Los actuales niveles de endeudamiento, por encima del 120 % del PIB, deben de llevar a un análisis sobre su sostenibilidad, planificando cómo afrontar esta debilidad cuando la crisis sanitaria termine y cuando los tipos de interés comiencen a subir. No solo debe fiárselo todo al crecimiento económico tras la pandemia, sino que han de corregirse los desequilibrios estructurales de las cuentas públicas con determinación y consenso político para evitar el lastre a generaciones futuras.
Miguel A. Vázquez Taín