botellas a vaqueros o sacos de café. «Trabajamos la economía circular, estamos en contacto con tostaderos que nos ceden los sacos y nosotros hacemos el diseño», explica Silvia. A los particulares que lleven algún vaquero en desuso, les hacen un pequeño descuento en la próxima compra para fomentar ese reciclaje. 

Junto a mochilas, riñoneras y bolsos cuentan con un espacio de colorida bisutería que está compuesto por piezas que diseñan y producen ellos mismos con telas africanas y por otras llegadas directamente desde Senegal, puesto que están «en contacto» con una cooperativa de mujeres que se dedica a elaborar estos collares, pendientes y pulseras.

También cuentan con una línea de bisutería, con diseños propios y piezas elaboradas por una cooperativa de mujeres africana.
También cuentan con una línea de bisutería, con diseños propios y piezas elaboradas por una cooperativa de mujeres africana.

En definitiva, la idea es «traer un poco de la identidad y de la cultura africana combinándolo con Asturias y con diseños más occidentales y europeos», aclara. Todo está hecho a mano y une dos culturas, por lo que para Soriba las mochilas de Kulooroo son tan especiales que «ayudan a abrir la mente». «Son cosas que están hechas a mano y si alguien las lleva, lleva algo más que un producto, porque están hechas desde el corazón», celebra. Tanto él como su pareja comparten todo el proceso de producción. «Nos dividimos mitad y mitad», asegura Silvia, aunque la llegada de su primera hija hace que ella tenga que pasar más tiempo en casa. Eso sí, «en el diseño siempre estamos los dos y apoyamos las ideas de uno y del otro, hacemos lo que nos gusta pero queremos hacerlo perfecto y de buena calidad, sin defectos», subraya Soriba. 

Próxima parada: el comercio electrónico

La marca que une África y Asturias echó a andar en Barcelona, donde Silvia y Soriba participaban en mercadillos en los que se dieron a conocer. También sirvieron sus diseños a algunas tiendas de complementos de la ciudad condal y fueron a encuentros artesanales en Madrid. A pesar de que la vida les trajo a Oviedo, quieren seguir expandiéndose, por lo que se encuentran en pleno proceso de digitalización y «aproximadamente en un mes» activarán su página web para distribuir sus productos a través del comercio electrónico. «Estamos asentados aquí, pero nos movemos y queremos movernos más», confiesa Soriba. 

Algunos de los diseños que venden en Kulooroo, donde reutilizan tejidos como el vaquero o sacos de café.
Algunos de los diseños que venden en Kulooroo, donde reutilizan tejidos como el vaquero o sacos de café.

Pese a que llevan poco más de un año con la tienda abierta, aseguran estar «muy contentos» con la acogida. «En esta zona hay muchos turistas que también son clientes potenciales y, además, a la gente le gusta porque sale de lo habitual y es muy diferente a todo lo demás», celebra Silvia. «En el barrio estamos encantados, los vecinos siempre son amables», destaca en la misma línea Drame. Aunque todavía hay gente que entra y dice que no les conocía, «poco a poco» van haciéndose hueco en el comercio ovetense. Además, apuestan por que el Antiguo «vaya cogiendo un poco más de vida a parte de zona de copas, porque al final eso es bueno para todos».