Los cinco problemas del nuevo Sporting

Alejandro Vigil Morán

SPORTING 1905

Torrecilla Herrera Fernández
Torrecilla Herrera Fernández

Análisis del proyecto deportivo

04 oct 2017 . Actualizado a las 14:18 h.

Ciertamente, son seis los problemas del proyecto asturiano. El sexto no sería otro que el hecho de que dos semanas después de realizar un artículo similar, los fallos y las dudas han aumentado tanto dentro como fuera del vestuario. El propio Paco Herrera lo relataba en sala de prensa, en la búsqueda de la mejora desde la posesión de balón, el Sporting ataca y se defiende peor que a comienzos de la campaña, cuando se le podía denominar un proyecto de corte defensivo.

Cuando atacan, los rojiblancos lo hacen por impulsos y beneficiados por su calidad individual o errores del rival; así como cuando se echan atrás, solo las acciones individuales defensivas lo mantienen a flote, Mariño puede dar buena cuenta de ello.

Los siguientes son los cinco problemas que se observan:

1. Falta de intensidad y concentración. Cada semana se pierden de forma constante las segundas jugadas y los balones divididos de un modo grosero, cualquier jugador rival es capaz de recuperar un balón perdido pese a encontrarse más lejos que los rojiblancos, incluso en el área. Además, la colocación en el reparto zonal también suele ser negativa.

2. Los jugadores están mareados con tanto cambio de nombres, sistema, ideas... Futbolistas como Carmona, Rubén, Moi, Santos,...son cambiados de rol y de zona cada jornada. Incluso jugadores con continuidad en su puesto, como Sergio Álvarez o Calavera están teniendo problemas, ya que les cuesta formar sociedades a su alrededor. El lateral tiene cada poco tiempo un asistente y un guardaespaldas diferente en el que confiar durante sus subidas por el carril diestro. Es solo un ejemplo.

3. Mala defensa a nivel colectivo. La primera línea defensiva se sitúa en un punto medio en el que no llega a presionar de forma agresiva la salida de balón, pero tampoco tiene sus líneas bien juntas para controlar los espacios entre compañeros.

Lo reconocía Paco Herrera en sala de prensa, sólo la aparición de Sergio Álvarez -máximo recuperador de Segunda División- permitía robar la posesión al rival. En El Sadar, Moi Gómez y Álex López tenían un gran espacio bajo su responsabilidad al tener que cubrir las subidas de los carrileros; las coberturas a banda; la zona central, donde llegaban tarde a la ayuda a Sergio por ocupar los flancos; y las correcciones defensivas de la tripleta ofensiva, mal colocada de forma general.

Es un aspecto que sorprende, puesto que hombres como Carmona, Rubén, Santos, Sergio o Moi Gómez han demostrado su capacidad para robar balones peligrosos en campo rival. Pero la forma de jugar no ayuda a potenciarlo.

4. No hay una idea consolidada en la salida de balón. Cada balón jugado acaba resultando una patata caliente que finaliza en un globo en largo sorteado por los defensas, una pérdida del cuero o pases de tres metros en horizontal. Faltan apoyos, fallan los automatismos de la colocación para abrir el campo y casi no hay desmarques en profundidad o entre líneas. Todas las posesiones son previsibles, sencillas de defender y no hacen correr al rival. En resumen, no hay grandes pases que batan líneas enemigas, porque tampoco existe un compañero bien colocado al que enviar el cuero.

Además se infrautilizan los costados, un problema que viene derivado de la mala planificación del vestuario durante los últimos tres mercados de fichajes, en los que no se ha encontrado ese perfil de jugador. No se busca la línea de fondo, no hay desborde en el uno contra uno, ni por consiguiente se logran centrar balones en situación de ventaja a los atacantes, que apenas disponen de asistencias de gol con serias opciones de remate. Scepovic, que no dispara desde el 2 de septiembre en liga, puede dar buena cuenta del desierto por el que camina cada fin de semana. A su vez, el insistir en el juego interior facilita el repliegue rival, sin que tengan la necesidad de correr metros extra de dentro a fuera del campo y viceversa, lo que les produce menos cansancio y dudas.

5. Los balones parados no funcionan. A nivel ofensivo, por norma general, no se rematan y cuando se logra, parece más fruto de la casualidad y de cumplir ante el aficionado, que de confiar en anotar un gol. Cada jornada se sacan en vano varios córners y faltas, que para un equipo con serios problemas para atacar debería suponer todo un balón de oxígeno.

A nivel defensivo no existe seguridad en cuanto el rival desarrolla una estrategia mínima que derrocar. Exceso de nerviosismo.