«Las 4 claves de la derrota del Sporting y del suspenso a Ramírez»

Dani Souto

SPORTING 1905

Miguel Ángel Ramírez
Miguel Ángel Ramírez LaLiga

Texto de análisis

29 ene 2024 . Actualizado a las 21:34 h.

Anoche el Real Sporting de Gijón cayó derrotado por primera vez en su feudo, El Molinón - Enrique Castro 'Quini', en lo que va de temporada. Lo hizo además siendo remontado, circunstancia que tampoco se había dado este curso hasta la fecha. Un partido de más a menos en cuanto a dominio y ejecución, pero que destapó algunas deficiencias del equipo de Miguel Ángel Ramírez en diferentes fases del juego. Analizamos en base a 4 claves los aspectos más destacados de la derrota rojiblanca:

La apuesta de inicio por Rosas y la movilidad en la penúltima línea desde la libertad de Hassan

Tres fueron los cambios de inicio de Ramírez en el once, pero uno más relevante que el resto por lo que supone estructuralmente. La entrada de Guille Rosas influyó en los comportamientos del equipo en campo rival, especialmente de cara al último tercio. Por izquierda, el funcionamiento era el habitual, con un Cote prácticamente como un carrilero -con el grancanario ordenándole subir más de lo que lo estaba haciendo en varias jugadas- y un Gaspar con total libertad para estar por dentro, aparecer en derecha y acercándose incluso a la base de la jugada en algunas ocasiones.

Por derecha, sin embargo, hubo novedades. Si bien las incorporaciones de Rosas eran medidas y Hassan aportaba mucha más amplitud que Gaspar, lo cierto es que el franco-egipcio ganó en movilidad y libertad, asemejándose en muchas jugadas a los movimientos trazados por su homólogo en izquierda. Esa movilidad de los dos teóricos extremos, acumulando muchas veces superioridades en uno de los costados y siendo muy difíciles de marcar y seguir fue el punto distinto que trabajó la ofensiva del Sporting para este partido. Todo desde el sentido que le da la presencia de un lateral puro como es el caso de Rosas. Aunque no se terminó de aprovechar realmente.

Mala toma de decisiones cerca del área rival

A pesar de esa novedad en ataque, el equipo transmitió la sensación de faltarle un punto más a la hora de atacar el área rival, sobre todo en ataques posicionales. Como más daño pudo hacer el Sporting fue nuevamente en transiciones, pudiendo ser vertical y atacando tras forzar la pérdida del rival. En estático o en jugadas más elaboradas, los rojiblancos hicieron muchas cosas bien, especialmente en la primera hora de encuentro, pero se generaba un efecto embudo que impedía mantener esa fluidez también en los últimos metros. Es por ello que el desequilibrio que genera Hassan desde la derecha se llevó prácticamente todo el foco, pero tanto él como sus compañeros no tuvieron la finura necesaria en el momento decisivo para buscar situaciones de remate.

Malas decisiones en el pase, desde el no arriesgar muchas veces, pasando por colgar centros cuando no tocaba o sin entendimiento muchas veces al atacar la espalda de la línea defensiva, por ejemplo. Un cúmulo de circunstancias que impidieron ver una versión positiva del Sporting en el último tercio en general.

Expuestos a las transiciones del rival

Uno de los problemas derivados de lo espeso que estuvo el equipo en el último tercio fue el no poder acabar muchas de las jugadas elaboradas. Esta situación hizo que el Sporting perdiese muchos balones ubicados en ataque y estando desprotegidos ante una contra del rival. El Racing sacó rédito de esto con ataques verticales que en muchos casos derivaron en jugadas en igualdad numérica con los defensores rojiblancos y en ocasiones incluso en superioridad para los atacantes. Los de Ramírez cedían los espacios lógicos a espalda de su línea de centrocampistas al estar ubicado en bloque alto.

El Sporting no venía sufriendo tanto en este aspecto debido a su capacidad para presionar tras la pérdida, forzando a una salida errática de su rival que favoreciera la recuperación ya fuese inmediatamente o con la ventaja para la línea defensiva. Anoche eso se vio a cuentagotas, y cuando se dio así fue cuando los rojiblancos se pudieron instalar en campo rival y dominar más el partido, pero no fue la tónica general. A pesar de haber incidido mucho en las ayudas defensivas (se notó especialmente en el trabajo de Otero y Campuzano primero, así como de Gaspar y Hassan repitiendo esfuerzos), quedó al descubierto la vulnerabilidad del equipo en las transiciones ataque-defensa.

Pérdida del control del partido en la segunda parte

El Sporting logró tener el grueso de la posesión durante un largo tramo del encuentro, asentado por momentos en campo rival y marcando el ritmo del partido. En estas, el Racing tampoco estuvo incómodo defendiendo en bloque medio - bajo, esperando su opción a la contra y haciendo daño así como comentamos anteriormente, faltándole a los locales ese punto de agresividad en el último tercio también comentado. Sin embargo, las interrupciones durante el segundo tiempo no beneficiaron al equipo.

Cortado el ritmo del partido, el Sporting se desdibujó y no fue capaz de volver a encontrar el camino, tampoco desde los cambios. Acciones puntuales como las jugadas de los dos goles de la remontada de los gallegos tuvieron un impacto total, incluso desmedido dado cómo se desarrollaron éstas, con un equipo que afrontó la última media hora -contando con un descuento muy largo- prácticamente en estado de K.O. general. Sin reacción, sin capacidad de retomar el control y sobre todo de dañar. Hubo amagos, como es normal, pero que se quedaron sólo en eso. Un Sporting que fue de más a menos en cuanto a propuesta y ejecución con el paso de los minutos.

Los cambios

Mario por Campuzano. Cambio obligado por lesión sin modificar el dibujo con el único delantero disponible en el banquillo. A Mario se le notó estar en ese punto de ir entrando en dinámica competitiva, pero también ofreció chispazos con movimientos del delantero que dibuja ser, además de servir para bajar algún balón largo complejo. Un perfil muy diferente a Campu, pero que no consiguió revertir una dinámica de partido que se iba poniendo cuesta arriba.

Nacho Martín y Queipo por Nacho Méndez y Gaspar. Piernas frescas buscando cambiar la inercia, pero sin que tampoco se notara excesivamente el cambio. El equipo no creció desde su entrada.

Villalba por Rivera. No tuvo demasiados minutos y se notó su presencia como perfil más ofensivo, buscando pases entre líneas más arriesgados, aunque llegó a faltar un punto de entendimiento y precisión en momentos puntuales. Una apuesta de riesgo para el doble pivote orientado en buscar el gol de la victoria. Salió cruz, aunque no por este cambio en lo individual.

Nota a Miguel Ángel Ramírez y el resto del cuerpo técnico:

Insuficiente. Partido de más a menos en el que se descubrieron algunos de los déficits del equipo. El control de una parte del mismo fue prácticamente estéril, sin capacidad para generar situaciones de remate -y desaprovechando individualmente aquellas que hubo- y evidenciando igualmente dificultades como en las transiciones defensivas. Tras esto se dio paso a unos minutos de mayor descontrol, sin conseguir virar a su favor un tramo final cortado por las interrupciones del partido y que acabaron con el peor desenlace posible.

Posiblemente un castigo demasiado severo, pero que como tal, al menos que sirva como toque de atención, porque anoche hubo muchas cosas que mejorar.