Crónica: Palo para el Sporting

Andrés Menéndez

SPORTING 1905

El Sporting empata (1-1) en un notable partido que tuvo de todo y que estuvo muy cerca de ganar

30 mar 2019 . Actualizado a las 00:58 h.

Superado el desencuentro institucional en Madrid, el Sporting, entero de verde esperanza, sufrió un empate en Málaga (1-1). Perdió dos puntos y ganó en credibilidad. Demostró que está en el mejor momento de la temporada. Que va muy en serio, aunque ahora depende del tiempo y de los puntos. 

Vestido de coloso, jugador franquicia, Djurdjevic fue Hércules en Málaga. Un gigante. Minimizado en el último mes por la irrupción de Alegría, Uros, belicoso hasta el límite, se hartó de ser secundario. Nunca más. Muñiz, siempre estudioso, decidió vetar el fútbol directo sobre Alegría, con el marcaje del poderoso Ndiaye. Amigos desde que coincidieran en el Betis, el centrocampista africano se quedó a vivir encima del gigante extremeño. Le duró cuarenta y cinco minutos detener la euforia futbolística de Alegría. 

A este mejorado Sporting ya le empiezan a conocer su plan. Normal. Armado de valentía, a veces, incluso, demasiado valiente, Djurdjevic ganó todos los duelos y demostró que un jugador bueno puede ser mejor por su personalidad. Hombre de carácter, ya nadie recuerda sus complicados inicios. Otro habría dimitido antes.

Pizarro Gómez reconoció el desacierto del experimentado Adrián sobre el nobel Salvador. Vestidos al revés, Cristian, en su primer curso en el profesionalismo, demostró una veteranía inusual. Mostró la pelota al hijo de Míchel y, después, se fue al suelo. Tras un pequeño debate entre los delanteros (Álex y Uros) el serbio agarró el balón y olvidó su pasado con los puntos fatídicos. Lo lanzó igual que el derbi, pero en esta ocasión el final fue feliz: gol. Pocos minutos después el exjugador rojiblanco, Luis Hernández, tumbó a Alegría. Miró para otro lado Pizarro.

Demostró el Sporting que está absolutamente renovado. El ejemplo de la evolución está en Nacho Méndez, transformado de alto ejecutivo a un peón más. Todos, absolutamente todos, trabajan sobre la misma idea. Mérito de José Alberto.

Cuando mejor estaba el equipo rojiblanco llegó un cambio que tuvo efecto inmediato. Se fue Djuka, desatado en el primer tiempo, por Pablo Pérez. El gijonés, a veces demasiado emocional, entró revolucionado y cometió un error infantil.

Quizá el castigo fue demasiado con la roja. En pleno agite, Diego González, desesperado, también se fue a la calle. Se quedó todo igualado a diez. Apareció Gustavo Blanco, vencedor en el duelo con Salvador y Babin, en verano en la órbita de Miguel Torrecilla, para ajusticiar a un buen Sporting. Todo se volvió loco. Al Málaga se le olvidó que tenía un jugador menos. José Alberto decidió enviar un mensaje. Álex Pérez reemplazó a Alegría. Y cuando todo parecía destinado a finalizar llegó el palo más grande para el Sporting, el de Robin Lod. El finlandés tuvo la jugada para llevarse los tres puntos y ser estrella. No pudo ser. 

Alineaciones

Málaga: Munir, Iván (Mula min 73), Luis, Diego, Ricca, Alejo, N'Diaye, Morán (Seleznov min 50), Ontiveros, Leschuk y Adrián.

Real Sporting: Mariño; Geraldes, Peybernes, Babin, Molinero; Traver, Salvador, Nacho, Aitor (Lod min 77); Djurdjevic (Pablo Pérez min 60) y Álex Alegría (Álex Pérez min 88)

Goles: 0-1 Djurdjevic (min 19) 1-1 G. Blanco (min 83)