¿Resucitará Donald Trump el sueño americano o lo enterrará del todo?

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CARLO ALLEGRI | REUTERS

Era un showman que solo estaba echando un poco de salsa sobre el soso pastel republicano. No tenía opciones. Tras la batalla de las primarias todo continuaría igual. Pero todos se equivocaron

09 nov 2016 . Actualizado a las 09:04 h.

Explotó una marca que hizo fuerte agarrándose a los principios populistas que ya había usado antes el Tea Party y a la inocencia de aquellos que vieron como el sueño americano era solo eso: un sueño que se les escapó de las manos, algo que ya no podrían alcanzar. Donald Trump entró en la campaña de las primarias rompiendo todas las reglas que rigen el juego político norteamericano. Sus tacos o su discurso políticamente incorrecto molestaban a algunos de los líderes del partido, pero al mismo tiempo resultaban graciosos. Trump subía la audiencia y con ella la marca empezó a engordar. Era un showman que solo estaba echando un poco de salsa sobre el soso pastel republicano. No tenía opciones. Tras la batalla de las primarias todo continuaría igual. Pero todos se equivocaron. Agarrado al discurso de volver a hacer grande América, Trump convenció a los que no tenían nada que perder y creyeron al que se autodenominaba un empresario de éxito que nada tenía que ver con los políticos que les habían robado su sueño. Ni Ted Cruz, ni Marco Rubio, ni Jed Bush, ni los propios republicanos de base, podrían haber imaginado nunca que un empresario y reconocido playboy con cero experiencia política iba a ganarles la carrera. Pero Donald Trump aprovechó eso e incluso usó la Biblia para ganarse al público de estados como la religiosa Iowa.

Pero no fue él quien puso patas arriba el partido, únicamente redujo a cenizas los trozos en los que el Partido Republicano se había resquebrajado hacía tiempo y que quedaron al descubierto tras la derrota de Mitt Rommey del 2012. Tras el examen postelectoral de entonces, los líderes republicanos sabían que debían de abrir la mano a las minorías que habían dado la victoria a Obama. Sobre todo porque pronto algunas de esas minorías dejarían de serlo o, al menos, se convertirían en un puñado importante de votos por los que valdría la pena cambiar. Es el caso, por ejemplo, de los latinos. De hecho, es el grupo de nuevos votantes que más ha crecido debido a los emigrantes de segunda generación que llegan a la mayoría de edad y que no solo van a votar por ellos. También lo harán por sus padres, que llevan décadas en el país como ilegales. De esos grupos pensaba echar mano el Partido Republicano para ganarle la partida a los demócratas. Pero entonces llegó Donald Trump. Su discurso era totalmente contrario a la estrategia que habían pensado. Con todo, logró derrotar a sus rivales en las primarias. Los republicanos no hicieron piña con Trump. Era un outsder al que algunos no daban ningún crédito y del que, tras escándalos como el de los vídeos o esas acusaciones de violación, renegaron algunos pesos pesados del partido como el líder de la Cámara de Representantes, Paul Ryan. Pero incluso sin ese apoyo nadie tuvo agallas suficientes para retirarlo de la carrera por la Casa Blanca. Y no solo ganó las primarias, algo que muchos veían ya como un gran logro. Ha ganado la carrera a Hillary Clinton, cuyo sueño de llegar a ser la primera presidenta de los Estados Unidos también se esfumó.

Pero, ¿Qué pasará ahora?. Es algo que en realidad no sabe nadie. La cuestión es que los republicanos vuelven a la Casa Blanca de la mano de un hombre que, de entrada, ha desestabilizado Wall Street y ha hecho temblar a Europa. Porque la bolsa ya ha comenzado a desplomarse tras saber que los votos de estados clave como Carolina del Norte y Florida están en manos de Trump. No solo eso. Los valores de futuros del Down Jones han caído 700 puntos. Es el principio de debacle que habían augurado algunos expertos en los últimos días. Hay quien habla de que llega un estado de recesión global porque no hay nada peor que la inestabilidad y la incertidumbre; y con Trump no se sabe nunca qué puede pasar. Los que lo han votado recuerdan incluso lo que decían cuando Ronald Reagan optó a la Casa Blanca por primera vez: ¿Cómo un hombre de Hollywood puede llegar hasta ahí?. Y en 1984 el conservador ganó en todos los estados menos Minessotta.

Los que temen a Trump le ven como una persona que solo puede llevar el país a la ruina porque ha llegado hasta ahí con humo. Tanto profesores de Universidad y analistas políticos han ido desglosando en los últimos días sus propuestas. Dicen que buena parte de los mensajes lanzados en campaña serían irrealizables a menos que pretenda dinamitar la economía del país. De expulsar a toda la inmigración ilegal, mermaría en un 25 % la mano de obra del sector primario y en un 10 % la del sector servicios, fundamentalmente hostelería y restauración. El fin de los tratados de libre comercio también podrían causar importantes daños económicos a muchas empresas que fabrican sus productos en terceros países, especialmente China.

Otra gran incógnita es qué pasará en el terreno de la política exterior; qué ocurrirá con Rusia, con los avances logrados por Obama con Cuba, con las relaciones con Europa cuando el titular del Parlamento Europeo, Martin Schulz dijo de él que era un problema para el mundo entero o la presencia de Estados Unidos en países en conflicto. De momento la incógnita continúa.