Xandao: «En el Sporting fallé yo, no Torrecilla»

David Acebal

SPORTING 1905

Xandao
Xandao

Entrevista con La Voz de Asturias

27 abr 2020 . Actualizado a las 19:48 h.

Visto y no visto. Alexandre Luiz Reame 'Xandao' (Brasil, 1988) se enfundaba los colores del Real Sporting de Gijón  en el verano de 2017 para dejar la disciplina sportinguista apenas seis meses después. El central brasileño engrosaba la lista de extranjeros sin fortuna y abandonaba la liga española como un semidesconocido para los aficionados, con solamente cuatro presencias sobre el verde. Sincero y cercano, conversa con La Voz de Asturias y repasa sus recuerdos en rojiblanco.

-¿Cómo le van las cosas?

«En casa, en Brasil, en cuarentena y preocupado por la situación. Aquí están aumentando los casos y si no se toman cuidados puede ir a peor. En lo personal con preocupación doble, mi mujer está embarazada, esperamos a nuestro primer hijo, una niña. Hemos tenido algunas complicaciones, aunque gracias a Dios todo va mucho mejor, así que extremamos las medidas»

-¿En búsqueda de un nuevo equipo?

«Dada la situación global, también la particular, he recusado algunas propuestas de clubes de Europa o Brasil. Ahora toca esperar a que pase este momento. Es cierto que desde diciembre estoy sin equipo, después de cuatro meses jugando en Indonesia y disfrutando de una experiencia muy diferente de lo vivido antes. La pandemia dificultará algo las cosas, pero me lo tomo como un tiempo importante para dedicar a mi familia, que es prioridad»

-Cuando se incorporó al Sporting también venía tras un largo periodo sin competir, ¿fue la razón de su breve paso por el club?

«Seguramente una de las más importantes. Es una situación muy complicada para un jugador profesional cuando llevas tanto tiempo sin actuar, eso hace mucho más costoso coger la formar y el ritmo. Me perjudicó mucho cuando llegué al Sporting. En Gijón tenía un gran cuerpo técnico y un gran preparador físico, que tuvieron mucha paciencia conmigo, me prepararon, me dedicaron casi un mes más de preparación física que al resto de mis compañeros para lograr que me incorporara en las mejores condiciones al grueso del equipo, pero igual, me costó mucho tener ritmo y poder disputar los primeros minutos. La realidad es que fue un factor que afectó mucho» 

-¿Cómo recuerda su fichaje?

«Cuando se pone en contacto Torrecilla yo estaba en Brasil hacía cuatro o cinco meses. En el momento que me llamaron para ver si me interesaba ir al Sporting, de primeras ya vi que era una opción muy interesante para mi, yo había estado cuatro años en Rusia, había tenido que pelear mi rescisión con el Anzhi y no quería regresar a el país. Como tengo pasaporte italiano mi intención era volver a Europa, por eso cuando surgió la opción del Sporting, me encantó. Lamento profundamente no haber podido mostrar todo mi potencial y retribuir con resultados la apuesta y el esfuerzo que hicieron para contratarme» 

- ¿Entiende que su contratación se utilice para atacar la labor del director deportivo?

«Realmente no lo entiendo. En el primer contacto, uno pregunta y las referencias de Torrecilla eran las mejores, con mucha credibilidad entre la gente del fútbol, que valoran su profesionalidad y trabajo. Personalmente, tras conocerle y compartir con él, sólo puedo agradecerle la oportunidad de contratarme y lamento no haber podido ayudarlo como me gustaría, devolverle toda la confianza que tuvo en mí, en mi trabajo y mi fútbol. Que no saliera bien, es mucho mayor mi culpa, que una mala gestión suya. En el Sporting fallé yo, no Torrecilla»

- ¿Había demasiada presión sobre el equipo?

«Pienso que la presión hay que verla como algo normal. El tamaño del club, un equipo importante, que había bajado el año anterior. Era normal que hubiera presión externa, de afición, prensa, todo, pero también nosotros nos presionamos de forma interna, en el vestuario, porque sabíamos que en el Sporting, con toda la tradición y lo que representa, teníamos la obligación de ponerlo otra vez en Primera división. La pena que no empezamos bien y después nos costó demasiado coger otra vez los puestos para disputar el play off. Sabíamos que si hubiéramos iniciado la temporada con más puntos...»

