Los disputados seis votos de Iowa

maría cedrón LA VOZ EN EE.UU.

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CHIP SOMODEVILLA | afp

La reñida campaña convierte en fundamental, más allá del caucus, este pequeño estado

04 nov 2016 . Actualizado a las 15:32 h.

La vista nunca alcanza para saber cuándo terminan las fincas de las enormes granjas de Iowa que van apareciendo a lo lejos como en un cuadro de Hopper. Eso confunde. Invita a pensar que este es solo un estado agrícola del Medio Oeste. Lo es. A una media hora de la capital, Des Moines, están los famosos puentes de Madison, construidos para que pudiera pasar el ganado y convertidos, tras la película de Clint Eastwood, en atractivo turístico estatal.

Pero lo que realmente importa en la economía de este territorio de 145.746 km2 con poca más población que Galicia (3,1 millones de habitantes) es la industria manufacturera -en la que trabajan muchos inmigrantes-, los cerdos, la soja y el etanol. Es el mayor productor del país de esos dos productos, fundamentales para el desarrollo de un lugar con más del 80 % de la población blanca y que fue colonizado por emigrantes de Alemania, Iowa es estratégica a la hora de decidir quién ocupará la Casa Blanca a partir del martes. Sobre todo esta vez.

Desde su despacho de la Universidad de Drake, en Des Moines, el profesor del departamento de Ciencia Política, Dennis J. Goldford, explica por qué: «A estas alturas, en unas elecciones normales, el estado de Iowa ya habría dejado de tener la importancia que tiene durante el caucus (asambleas de afiliados a un partido en las que se elige al candidato), cuando no deja de salir en los telediarios, pero en una campaña tan reñida como esta, pese a su escasa población y aunque solo tiene seis votos, resulta muy importante».

Obama ganó en Iowa. Dos veces. En la carrera hacia la Casa Blanca del 2004, lo había hecho George W. Bush con solo un 0,67 % de ventaja sobre Al Gore. Esta vez, según el profesor Goldford, los márgenes son de nuevo muy estrechos. Podría vencer Trump. «La gente que se ha ido a registrar en Iowa lo han hecho un 32-33 % como republicanos; un 31 % como demócratas. Luego hay un 34 % como independientes. Claro esto antes del escándalo de los correos de Hillary Clinton. Muchos de los que se han registrado como independientes probablemente voten al magnate. Será una sorpresa que gane Clinton», dice. Iowa es también uno de los estados en que su gobernador, republicano, apoya a Donald Trump, cosa que no ocurre en otros territorios liderados por el color rojo.

Cautela electoral

La batalla será reñida. Pero eso es algo que los habitantes de Iowa guardan para la intimidad. Son amables. Saludan incluso cuando uno camina por la ciudad, cualquiera entabla rápidamente una charla, pero son cautos a la hora de hablar del proceso electoral.

La clase trabajadora tiene un importante peso en Iowa. Lo dicen escenas cotidianas como la imagen de unos jóvenes que bajan de una pick up en una gasolinera cercana a Davenport para comprar una taza de café. No llevan buzo, pero sus dedos delatan que lo que hacen es un trabajo manual. O las casas de madera con jardín agrupadas en vecindarios donde resulta imprescindible tener coche para hacer la compra.

El porcentaje de población que no terminó sus estudios del college es alto. Ese es el público objetivo al que va dirigido el mensaje de Trump. «No es político, es un hombre de negocios. Hay que darle una oportunidad porque puede hacer algo por el país», comenta rápido un hombre de mediana edad que podría corresponderse con el perfil que describe el profesor Goldford.

Iowa es también un lugar donde la religión importa y mucho. Los evangélicos tienen un gran poder y suponen más del 40 % de los votantes republicanos. Tanto que en el caucus, pese al esfuerzo de Trump por atraer a ese sector de la población echando mano de un discurso religioso, ganó el ultraortodoxo Ted Cruz. Aunque muchos lo preferirían, votarán igualmente a Trump.

También lo hará probablemente alguno de los trabajadores, demócratas de base, que dieron la victoria a Obama en las dos carreras anteriores, pero que ahora creen que este no ha logrado resolver sus problemas: «La gente que ve que Obama no les ayudó probablemente cambien su voto», sostiene Goldford.

Pero hay algo que resulta importante para captar el voto del 34 % de votantes que hace unos semanas se habían registrado como independientes. La conquista directa con actos de cercanía. El retail politics, que dicen por aquí. En eso Iowa parece un poco a Galicia. La pregunta es ¿votará Iowa, como Clint Eastwood, por Trump? Habrá que aguardar al martes.