Artículo de opinión
11 may 2021 . Actualizado a las 20:59 h.Gaspar rompió la sequía, goleadora y de victorias, culminando una jugada propia de un tres o cuatro a cero: circulación de la pelota desde el campo propio, tacón de Djuka, asistencia de Bogdan, dejada de Manu y balón ajustado al palo izquierdo. El Sporting necesitaba ganar sí o sí y ganó y el resto debería importar más bien poco.
Hace unos días, buceando en la galería de imágenes del móvil, descubrí que casi todas las mañanas, cuando suena la alarma e intento posponerla cinco minutos más, hago involuntariamente una captura de pantalla. Lo curioso de este descubrimiento es que en las imágenes se pueden ver las notificaciones de mensajes sin leer de la noche anterior y cómo mismas personas han ido cambiando de opinión según el resultado del fin de semana. Algunas se mantienen firmes y mueren con sus ideas; para otras, cada jornada es un mundo y no hay mochila que pese en sus espaldas. Pero no nos engañemos, tanto la coherencia como el adanismo son posturas igual de válidas en el fútbol.
Aquí se viene a otra cosa
Cuando terminó el partido, el Sporting publicó en Twitter una foto con el resultado, como es habitual, pero lo que no es tan habitual, o al menos eso creía yo, es leer comentarios negativos después de una victoria. Hubo una respuesta que me llamó la atención, un usuario que se quejaba porque para una vez que ganamos, como si el Sporting estuviera descendido matemáticamente y ya no aspirara a nada, es contra el Lugo, el equipo que nos ayudó en nuestro último ascenso.
En una de las columnas recogidas en el libro póstumo del periodista David Gistau El penúltimo negroni (ed. Debate), Gistau cuenta una anécdota que presenció un amigo suyo hace ya más de una década en el estadio Vicente Calderón. Un chico joven se quejaba por el juego del Atlético hasta que un veterano de la grada ya no pudo más y le espetó: «Oiga, a disfrutar se va a Chamartín. Aquí se viene a otra cosa». En el entorno del Sporting a veces siento que ocurre algo similar, que hay quien está más cómodo en la derrota, que esta semana están de capa caída y que solo les faltaría añadir, ya sin tapujos: «Oye, que lo de ganar está muy bien, ¿pero ahora qué hago yo con lo que resta de semana? Y peor aún, como nos de por ascender, ¿a quién culpo de mis frustraciones durante el verano?».
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