Pizarra: Las 4 claves de la derrota del Sporting

Dani Souto

SPORTING 1905

Gallego
Gallego LaLiga

Artículo de opinión

18 abr 2021 . Actualizado a las 17:06 h.

Nunca es buen momento para perder un partido. Menos aún lo es perder un derbi. De treses va la cosa: tercer duelo regional que termina con el mismo desenlace y tercera derrota consecutiva esta temporada. El Sporting sigue en puestos de Playoff, pero las distancias se acortan. Tan solo cuatro puntos respecto al Girona hacen que esta dinámica actual haga acrecentar las dudas. Habrá que ver si el derbi sirve para modificar la tendencia o la termina prolongando. Analizamos a continuación algunas de las claves de la derrota rojiblanca:

Inicio positivo truncado con el gol

Aún era pronto para definir una tendencia en el partido, pero el inicio rojiblanco transmitía sensaciones positivas. Djuka y Campuzano se turnaban atacando al espacio y desde segunda línea Pedro lograba encontrarlos como pretexto del tipo de jugada que más les acercaría a la meta de Femenías. El Sporting se asentaba en campo contrario con balón y estaba especialmente activo en la presión tras pérdida, buscando igualar a un Oviedo a priori superior en esos balones sueltos y segundas jugadas. Sin embargo, era sabida la importancia de frenar los ataques por fuera de los azules, y aun así, a la primera superioridad que lograron por su costado izquierdo, la jugada finalizó con un centro al área que los carbayones atacaron con criterio, con tres atacantes bien escalonados, en una acción defensiva que dejó cosas que desear. Esto cambió el rumbo del partido, con un Oviedo más ordenado, más cerca de su portería y con un Sporting que fue sumando minutos de posesión a la vez que perdía opciones de igualar el marcador.

Estáticos en ataque

El escenario de partido no varió desde el gol de Diegui. El Sporting se adueñó del balón, pero fue incapaz de encontrar fisuras ante el orden defensivo del repliegue azul. Solo lograron encontrar alguna internada de Bogdan atacando al espacio para ganar línea de fondo, algo a todas luces insuficiente por el escaso índice de éxito de un pase tan complicado y por la poca capacidad para terminar de definir la jugada con acierto. Los de David Gallego movían el balón, pero no eran capaces de encontrar jugadores entre líneas o de desbordar a la defensa ovetense a través del desequilibrio individual. El Oviedo se defendía bien, pero también fácil. El Sporting no supo hacerle daño, y con el paso de los minutos cada vez el equipo ofrecía menos en su paleta de recursos ofensivos, fiando todo a unos centros al área donde los de Ziganda ?a excepción de algún remate de Pablo Pérez- se sabían superiores.

Frecuentes pérdidas cerca de la divisoria

A esta falta de desequilibrio en el último tercio de campo se sumó a lo largo del partido la precipitación y los errores con balón una vez superaban la divisoria. El Oviedo únicamente iba a buscar arriba al Sporting cuando el balón estaba en los pies de Mariño (al menos hasta el minuto 70), momento en el que se exponía estirando sus líneas y ofreciendo más espacios a su espalda. La opción más habitual para los de Ziganda era esperar en su propio campo e intensificar la presión una vez los de Gallego pisaran su parcela. En esos metros posteriores a la divisoria, el Sporting comenzó a sumar imprecisiones y perder balones que propiciaron algún intento a la contra de los carbayones. No lograron sentenciar los visitantes en estas acciones, pero la precipitación comenzó a apoderarse de un conjunto local que necesitaba de una mejor versión con balón (mayor continuidad en sus posesiones) para lograr inquietar un mínimo a su rival.

Superados en los duelos individuales

Era el terreno predilecto para los intereses azules, que se sucedieran las imprecisiones, que les trataran de superar a través del envío directo o de acciones individuales. Ahí, los de Ziganda tenían ganada la partida de antemano, y las cartas jugaron a su favor. El Sporting, errático con balón, facilitó que el Oviedo buscara esas segundas jugadas, que se generaran acciones de balones divididos y disputas por alto. El partido fue poco a poco a su terreno cada vez que los de Gallego trataban de avanzar. Poco peligro lejos del área de Femenías, escaso cuando intentaban acercarse. El Sporting perdió la batalla en estas acciones, lo que lo alejó en todo momento de llegar a competirle un empate que no parecía posible aunque el partido se alargase noventa minutos más.

Los cambios

Pablo Pérez por Campuzano. Cambio de plan al entrar un perfil de jugador diferente al que salió, de manera obligada por una nueva lesión, eso sí. El canterano puso su empeño habitual, siendo una herramienta útil (o al menos más de lo que había sobre el campo) para esos envíos directos a los que se tuvo que recurrir. Se ganó algún remate por alto en el área azul, pero la empresa era difícil.

Rosas por Bogdan y Gragera por Fuego. Refresco en dos posiciones que estaban sufriendo, especialmente a la hora de defender las internadas por ese sector de un inspirado Borja Sánchez. No tuvieron oportunidad para destacar ni para bien ni para mal en los veinte minutos que disputaron.

Nacho Méndez por Aitor. Otro revulsivo que incluía un matiz al juego, con presencia por dentro y cediendo definitivamente el carril por izquierda a Saúl. De todas formas, Nacho apenas pudo aparecer.

Nota a David Gallego y el resto del cuerpo técnico:

Suspenso. Bien es cierto que el gol inicial del Oviedo dio al traste con una foto inicial prometedora, pero con el guion del partido en contra y un rival completamente enfocado a defender su botín, el Sporting no tuvo la capacidad para voltear esta situación ni en juego ni en sensaciones. La reacción no llegó. Se intentó, pero no se consiguió inquietar. Cómo habría sido el partido sin encajar ese gol tan pronto es fútbol ficción. Lo que vimos es que al Sporting se le volvió a atragantar un partido en el que debe llevar la iniciativa tras verse por detrás en el marcador. Imagen mejorable.

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