¿Por qué las famosas quieren dar a luz con Jackie y Abi?

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Lo de posar a las puertas del hospital se ha quedado obsoleto. Ahora los rostros conocidos presentan a los bebés vía Instagram, una estampa en la que desde hace un tiempo se cuela esta pareja de profesionales

17 ene 2021 . Actualizado a las 14:11 h.

Llevan un tiempo colándose en Instagram, pero nada comparado a lo de estas Navidades. El baby bum que ha habido entre las celebrities españolas entre finales del 2020 y los pocos días que llevamos de este año ha hecho que queramos saber de quiénes son esas manos que ayudan a traer al mundo a tantos bebés de caras conocidas, y otros tantos de las que no lo son. La complicidad de los padres con esta pareja profesional y personal es tal, que muchos de ellos apuestan por presentar a su retoño en compañía del ginecólogo y la matrona que han atendido el parto. Una de las últimas en mostrar sus agradecimientos ha sido la influencer María Pombo, que el pasado 27 de diciembre dio a luz al pequeño Martín. Unos días después, ya entrados en el 2021, hacían lo mismo Feliciano López y Sandra Gago, que acaban de convertirse en padres de Darío. También la periodista Isabel Jiménez quiso dar las gracias a todo el equipo de Bmum por los cuidados que recibió durante el nacimiento de su segundo hijo, Dani. Estos son los nombres más recientes, pero si echamos la vista atrás, vemos que Lorena Van Heerde, Helen Lindes, Laura Matamoros o Patricia Montero hicieron lo mismo en su momento. Sin embargo, y aunque es normal que nos llame la atención que tantísimas personas famosas se decanten por un equipo en concreto para un día tan especial, son muchísimas más las personas anónimas que también han apostado por entregarles toda su confianza en una etapa tan significativa. Porque el compromiso de este equipo no se limita al día del parto, sino que el proceso se extiende desde que conocen el embarazo hasta que la familia está adaptada al bebé.

«Establecemos una relación muy cercana, muy directa, con nuestros pacientes, tienen nuestros teléfonos personales, saben que para cualquier duda estamos aquí: médico, matrona... Creo que la clave es que les hacemos sentir como una familia. Nuestra identidad, como decimos, es cuidar de lo más importante, pero desde el corazón. Damos mucha importancia al plano emocional, al bienestar de los pacientes, no solo en cuanto al trato profesional sino a los valores», explica Jackie Calleja, ginecólogo y director general de Bmum, junto a su mujer, Abigail Núñez.

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Solo alguien que ha pasado un embarazo sabe cuántas preguntas, miedos e inseguridades surgen durante esos nueve meses, por lo que si multiplicamos los reclamos por cada una de las pacientes nos podemos hacer una idea de la entrega personal de cada uno de los profesionales. «Nuestra vida se paralizó hace cuatro años porque mi mujer y yo estamos única y exclusivamente viviendo para Bmum. Renunciamos a planes personales, a la familia, muchos días a nuestros hijos, sabiendo que están solos en casa, con la persona que nos ayuda, pero teniendo que perdernos muchas cenas y muchas comidas con ellos. Es muy duro. La gente cuando ve Bmum, y más ahora con la notoriedad que tenemos con algunas personas públicas, con búsquedas desde fuera de España, con gente que viene de otras ciudades... piensa: ‘Qué suerte, qué bien les va’, pero no es suerte, es fruto del trabajo y del esfuerzo. Y el 95 % de nuestros pacientes no son famosos, son anónimos, pero los atendemos a todos por igual», explica.

A raíz del nacimiento de su tercer hijo, que necesitó una mayor atención durante los primeros meses de vida, Jackie y Abi decidieron crear este proyecto hace cinco años. «Decidimos ofrecerles a las mujeres algo que nosotros no pudimos encontrar en otros lugares con muchísimos más medios y más dotación técnica y de personal, porque al final te das cuenta de que lo importante es el caramelo, y no el envoltorio. La gente lo que quiere es sentirse cuidada, acompañada», señala el ginecólogo.

