¿Quién lanzó las armas químicas en Siria?

C. Morán / Agencias

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MOHAMED AL-BAKOUR | AFP

Mientras que instituciones internacionales y testigos del bombardeo del martes señalan a Al Asad, Moscú y Damasco vuelven a acusar a los rebeldes

05 abr 2017 . Actualizado a las 16:39 h.

El supuesto ataque químico de este martes en la provincia siria de Idlib, que se cobró la vida de 72 personas -entre ellas, 20 niños- y que dejó centenares de heridos, ha vuelto a levantar ampollas en la comunidad internacional y ha disparado de nuevo las críticas hacia Bachar Al Asad y sus métodos.

A pesar de que Siria se adhirió en el 2013 la Convención sobre Armas Químicas, todo apunta a que el bombardeo fue obra del dirigente del país. Aunque la Rusia de Putin, su fiel aliado, difiere de esta afirmación.

El Ministerio de Exteriores sirio también ha descartado la implicación del Gobierno de Bachar Al Asad y ha afirmado que se trata de «acusaciones inventadas» para obstaculizar «la lucha contra el terrorismo». El Ejército, por su parte, ha negado «categóricamente» el empleo de armas químicas.

Información difusa

La difusa información sobre el ataque se debe en gran parte a que la localidad de Jan Shijún, donde ocurrió el bombardeo químico, está controlada por Fatah al-Sham, el brazo de Al Qaida en Siria. Aun así, tanto médicos como testigos y equipos de rescate sobre el terreno acusaron al Ejército y a Moscú de ser los autores de la masacre. También la oposición siria cargó contra el «régimen criminal» de Al Asad.

Los líderes de la ONU y la OTAN tampoco han dudado en señalar al presidente sirio. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha hablado de «crímenes de guerra» en referencia al ataque con armamento prohibido y la institución internacional ha iniciado una investigación para esclarecer lo ocurrido, para la que solicita el apoyo de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).

«Es imperativo que los responsables de estos ataques sean identificados y rindan cuentas», ha afirmado la ONU en un comunicado.

La versión de Rusia

Moscú, por su parte, insiste en afirmar que la aviación siria atacó un «almacén terrorista» propiedad de los insurgentes que contenía sustancias tóxicas, basándose en «datos objetivos del control ruso del espacio aéreo».

Para reforzar ese argumento, el portavoz de Defensa ruso Igor Konashenkov aseguró que proyectiles utilizados en el supuesto ataque químico son similares a los usados por rebeldes el pasado otoño en Alepo, e hizo referencia a los «vídeos compartidos en redes sociales» del bombardeo en Jan Shijún en el que, a su juicio, las víctimas «muestran los mismos síntomas de envenenamiento» que las de Alepo.

Las declaraciones de Moscú han provocado la reacción inmediata de los rebeldes sirios. Un comandante de los insurgentes ha calificado la versión rusa de «mentira» y ha asegurado a Reuters que «todo el mundo vio el avión mientras estaba bombardeando con gas».

«Todos los civiles en la zona saben que allí no hay posiciones militares o lugares para la fabricación (de armas). Las facciones de la oposición no son capaces de producir estas sustancias», ha sostenido.

La comunidad internacional acusa a Al Asad

Turquía, uno de los países más ambiguos en el conflicto sirio -a consecuencia de su propia disputa con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK)-, atribuyó a Damasco la autoría del ataque con armas químicas, del que además asegura tener pruebas, ya que las autoridades turcas han trasladado a sus hospitales a 30 afectados y a 2 personas fallecidas en Jan Shijún. 

«Enviaremos estas pruebas a la Organización Mundial de la Salud (OMS). La humanidad no debe quedarse callada ante esto», señaló el ministro de Sanidad del país.

En una rueda de prensa en Atenas, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, apuntó al «régimen sirio» como el «principal responsable de las atrocidades en Siria». «Quienes lo apoyan comparten esa responsabilidad», añadió Tusk.

También se ha pronunciado el secretario de Exteriores del Reino Unido, Boris Johnson. «Todas las pruebas que he visto sugieren que fue el régimen de Al Asad usando armas ilegales contra su propio pueblo», afirmó a su llegada a la conferencia internacional sobre el futuro de Siria que tuvo lugar ayer en Bruselas.

En la misma línea, el presidente francés, François Hollande, aludió a la «responsabilidad» de Al Asad en la «masacre» y la Casa Blanca denunció un «acto odioso del régimen» de Damasco.

El ministro de Exteriores alemán, Sigmar Gabriel, no ha señalado directamente a Al Asad, pero sí ha «urgido especialmente al régimen sirio y sus defensores» a no «impedir el camino para un futuro pacífico» y ha subrayado la importancia de la investigación sobre el ataque.

Más comedido, como suele ser habitual, ha sido Pekín, ya que el Gobierno chino se ha limitado a manifestar su oposición «al uso de armas químicas por parte de cualquier individuo, en cualquier circunstancia y por cualquier motivo». Del mismo modo, la Liga Árabe ha señalado que los autores del ataque «no escaparán a la justicia, y deben ser castigados por la comunidad internacional según el derecho humanitario internacional».

Damasco echa balones fuera

Tras el acuerdo internacional firmado por Damasco, Siria debería haber destruido todo su arsenal químico. Sin embargo, las sospechas de que Al Asad ha continuado usando estas armas químicas son altas.

Solo el pasado octubre, el Consejo de Seguridad de la ONU recibió un informe que concluía que el Ejército sirio había llevado a cabo ataques con cloro en el 2014 y en el 2015. En marzo, la OPAC afirmó que estaba investigando otros ocho ataques con gas tóxico cometidos desde principios de este año.

Aunque Damasco y Moscú siempre han culpabilizado a los rebeldes y a los terroristas islámicos del uso de armas prohibidas, solo las investigaciones en curso dirán si Al Asad y Putin dicen la verdad.