- ¿Se perdió el ánimo las últimas jornadas con Paco Herrera?

«No creo que el vestuario perdiera el ánimo. Para mi Herrera es un gran profesional. Siempre mostró su mejor cara, nos animaba, siempre atento a todos los jugadores del vestuario. Conmigo, que no tenía muchas oportunidades con él, siempre me llamaba para hablar, charlar, explicar las situaciones, para pedirme lo que esperaba de mí. Es muy importante que un entrenador tenga ese contacto con la plantilla, no dar atención solamente a los once que juegan, yo eso lo valoro mucho y Paco tiraba de todos. Es una lástima que no tuviera buenos partidos desde el principio, pienso que la historia sería diferente, quizás ni se hubiera necesitado cambio de técnico y podríamos haber hecho una bonita campaña hasta el final con él, pero todos sabemos que si las cosas no salen como están planeadas siempre acaba sobrando el entrenador, como pasó en esa ocasión»

- ¿Baraja le abrió la puerta de salida?

«No, para nada. Nunca me dijo que buscara otro equipo. Yo entrenaba como el resto de la plantilla, él me dio buenas palabras siempre, animándome para ganarme una oportunidad. Pero cuando se abrió la ventana de traspaso, me surgió una oportunidad en Bélgica, con un entrenador que ya me conocía, ya había trabajado con él en Lisboa. Era una bonita oportunidad, con el reto de lograr el ascenso a Primera en sólo 5 partidos, el entrenador creía que yo iba a ser importante para lograrlo. Pensé que era la ocasión que buscaba para terminar la temporada jugando y con más minutos de partido, recuperando sensaciones, así que por eso rescindí en Gijón. Baraja no tuvo nada que ver»

- ¿Siente que en Gijón no se vio al verdadero Xandao?

 «Sin duda. No se me conoció realmente por una sencilla razón. Yo sentía una presión interna de dar resultados, de retribuir todo lo que hicieron por mi y cuando no lo conseguía y pasaban los partidos sin minutos, sin poder jugar, eso me causaba una frustración, que me impedía demostrar quien soy. La versión que conocieron en Gijón no es el Xandao de verdad por ese motivo, porque me sentía presionado internamente al no poder rendir a la altura de lo que se esperaba. Fue algo que no pude superar en el tiempo que tuve allí. Lamento que no conocieran mi mejor versión, ni jugando ni como persona. Mire, tengo la fe en Dios como base en la vida desde que tuve un encuentro muy profundo, sobrenatural, con Jesús a los 19 años y desde entonces decidí vivir para honrar el nombre de Dios en todo lo que haga y creo que no depende sólo de mi esfuerzo o mi mérito, lo bueno o lo malo que pueda suceder, que tenemos que reconocer la soberanía de un ser superior y es lo que trato de hacer» 

- ¿Qué se llevó de positivo de Gijón?

«Dos aspectos. En lo personal, el gran apoyo que me brindaron todos en la plantilla, especialmente los jugadores de mi posición, Álex Pérez, Barba, Quintero, teníamos una amistad diferente no parecíamos rivales por un puesto. Nos llevábamos muy bien y es lo que más valoro de mi tiempo en el equipo. Me fui encantado con el tratamiento y el cariño de toda le gente conmigo, tanto de la plantilla, la dirección técnica y la afición, por eso, lo que más siento de mi paso por Gijón es no haber podido devolver toda esa confianza. Luego, en lo deportivo, la afición. Tan pasional, muy diferente de lo que he visto en mi carrera. Siempre apoyando, en El Molinón y en cada estadio que visitamos. Hacen la diferencia a favor de los jugadores. Cuando te sientes respaldado, ves que están continuamente empujando, te hacen dar todo lo que tienes, es algo que los jugadores siempre buscamos y fue muy bonito de vivir, algo que quedará marcado en mi carrera. Ojalá Dios quiera que vuelvan pronto a Primera»

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