Van un belga, un español y un francés

RUSIA 2018

HANNAH MCKAY | REUTERS

10 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Los franceses se ríen de los belgas. Lo llevan haciendo durante tanto tiempo que el origen, pese a la existencia de múltiples teorías, es difuso. Bélgica ha acabado jugando el papel que los de Lepe juegan en la tradición humorística española o lo que a los gallegos, muy a nuestro pesar, nos ha tocado con los argentinos.

No les hacen falta demasiados motivos. Basta que los belgas discutan al orgulloso pueblo francés la invención de las patatas fritas para que prenda el conflicto y comience la barra libre de mofas.

Los franceses tienen una teoría muy elaborada sobre el porqué de su autoría sobre este alimento que incluye presos políticos de la guerras francoprusianas e ingeniosas soluciones para luchar contra la hambruna que asolaba París en el siglo XVIII. A los franceses, ya sea en modo de República o de Imperio, les gustan las historias grandilocuentes. Difícil competir pese a que la teoría belga, aunque más humilde, sea igual de plausible.

Tampoco ayuda para acabar con el cachondeo que Bélgica no haya logrado vencer a Francia en las dos ocasiones que se han cruzado en la historia de los Mundiales. La primera en 1938, en la Copa del Mundo celebrada, precisamente, en Francia. La segunda fue la más dolorosa. En México, en 1986, los franceses curaron sus penas ganando a Bélgica en el partido por el tercer y el cuarto puesto. Les bleus vencieron en la prórroga -aún encima- a una Bélgica sin un solo jugador negro. Nada que ver con la multirracial selección de hoy en día en lo que llama la atención es el cabello pelirrojo y la constelación de pecas de Kevin De Bruyne que no hace más que responder al estereotipo físico tradicional del país.

Si a los franceses les gustan los chistes sobre belgas, hoy la broma se cuenta sola. Un español (en el banquillo), un francés (Henry) y un grupo de belgas con pocas ganas de cachondeo a estas alturas. Frente a esos ataques, mostrarán su contraataque. Visto lo visto, el mejor de todo el Mundial.

A los holandeses, otros compañeros de frontera de Bélgica, también les gustan los chistes sobre belgas. Ellos no llegaron a Rusia para la fiesta. Dicen que el que ríe último ríe mejor. También que a la tercera va la vencida. Si es así, podrán quedarse las patatas fritas.