Pizarra: Las 4 claves de la derrota del Sporting

Dani Souto

SPORTING 1905

Manu García
Manu García LaLiga

Artículo de opinión

18 may 2021 . Actualizado a las 14:32 h.

Derrota dolorosa del Sporting en Montilivi. Tres puntos que van para un rival directo y que, con pocas balas ya en el cargador, pone un terreno de por medio que no será fácil de recuperar. Sea como sea, los de Gallego suman una nueva jornada en puestos de promoción y ya van 39. A esto toca agarrarse, con la esperanza de que esta situación se reproduzca también en la 42. Eso sí, ya sin margen para el error. Analizamos algunas de las claves de esta derrota en suelo gerundense:

Plan adaptado al sistema rival

Los sistemas con tres centrales tienen como peculiaridad la flexibilidad en cuanto a dibujo o disposición sobre el campo cuando al equipo le toca atacar. Si en el Sporting es Javi Fuego quien modifica su posición con balón ubicándose entre centrales, el Girona no necesitaba de ningún ajuste para tener esa superioridad en su primera línea. Además, con los carrileros como únicos habitantes de las bandas, el sistema de Francisco vaciaba los costados en pos de poblar el pasillo central, allí donde se cocinan los ataques. Siempre con un objetivo en mente: buscar superioridades numéricas (y por tanto espacios) en diferentes zonas y a diferentes alturas con balón. 3vs2 en salida, 3vs2 en la medular y 2vs2 en el duelo entre puntas y centrales.

Sin embargo, la suerte -y a la vez complejidad- del fútbol es su dinamismo. Gallego, conocedor de estas peculiaridades, adaptó la organización defensiva del equipo con pequeños detalles que redujeran el impacto del modelo de juego rival y dificultasen esa búsqueda de superioridades y espacios. El Sporting estrechó su línea defensiva, con los centrales mucho más cerca de los centrales de lo que es habitual, para estar en posición de ayudar al central y/o al pivote de su lado, teniendo la libertad para saltar sobre su marca si fuera necesario puesto que los hombres de banda (ayer Aitor y Gaspar) también ocupaban posiciones más retrasadas y a su vez más indefinidas. Unas veces seguían al carrilero mientras otras realizaban coberturas por dentro al pivote o a la zona entre estos y los centrales. Un desempeño defensivo que dejó patentes las dificultades del Girona por llegar con fluidez al entorno del área de Mariño.

Falta de continuidad con balón

A pesar de resaltar el buen ejercicio defensivo del equipo, lo cierto es que el Girona fue el claro dominador de la posesión durante un largo tramo del encuentro. El Sporting mejoró en la segunda mitad, superada la hora de partido, con los de Francisco en modo más reactivo que propositivo, pero en la primera parte la falta de continuidad con el cuero lastró las opciones de los rojiblancos. Cada recuperación en campo propio se convertía rápidamente en una pérdida, fruto de la incapacidad del equipo para combinar y zafarse de la presión alta. Es cierto que con el bloque rival más arriba, los de Gallego encontraron alguna solución con envíos más directos a pugnar al espacio, pero la discontinuidad en el juego era evidente. Se mejoró en la segunda mitad, empujados muy probablemente por la entrada de Pedro y el factor del marcador, que daba ventaja a los locales y les hacía ajustarse a un planteamiento más precavido. Sea como fuere, la calidad de sus posesiones siempre son un buen termómetro sobre el que medir el desempeño del Sporting, y en este caso costó bastante que cogiera la temperatura adecuada.

El balón parado para romper la igualdad

Destacaba el míster ante la prensa la importancia del balón parado en este partido y el buen hacer del equipo en ese sentido. Y no le faltó razón. Es cierto que el Sporting encaja el gol en una acción de esta naturaleza, aunque no por un error flagrante en defensa. Los de Gallego no sufrieron en exceso en estas jugadas ante un rival que trataría de exprimirlas ofensivamente, pero no solo eso, sino que llegó a inquietar en algún momento al meta rival cuando tocaba colgar el balón al área. El balón parado se convirtió, como habitúa, en juez y parte en estos partidos tan igualados en los que termina actuando inevitablemente como desatascador. Por desgracia, esta vez en contra del Sporting a pesar de no haber sido un mal partido en estas acciones. Así es el fútbol.

La toma de decisión y el último gesto

No es necesario recurrir y recordar la acción de Aitor para asentar el discurso de este párrafo. El Sporting logró generar situaciones de relativo peligro en la segunda mitad, al menos llegadas suficientes a ese último tercio que comprometiera el trabajo de la zaga local. Sin embargo, a pesar de ganar presencia de los laterales por fuera o situaciones de ventaja para los delanteros cerca del área de Juan Carlos Martín, la ocupación del área, la toma de decisión para la asistencia o la finalización y especialmente la ejecución de estas no fueron las mejores. Cuesta generar, pero cuando se hace no estamos en posición de desaprovecharlo. Poco más se puede decir.

Los cambios

Pedro por Fuego. Poco más de media hora para el canterano en un cambio con la clara intención de modificar la dinámica del partido en cuanto a las opciones con balón del equipo. El Sporting quería ganar cuota de balón y lo consiguió, con Pedro participando en la circulación y ayudando a elevar la altura del equipo en ataque.

Pablo Pérez por Gaspar. Más presencia por alto como recurso ante envíos directos y centros al área. Un cambio habitual con marcador en contra de cara a los últimos minutos.

Nota a David Gallego y el resto del cuerpo técnico

Suficiente. El resultado es verdaderamente dañino para las opciones del Sporting, pero más allá de esto, el partido del equipo tiene claros tintes grises y de color. Se mejoró en la segunda mitad y es de poner en valor el desempeño ?y adaptación- defensivo de la primera. El rival no generó más que el propio Sporting, pero acertó cuando tuvo que hacerlo. La cara con balón, especialmente en esa primera hora, el gran lunar de ayer. Seguimos en promoción, y eso es suficiente, pero el margen de error ya es nulo.

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