La historia de superación de Chester, un perro paralítico con una milagrosa recuperación

Cristina Centeno
Cristina Centeno REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

Chester llegó a quedar tetrapléjico, pero tras una segunda operación y numerosas sesiones de rehabilitación recuperó el movimiento de las patas delanteras.
Chester llegó a quedar tetrapléjico, pero tras una segunda operación y numerosas sesiones de rehabilitación recuperó el movimiento de las patas delanteras.

Sufrió una primera hernia que le dejó sin movilidad en la parte trasera y una segunda con la que quedó tetrapléjico. Dos operaciones e infinitas sesiones de rehabilitación después, puede desplazarse con la ayuda de una silla de ruedas. Ahora es protagonista de un libro y su familia humana celebra haber seguido adelante: «El veterinario lo llamaba "El Renacido". Para mí ha sido un ejemplo de vida»

17 mar 2024 . Actualizado a las 09:22 h.

Chester es un pequeño teckel de pelo duro que lleva a sus espaldas una verdadera historia de superación. Puede desplazarse gracias a una silla de ruedas en sus patas traseras y su familia se siente orgullosa de haber apostado por él contra viento y marea. Tiene ocho años y ha compartido su vida con Cristina, Luis y su hijo Antonio en Oviedo. No tiene hermanos perrunos y es «el rey de la casa», presumen. Ahora, su auténtico periplo para recuperar la movilidad forma parte del libro Héroes sobre ruedas, coordinado por Susana Mollá y que recoge 25 historias de perros paralíticos de toda España.

La vida de Chester se torció por primera vez y de repente cuando tenía cinco años. Cristina Álvarez cuenta que «de la noche a la mañana y sin previo aviso» debutó una hernia. No había tenido sintomatología previa y el veterinario pensó en un inicio que se trataba de una pancreatitis. «Le hicieron varias pruebas y no vieron nada. Nos dijeron que fuéramos a buscarle y al sacarle vimos que arrastraba las patas de atrás. Entonces ya nos plantearon un escenario diferente, porque podía ser una hernia o un trombo, y le derivaron a otra clínica», detalla su dueña.

Gracias a un escáner confirmaron el diagnóstico. Se trataba de una hernia que tenían que operar «urgente», ya que el perro había perdido la sensibilidad de las patas traseras en solo 24 horas. «Era de grado cuatro sobre un máximo de cinco y tenían que meterlo a quirófano rápido. Le operaron y fue un éxito, pero la médula estaba muy enrojecida y muy inflamada, entonces el pronóstico de que volviera a caminar nos dijeron que iba a ser muy difícil», explica Cristina. 

A partir de ahí comenzó una nueva etapa en la vida de Chester. Empezó rehabilitación, ejercicios en casa y un largo etcétera de cuidados para trabajar la recuperación de sus patas traseras, pero no hubo manera. «Iniciamos una andadura con muy poca información, porque hay muy poca información. Buscamos en internet, averiguamos clínicas, le hicimos numerosos tratamientos e incluso acupuntura», cuenta su madre humana. En medio de este proceso le compraron una silla de ruedas para que pudiese desplazarse, porque no logró recuperar la marcha trasera.

De paralítico a tetrapléjico 

Pero todo se complicó aún más un año después de la primera operación: «Otro día por la mañana y de la misma manera vemos que el perro está muy quieto y muy triste. Como la experiencia es un grado le tocamos las patas delanteras, porque no movía el cuello, y ya vimos que no tenía sensibilidad. Nos pintó a que podría ser otra hernia y fuimos corriendo al veterinario, imploramos para que le hicieran un escáner y se confirmó la peor de las noticias, tenía una hernia cervical», relata Cristina.

Chester en dos fotos junto a su familia. A la izquierda con Antonio y a la derecha con Luis y Cristina.
Chester en dos fotos junto a su familia. A la izquierda con Antonio y a la derecha con Luis y Cristina. cedidas

Chester pasó de estar paralítico a tetrapléjico, pero su familia decidió no tirar la toalla y hacer todo lo posible para mantenerlo con vida. Volvieron a operarle de la hernia cervical y aunque fue bien, «el pronóstico pintaba mal». Volvieron a la rehabilitación para intentar que Chester mantuviera la cabeza y ganara sensibilidad en las patas delanteras. «El veterinario nos veía cada semana y no había avances, entonces nos dijo que no creía que eso fuera vida ni para él ni para nosotros», confiesa.

