El conductor de Oviedo que circula siempre sonriente al ritmo de música clásica: «Es una persona extraordinaria»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

Lleva más de una década circulando con su autobús desde El Cristo hasta Parque Principado. Los pasajeros le conocen principalmente por su amabilidad y carisma. Les alegra el día y les levanta el ánimo con pequeños gestos que no le cuestan «nada» hacer. Por este motivo, «hay viajeros que, aún pudiendo coger el coche anterior, prefieren esperar o apurar el tiempo y coger el mío»

06 feb 2024 . Actualizado a las 13:43 h.

Hacer uso del transporte público para desplazarse por una ciudad tiene sus ventajas. Es mucho más barato, accesible y, además, con un menor impacto ambiental. Pero también tiene sus inconvenientes. A los largos tiempos de espera hay que sumarle las paradas que hacen que el trayecto tenga una duración mayor. En horas puntas pueden estar congestionados y muchas veces los usuarios deben ir de pie. Aún con todo hay quienes prefieren viajar en este medio de transporte, sobre todo los que realizan el trayecto que va desde las facultades del barrio ovetense de El Cristo hasta Parque Principado. Viajan encantados y todo gracias a Luis Manuel Menéndez, conductor de una de las frecuencias de esta línea, quien, debido a su amabilidad y carisma, se ha convertido en el chófer favorito de muchos pasajeros. Y no es para menos.

Con esa sonrisa que tanto le caracteriza, este ovetense de 59 años da siempre los buenos días o tardes que suenan a buen deseo a aquellos pasajeros que se suben al autobús, contagiándoles así de buenas vibraciones. Procura en la medida de lo posible levantar el ánimo a los usuarios con comentarios del estilo «venga, que ya estamos a viernes» o «ya no queda nada para que llegue el fin de semana». Si se trata de viajeros a los que ya conoce, aunque solo sea de vista, hasta les piropea con un «hoy te veo mucho mejor que ayer».

Pequeños comentarios que a Luis Manuel no le cuesta «nada» hacer, pero que alegran el día de cualquiera. «Los pasajeros nos contagiamos un poco de su amabilidad y durante unos minutos nos sentimos mejores. Es una persona extraordinaria», asegura el neurólogo del HUCA, Sergio Calleja, quien frecuentemente hace uso de esta línea. «Hay personas que mejoran el mundo», apunta en referencia al conductor. También M.J. reconoce que «es un placer viajar con él».

«Se trata de tener un poco de empatía», algo que por desgracia hoy en día ya no se estila. Los buenos modales han quedado ya en el olvido, formando parte del pasado de muchas personas. «Todos estamos trabajando y tenemos un mínimo de estrés, pero hay que apaciguarlo de alguna manera, y la forma de hacerlo es con pequeños gestos», asegura el conductor, quien, a diferencia de otros chóferes, siempre que ve a alguien corriendo para coger el autobús aguarda el tiempo que haga falta antes de arrancar. «Es esperar 20 segundos a que llegue y ya está», asevera.

De igual modo, aunque está terminantemente prohibido que los pasajeros se bajen del autobús por la puerta delantera, en el caso de que un usuario camine mal, ande impedido o tenga ya cierta edad, Luis Manuel facilita que se apeen por la entrada. Incluso se arrima con el autobús todo lo que puede a la acera para que los viajeros no tengan que sortear el bordillo. Unas acciones que «por realizarlas no pasa absolutamente nada» y que para muchas personas se traducen en comodidad. Es por ello que «cualquier individuo debería de hacerlas».

Y por si fuera poco, para hacer aún si cabe más ameno el trayecto de aquellas personas que viajan desde El Cristo hasta Parque Principado y viceversa, este carismático conductor circula siempre al ritmo de música clásica. «Soy un forofo de este tipo de música, por eso nunca puede faltar en el autobús. Que se escuche es algo primordial», confiesa el chófer asturiano, quien alimenta también de esta manera el cuerpo y el alma de los usuarios de la línea D del transporte urbano de Oviedo.

Como de esta manera Luis Manuel logra siempre sacar una sonrisa a los pasajeros y animarles, en cierta medida, la jornada hay individuos que incluso solo viajan en autobús si él está al frente del mismo. «Me consta, y es un hecho palpable, que en mi línea hay viajeros que, aún pudiendo coger el coche anterior, prefieren esperar o apurar el tiempo y coger el mío. Y eso que trabajamos una frecuencia de coche a coche de 30 minutos», dice.

La amabilidad es recíproca 

Al igual que Luis Manuel tiene buenos gestos con sus pasajeros ellos también los tienen con él. Además de hacerle también pequeños comentarios que le llegan al corazón y le prestan, «a menudo» recibe regalos por su trabajo. «Hay usuarios que me traen bizcochos, magdalenas, pan... siempre llega una señora o señor, que evidentemente solo conozco del autobús, que ni siquiera sé cómo se llama, y me dice: "ay, me acorde de ti" y me da algo. Todos los años me llega a casa una cesta de Navidad que me regala una asociación o un grupo de trabajadores del HUCA. Realmente no sé quiénes son y me gustaría poder darles las gracias. También hay gente que me regala lotería», cuenta orgulloso y agradecido a partes iguales.

En resumidas cuentas, dar simplemente los buenos días, pedir algo por favor o decir gracias es algo que «no cuesta ningún trabajo» y que tienen un valor que en ocasiones se nos olvida. «Tampoco hay que ser una máquina repitiendo de manera continua sino que hay que hacer comentarios con empatía», reconoce Luis Manuel, quien trata siempre de ver el lado positivo de la vida.

Ser conductor de autobús, al igual que otros trabajos, es también estresante. «Quizás algo más, porque tienes que ir de un sitio para otro, suben y bajan viajeros, hay tráfico, semáforos, pasos de cebra, coches que se te cruzan… pero bueno, lo que hay que hacer es llegar al trabajo, sentarte y cambiar de chip. Saber que tienes que desarrollar una función de la mejor forma posible, sin estresarte ni tampoco estresar a la gente y ya está», asegura, después de llevar más de media vida dedicándose al sector del transporte.

Autobuses de la empresa TUA
Autobuses de la empresa TUA

Luis Manuel se adentró en este sector en el momento que se sacó el carné de conducir. Por aquel entonces su padre tenía «un par de camiones» y comenzó a trabajar con él. Después pasó a formar parte de la plantilla de una empresa que repartía mercancías a otros países. Hacer viajes internacionales era algo que apasionaba a este asturiano, pero en el momento que conoció a la que hoy en día es su mujer se dio cuenta de que tenía que bajar de marcha. Como «necesitaba estabilidad» dejó a un lado los camiones para pasar a conducir autobuses.

Fue cuando tenía 28 años cuando empezó a trabajar en la empresa de Transportes Unidos de Asturias (TUA). En un primer momento Luis Manuel conducía uno de los autobuses de una de las líneas del transporte urbano de Oviedo hasta que empezó a realizar el trayecto Facultades-Parque Principado-Facultades. Un recorrido que lleva nada más y nada menos que 15 años haciendo.

En sus ratos libres, aparte de estar en su casa con su familia —algo que valora también «muchísimo»— aprovecha para salir a andar en bicicleta, ya bien sea la de montaña o la de carretera. «Siempre que puedo me escapo, porque es mi otra pasión junto con la música. Si puedo tampoco me pierdo ningún concierto», asegura, mientras que en su cabeza ya piensa alguna forma de cómo alegrar el día a sus pasajeros.