El Supremo anula el ERTE anunciado por Arcelor Mittal durante la pandemia

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VINCENT WEST

El Tribunal aprecia falta de información, mala fe empresarial y fraude

17 nov 2021 . Actualizado a las 13:26 h.

El Pleno de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo ha avalado este miércoles la sentencia que dictó la Audiencia Nacional el 30 de noviembre del 2020 en la que se declaró nulo el ERTE anunciado por la empresa Arcelor Mittal el 8 de mayo de 2020, alegando «razones productivas». La siderúrgica pretendía ejecutar una suspensión colectiva de contratos de trabajo hasta el 31 de diciembre del 2020, aprovechando la pandemia.

Los sindicatos impugnaron el ERTE y la Justicia les dio la razón entonces y se la vuelve a dar hoy con una sentencia en la que los jueces arremeten contra la compañía, a la que acusan de no aportar toda la documentación e información requerida, además de actuar con «mala fe empresarial» y de cometer «fraude».

El Supremo confirma que existió fraude de ley porque la empresa trató de utilizar la normativa excepcional de los ERTE surgida de la pandemia para incumplir las garantías pactadas con los sindicatos en el ERTE aprobado en junio del 2009, con sus sucesivas prórrogas. 

El fallo deja en muy mal lugar a la compañía, a la que reprocha haber entregado de forma incompleta las cuentas de las sociedades. Además, la sentencia señala que la crisis productiva a la que se aferra Arcelor Mittal para ejecutar la suspensión colectiva de contratos no es consecuencia de la pandemia, sino de los problemas latentes que ya arrastraba en el ejercicio del 2019. 

La estocada final de los jueces llega al valorar las negociaciones del ERTE por fuerza mayor que presentó la empresa, vinculándolo al covid-19. La autoridad laboral le denegó la solicitud mientras se extendían las consultas, durante las cuales, se llegó a amenazar a los sindicatos con realizar entre 50 y 100 despidos si no se llegaba a un acuerdo. Para el Supremo, esto demuestra la «patente mala fe» de la empresa en la negociación. Además, los magistrados no observan que concurran causas productivas distintas a las que motivó el ERTE del 2009, cuya prórroga sigue vigente 11 años después.