«Las 4 claves del empate del Sporting y del aprobado a Ramírez»

Dani Souto

SPORTING 1905

Miguel Ángel Ramírez
Miguel Ángel Ramírez La Liga

Texto de análisis

15 ene 2024 . Actualizado a las 15:01 h.

Se puede ver el vaso medio lleno, con el equipo dando continuidad a muchos aspectos positivos de su propuesta, o medio vacío, quedándonos con la falta de acierto en área rival y el punto cosechado, que sabe a poco dadas las formas. Sea como fuere, la realidad es que el Real Sporting de Gijón no logró superar a la SD Huesca en su retorno a la competición en un partido que fue claramente de más a menos. Un primer tiempo excepcional a falta de coronarlo con el gol le siguió un segundo de mayor agotamiento y menos oportunidades según avanzaba el reloj. Analizamos en base a 4 claves destacadas los motivos del empate rojiblanco:

Activos en zonas intermedias y seguros en recuperación

A la ya famosa presión tras pérdida de los rojiblancos, en el encuentro de ayer cabe sumar una correcta activación a diferentes alturas del campo para explicar el buen trabajo defensivo del equipo. El Sporting volvió a permitirse vivir la mayor parte del tiempo en la mitad de campo rival principalmente a partir de recuperar rápido y con el bloque alto la posesión de balón. Para ello fue clave la activación de la segunda línea, especialmente del doble pivote, Roque y Rivera, que jugaban con la consigna de ser atrevidos posicionalmente para saltar lejos de la línea defensiva, a veces incluso juntándose en el mismo carril, para así reducir los espacios para los jugadores del Huesca que trataban de salir con sus primeros pases.

Ambos cortaron muchas acciones, pero si no lo conseguían al menos forzaban a una salida menos limpia del rival para que completaran el trabajo Diego Sánchez o Róber Pier, también muy seguros en el duelo y la anticipación. Apenas un tramo de 10 minutos de desconexión en la segunda parte supuso el único tramo de dificultades defensivas. Clave también esos primeros pases y movimientos nada más recuperar. El Sporting estuvo muy seguro en ese aspecto, siempre con apoyos cerca para aclarar la jugada y poder reiniciar un nuevo ataque, y jugando con el temple y criterio que demandan esas jugadas ante la activación del rival.

Factor sorpresa ante el atasco interior

Precisamente la pareja de centrocampistas, esta vez sin un habitual Nacho Méndez sobre el césped, ofrecía el interrogante de quién adoptaría más el rol del luanquín. Sin embargo, la respuesta puede ser que ninguno. El comportamiento de los dos pivotes rojiblancos fue algo diferente a lo habitual. Ocupando diferentes alturas, ambos se iban alternando a la hora de dar ese paso al frente y ganar unos metros ubicándose entre líneas. Ramírez argumentó que ante un rival tan cerrado y con las líneas tan juntas, defender al jugador que llega es más complicado para ellos que parar al que ya está posicionado junto a ellos. Ese factor sorpresa desde segunda línea se antojó clave desde un inicio, cuando parecía buscarse de manera intencional en repetidas ocasiones. Sin embargo, más en la segunda parte con el ajuste táctico rival, en el carril interior se formó un atasco que ni en la rotonda de Viesques en hora punta, por lo que esto no terminó de sumar eficacia, empujando a la mayoría de jugadas a desembocar por los costados. Algo, por otro lado, totalmente habitual en el fútbol actual.

Múltiples formas de llegar, sin acierto en la definición

Hilado con lo anterior, el Sporting mostró versatilidad a la hora de trazar caminos hacia el área rival. A lo largo del partido se vieron acciones muy diferentes que acabaron en ocasión de gol, como envíos directos a la espalda de la zaga, viendo constantes amagos y desmarques de ruptura de la última línea rojiblanca -por ejemplo el mano a mano al palo de Campu-, ataques verticales en transición -remate al larguero de Otero- o llevando el balón a los costados para los centros a diferente altura de Cote, desde tres cuartos, o de Hassan llegando a línea de fondo. La ocupación de espacios en el área en términos generales fue correcta, y la llegada y presencia de jugadores a esas posiciones de remate tampoco estuvo mal enfocada, pero faltó claramente el punto de finura y calidad en la definición para que al menos una de estas ocasiones abriera el partido con un gol. Sin ello, el reloj jugaba en contra de los locales.