Otra de las claves de Bmum es el trato personalizado. El equipo que lleva el embarazo desde el primer día es el mismo que atiende el parto sea el día que sea y la hora que sea, algo que según Jackie no ocurre en la mayoría de los hospitales, donde lo asume la persona que se encuentre de guardia. «Esto da mucha seguridad, porque la paciente sabe no solo quién es su matrona, sino cómo trabaja, porque la lleva conociendo siete meses, al igual que al ginecólogo. El mejor termómetro es la sensación de tranquilidad con la que llegan cuando se ponen de parto, porque vienen a ponerse en manos de gente en la que confían, que conocen de meses, y en muchos casos se ha creado una relación personal. Esto es lo que hace que una pareja esté pendiente de disfrutar y no de si tiene miedo, dolor o nervios», asegura.

MÍNIMA INTERVENCIÓN

La filosofía que promueven favorece, en parte, que la dedicación sea plena. Respetan los tiempos de la mujer, no son partidarios de inducir partos y sí de la mínima intervención, de ahí que los sacrificios personales se produzcan a horas intempestivas o en días no laborables. Jackie aclara que hay noches tranquilas, pero otros días en los que fácilmente reengancha la noche con la mañana. Para asumir un mayor número de pacientes y para no paralizar la consulta en caso de parto, el equipo liderado por el matrimonio se ha dotado de nuevas incorporaciones, muchos de ellos antiguos compañeros de trabajo con los que comparten filosofía para poder mantener su identidad. En la actualidad, el equipo lo forman cerca de 20 personas.

Aunque disponen de su propio centro a las afueras de Madrid (Aravaca), -donde se aúnan todos los profesionales que participan en los cuidados del recién nacido, desde ginecólogos, pediatras hasta fisioterapeutas- los partos los atienden en un hospital de la capital, donde cuentan con unas instalaciones acordes a su línea de trabajo. «Estamos muy encima de las pacientes. Solo para ellas, cuidando de cada momento del proceso del parto y personalizando mucho la atención», apunta. A veces, las que menos, surgen complicaciones, porque forman parte de la medicina. Y cuando las hay también lo cuentan a través de las redes sociales para acercar, con un lenguaje muy sencillo, la medicina a la gente, una tarea muy valorada por sus seguidores. «Explicamos que se puede hacer un parto cuando ha habido una cesárea anterior, o cuando hay que hacerla porque está mal colocado porque no pasa nada... Contamos lo maravilloso, y las cosas que no son tan buenas, porque también es la realidad», señala.

Son partidarios de que los nacimientos se desarrollen de la manera más natural posible, «a mí me gusta decir con la mínima intervención», aclara Jackie. «Hoy en día casi ningún parto es natural porque estamos en el mundo occidental y hay hospitales. Natural era lo de mi abuela en el corral. Hay que monitorizar al bebé para ver cómo está el latido, y luego la mamá que quiera analgesia, se pone, la que no quiere epidural, no se pone... Deciden su parto dentro de unos estándares de seguridad para ella y el bebé. Es verdad que la mayoría de las mujeres hoy en día quieren parir con epidural, porque duele muchísimo. No hacemos más que lo estrictamente necesario», explica Jackie que asegura que sus pacientes no temen una cesárea innecesaria porque «saben que si hay que intervenir, es por seguridad».

Aunque forma parte de una rutina, cada parto queda grabado a fuego en la memoria de los papás, y lejos de acostumbrarse, Jackie consigue contagiarse diariamente de esas emociones. «Es un momento muy emotivo, si eres un poco sensible, te involucras y te emocionas. Es un momento único y la atmósfera que creamos es muy dada a las emociones. Somos muy celosos con la intimidad, cuidamos mucho los detalles para que los padres puedan llorar sin estar pendientes de si tienen a quince personas delante, la puerta esté abierta...», explica alguien que cada día contribuye a llenar de alegría muchos hogares.