Pizarra: Las 5 claves del empate del Sporting

Dani Souto

SPORTING 1905

Diego Mariño, tras atajar el penalti
Diego Mariño, tras atajar el penalti

Artículo de opinión

07 jul 2020 . Actualizado a las 15:17 h.

Una nueva oportunidad, esta con aroma a definitiva, que se escapa en El Molinón - Enrique Castro Quini. Empate insípido de un Sporting que se queda en tierra de nadie, a cinco puntos de la zona de Playoff y a seis de los puestos de descenso. Cielo e infierno con muchos equipos entre medias, lo que dificulta marcarse cualquier tipo de expectativa restando tan solo cuatro fechas para el final del campeonato. Los de Djukic volvieron a mostrar un rostro serio ante un rival que, hasta la previa, era considerado como ‘directo’. Sin embargo, no nos llevamos la sensación de haber visto a un equipo candidato a alcanzar el objetivo marcado con la llegada del serbio a pesar del empate.

Tramos de buena presión

Siendo el Girona uno de los equipos que acumulan mayores cifras de posesión del campeonato, en largos tramos del encuentro se mostró incómodo en esta faceta ante la buena presión adelantada del Sporting. Los de Djukic forzaron al conjunto catalán a jugar en largo desde sus centrales en numerosas ocasiones, dificultando su salida en corto e impidiendo que se asentaran con facilidad en la mitad de campo sportinguista. A pesar de los intentos del equipo dirigido por Francisco, el Sporting fue quien tuvo mayor tramo la posesión de balón, defendiendo bien esos envíos directos del Girona y obligando a los gerundenses a buscar soluciones por las bandas.

Gran defensa del área

Derivado de lo anterior, el Girona solo encontraba ciertas facilidades para progresar a través de los costados. Con dificultades en los primeros pases y muchas piernas en el pasillo central, las subidas de Calavera ?y Maffeo en los primeros minutos antes de su lesión- y de Mojica fueron la principal vía de los catalanes para acercarse al área del Sporting. Una zona que estuvo siempre controlada por la pareja de centrales rojiblanca. Jean-Sylvain Babin y Marc Valiente se complementaron bien al repartirse las marcas y los espacios en la zona de castigo, mostrándose solventes en los duelos aéreos y atentos en la anticipación en los centros a media altura o rasos. Sin duda, dos de las notas más destacadas del encuentro en clave sportinguista.

Mariño, de nuevo salvador

Sin embargo, tener una de las mayores amenazas de la categoría enfrente supuso que el meta gallego tuviera de nuevo que aparecer con alguna mano salvadora. Mariño volvió a asumir su responsabilidad en un equipo al que no rematan demasiado y que necesita de un portero que mantenga un alto índice de acierto. Mariño es ese tipo de guardameta, y así lo demostró manteniendo su portería a cero una vez más -ya son 16 esta temporada- con paradas de mérito ante el colmillo del destacado máximo goleador de la categoría, Christian Stuani.

Falta evidente de desequilibrio

Si en la faceta defensiva volvemos a enumerar varias virtudes del conjunto sportinguista, en el otro lado de la balanza debemos colocar una vez más algunas cuestiones ofensivas. Por un lado, la evidente falta de desborde y desequilibrio del equipo de Miroslav Djukic. El Sporting estuvo sobrio en salida de balón, llegando con relativa comodidad a campo contrario, pero una vez llegaban a zonas delicadas para los intereses rivales, el Sporting se topaba contra un muro. El Girona ofrecía espacios que los rojiblancos no eran capaces de atacar con desmarques de ruptura, obligando a imaginar otro tipo de jugadas para poder girar a la defensa rival. Sin Manu García ni Murilo especialmente inspirados una semana más, siendo los jugadores con teórica mayor capacidad para el uno contra uno del equipo, el Sporting careció del desequilibrio suficiente como para inquietar a la defensa gerundense. Dos intentos de regate para el brasileño, ninguno de ellos con éxito. Cifras que asustan.

La soledad del punta

Tres remates entre los tres palos realizó el Sporting en un partido en el que no ocurrieron demasiadas cosas. Ninguno de los mismos ejecutado por los dos delanteros centro que estuvieron sobre el césped como rojiblancos, pues las dos acciones más peligrosas de los locales llegaron en jugadas a balón parado. El tema de la efectividad es algo que se lleva repitiendo toda la temporada, pero ya no solo hay incapacidad de acierto, sino también de llegada. El delantero centro del Sporting es una isla en medio del océano cuando el equipo tiene el balón, luchando los envíos en largo desde los centrales cuando debe hacerlo, están más enfocados a la guerra particular ante los zagueros rivales que a ser elementos asociativos en el juego. Pero además, cuando se consigue llegar de alguna forma, la ocupación del área no es ni mucho menos la idónea. El delantero del Sporting no consigue rematar lo poco que se genera y cuando lo hace es más raro el acierto que el error. Djukic no termina de dar con la tecla para solventar el principal déficit del Sporting esta temporada.

Los cambios

Djurdjevic por Álvaro Vázquez. Clásico cambio de delantero de Djukic que no dio resultado. El serbio fue el hombre de refresco que más tiempo tuvo para hacer algo sobre el césped y posiblemente no solo no mejoró al catalán, sino que bajó su rendimiento. Un jugador que siempre busca la fricción y que salió incluso pasado de vueltas.

Pablo Pérez por Murilo. El brasileño sigue dando muestras tempranas de agotamiento en cada partido, y la entrada del canterano ya se ha convertido en rutina. Pablo pudo luchar con más acierto algún balón directo que caía por su zona, pero tampoco llegó a aportar desequilibrio echado a banda. Correcto en los pocos minutos que tuvo pero insuficiente.

Gaspar por Manu y Salvador por Carmona. Dos sustituciones sin incidencia alguna por el momento en que se dieron. Ni Gaspar ni Salvador tuvieron tiempo casi a intervenir a pesar de haber entrado por dos futbolistas que estaban firmando un encuentro gris. Cambios tardíos de Djukic que no sirvieron para cambiar nada.

Nota a Djukic y al cuerpo técnico

Suspenso. A pesar de haberse enfrentado a una de las mejores plantillas de la categoría y de mostrar una cara seria y férrea en defensa, la inoperancia en el ataque sportinguista no termina de compensar lo anterior. El equipo solo se mostró apurado en busca de ese gol que le diera la victoria en los últimos instantes del partido. Malas sensaciones de un Sporting insípido en ataque. La imagen dada no es suficiente para alcanzar un objetivo cada vez más lejano en el horizonte cuando el tiempo ya se está agotando. Djukic se queda sin balas en la recámara. Además, su nula influencia en el transcurso del partido desde la pizarra o a través de las sustituciones hacen que merezca finalmente el suspenso.

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