Decreciente ritmo en la circulación

Con un rival que priorizaba el orden defensivo y que juntaba mucho sus líneas con prácticamente la totalidad del bloque por detrás de balón, abrir una defensa así siempre resulta complicado. Clave para ello es una correcta circulación de balón, a un buen ritmo en el pase y buscando el juego de lado a lado. Cual limpiaparabrisas. Así, obligando a la basculación del rival, no sólo lo desgastas en el esfuerzo, sino que en ese movimiento y cambio de posición es cuando pueden aparecer esos espacios tan deseados entre sus líneas e intervalos. El Sporting fue alternando su propuesta con balón en este sentido, con tramos más frenéticos con balón y otros más pausados, interpretando las demandas de la jugada.

Por ejemplo, resulta muy habitual un ritmo más lento en la primera línea o pases iniciales para luego acelerar llegando a campo rival para tratar de sorprender y poner en dificultades. Sin embargo, al equipo se le notó falto de frescura en la segunda mitad. Más allá de interrupciones en el partido, como en el último tramo del primer tiempo o en el ecuador del segundo, que cortan el ritmo de juego, el Sporting dio la sensación de un quiero y no puedo con el 0-0 en el marcador y el último tercio de partido por delante. Las sustituciones no aportaron ese aire fresco al bloque como deberían y en ese contexto de partido, con la necesidad de sumar ritmo pero siendo incapaz de imprimirlo, la bola de nieve cada vez se hacía más grande y el Sporting más se alejaba de la victoria. Si se hubiera acertado antes en la definición, con 1-0 este tipo de partidos cambia mucho; otro gallo hubiese cantado.

Los cambios

Rosas por Pascanu. Apuesta más ofensiva por el carril, a pesar de darse en el momento de mayor agobio defensivo. El plan táctico parecía incorporar a Guille por dentro para así fijar a alguna de las ayudas por ese costado para facilitar el duelo de Hassan, su socio por ese costado.

Djuka por Campuzano. Cambio en intenciones lógico, pues el equipo estaba necesitando algo más de empuje en esos minutos hacia el área, pero el montenegrino no estuvo nada fino con balón y no consiguió sumar lo que se pretendía desde su entrada al campo.

Villalba, Nacho Martín y Lozano por Gaspar, Rivera y Hassan. Piernas renovadas para los costados y en la medular, sustituyendo a un Rivera lesionado. Correctos en algunos casos, pero sin más que añadir. No fueron sustituciones que desde su frescura dieran el aire que se esperaba al equipo, que mejoró en el tramo final respecto a los minutos anteriores, pero ya sin la sensación de estar ni mucho menos cerca del gol del triunfo.

Nota a Miguel Ángel Ramírez y el resto del cuerpo técnico

Bien. La valoración en forma de nota seguramente haya ido decreciendo con el paso de los minutos durante el partido, siendo difícil ajustar considerando todo en su conjunto. El primer tiempo fue de un altísimo nivel, de los más dominantes del curso, contando incluso con varias ocasiones para poderse haber adelantado en el marcador con facilidad. No fue así en el remate final, y esa fue la gran losa para el resto del encuentro.

En el segundo tiempo, tras evaporarse el gran arranque, hubo un tramo de dificultad, otro de poco juego y uno final de impotencia, de querer y no poder. Se cambió a medio equipo, todos del mediocampo en adelante, y el Sporting no fue a más, sino casi lo contrario. Quizás pueda pensarse que lo normal era no acabar el partido sin goles, pero esto puede ocurrir, y acabó derivando en un encuentro en su conjunto con bastantes luces y sombras reflejadas. Si en la definición se hubiera estado mínimamente acertado y el marcador fuese otro, seguramente la sensación general sería más positiva aun con el mismo partido ejecutado.