En estos casos, Cristina lamenta que la mayoría de familias optan por eutanasiarlos. «Pero él es un campeón y nosotros no tiramos la toalla porque lo adoramos y es nuestra vida, entonces apostamos por tirar para adelante», celebra. Eso sí, reconoce que «de junio a septiembre» el proceso fue «durísimo» y vivió «los peores meses» de su vida. «Le compré un aparato de electroestimulación para casa, duplicamos las sesiones de rehabilitación y poquito a poco empezó a darnos la pata tímidamente y a hacer alguna cosa, hasta que de repente lo puse en su silla de ruedas y recuperó la movilidad de las patas delanteras», celebra.

Fue la mejor de las sorpresas para ellos y también para el veterinario de Buenavista que atendió a Chester y para el que solo tienen palabras de agradecimiento. «Él lo llama El Renacido», aplaude Cristina, porque con el paso del tiempo cada vez era más improbable que el perro se recuperase de su segunda hernia y era «una pena» verle así. «Nos preguntaron si seguir para adelante en varias ocasiones, pero Chester era nuestra prioridad y no lo dudamos. Entonces, que recuperase las patas delanteras fue una alegría», reconoce la ovetense.

Están orgullosos de haber hecho todo lo posible para que Chester se recuperase. Para ellos, el proceso ha supuesto «una enseñanza tremenda», confiesa Cristina. «Es increíble la capacidad de adaptación y de resiliencia que tienen, de superación. Para mí este perro ha sido un ejemplo de vida. No hubiera querido que pasara esto, pero hay que quedarse con lo positivo y doy gracias por la enseñanza que me da Chester día a día», apunta. Además, «son perros muy agradecidos e interaccionas con ellos de otra manera. Yo con la mirada sé si necesita beber o si quiere salir a la calle, hay muchísima complicidad», cuenta.

Chester junto a su ilustración en el libro «Héroes sobre ruedas», en el que es uno de los protagonistas.
Chester junto a su ilustración en el libro «Héroes sobre ruedas», en el que es uno de los protagonistas.

Por eso no duda en animar a otras familias en la misma situación a tirar para adelante como han hecho ellos: «Primero porque les das una oportunidad y por la enseñanza tan grande que es», admite Cristina. Para eso surgen iniciativas como el libro Héroes sobre ruedas, que se presenta este domingo en Gijón —librería La Revoltosa, 13.00 horas— y pretende ser una especie de manual para las familias que tengan que enfrentarse a estos escenarios. «Hay muy poca información y sirve para que la gente no se sienta sola», celebra la ovetense.

Un esfuerzo económico «muy importante»

Todo este periplo de veterinarios con Chester ha supuesto para la familia un importante desembolso económico, cuenta. «Cada operación es una pasta, luego la silla de ruedas, los pañales diarios, los empapadores, cada sesión de rehabilitación cuesta mínimo 40 euros… Es un esfuerzo muy importante», confiesa. Pese a ello no se arrepiente: «Nos lo quitamos de otras cosas, yo desde que tengo a Chester así pues dejé de ir de vacaciones. Tienes que renunciar a algunas cosas pero cuando lo pones en la balanza compensa, ojalá dure muchísimos años», pide Cristina. 

En este sentido, solicita que el motivo económico no empuje a tomar una decisión drástica como la eutanasia. Entiende que haya familias que no puedan soportar ese gasto pero asegura que han creado una red de apoyo de la que se pueden beneficiar. «Gracias al libro hemos creado un grupo y estamos en redes sociales para ayudarnos unos a otros cuando es necesario», subraya. De hecho, todo lo recaudado gracias a la venta de Héroes sobre ruedas irá destinado a estos animales paralíticos y a las protectoras especializadas en ellos.

 «Esa cosa de que el perro no va a ser feliz así, en realidad no lo sabes, porque si no le das la oportunidad no lo vas a saber. Si tú no te presentas a un examen no sabes si vas a aprobar o no. Y si tú al perro no le das la opción de probar a ver si puede ser feliz y llevar una vida normal, no lo sabes», concluye Cristina.