Crece la tensión entre EE. UU. y Rusia por Siria

Adriana rey NUEVA YORK / E. LA VOZ

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RODI SAID | Reuters

Trump prepara nuevas sanciones para acabar con Al Asad, mientras los iraníes se suman a la amenaza rusa de responder por la fuerza a cualquier nueva agresión estadounidense

10 abr 2017 . Actualizado a las 18:02 h.

El gobierno de Donald Trump y la mayor parte de la esfera política en Estados Unidos han convertido la misión contra Bachar al Asad en un gran éxito, con el que han querido avisar al presidente sirio de que no puede usar armas químicas sin consecuencias. El contundente mensaje que según varios medios «hizo Trump, presidente de EE. UU.», ha venido acompañado, sin embargo, de un choque de trenes que en las últimas horas ha elevado los niveles de tensión a sus cotas más altas.

La primera y contundente respuesta llegó de los principales aliados de Bachar al Asad, Rusia, Irán y las milicias chiíes, que cerraron filas en torno al presidente sirio y que amenazaron a Estados Unidos con responder a los ataques. Aseguran en un comunicado conjunto que Donald Trump había atravesado «todas las líneas rojas». «De ahora en adelante vamos a responder con fuerza a cualquier agresión o cualquier violación de las líneas rojas, proceda de quien proceda, y Estados Unidos conoce de nuestra capacidad para responder bien», amenazaron.

En EE. UU. también preocupan los bandazos de miembros del Ejecutivo que demuestran que la nueva Administración continúa muy lejos de tener un plan definido sobre Siria, tal y como le piden desde Capitol Hill. Es lo primero que se deduce tras las declaraciones de ayer por parte de la embajadora de EE. UU. ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Nikky Haley, y del secretario de Estado, Rex Tillerson. La contradicción entre ambos discursos ha sido tan flagrante que las soluciones planteadas al problema sirio por ambos no son ni siquiera compatibles, evidenciando que la estrategia global brilla por su ausencia. ¿Que política se seguirá en Siria? ¿Cuál será el futuro de Al Asad? Depende de a quién se le pregunte. Por ejemplo, Haley volvió a erigirse como prueba del giro político trumpiano con respecto al conflicto sirio, asegurando que sacar del poder al mandatario es una prioridad para Washington. 

Cambio de régimen inevitable

«El cambio de régimen es inevitable», llegó a decir Haley en la CNN. Sin embargo, casi a la misma hora y en otra entrevista, el jefe de la diplomacia de EE. UU. abogó por derrotar primero a los terroristas del Estado Islámico y, después, abordar la situación del Ejecutivo sirio. ¿Afecta el orden de factores al resultado? Por supuesto, y más cuando Al Asad cuenta con el apoyo firme de Rusia e Irán.

Este respaldo no será pasado por alto en ningún caso, ya que el Ejecutivo de Trump estudia nuevas sanciones contra sus rivales, tal y como ayer confirmó la propia Haley. Este será también uno de los asuntos que el próximo miércoles abordará Tillerson en su visita a Moscú. Un encuentro de alta tensión, a juzgar por el mensaje que lleva el diplomático: «Tillerson presentará pruebas de que Rusia estaba enterada del ataque químico y la acusará de violar sus obligaciones firmadas en el acuerdo del 2013, donde se comprometía a controlar la eliminación del arsenal químico sirio», según reveló The Sunday Times

Sin embargo y lejos de amilanarse, tanto el dirigente ruso, Vladimir Putin, como su homólogo iraní, Hasán Rohaní, se han reafirmado en sus posturas y han amenazado con represalias si Trump vuelve a atacar al régimen de Al Asad. En una conversación telefónica, ambos mandatarios hablaron de las acciones de la nueva Administración como «agresivas y en contra del derecho internacional», además de suponer una inyección de moral a «las bandas terroristas que respalda». Poco después era el centro de mando conjunto de las tropas aliadas del presidente sirio (entre las que se encuentran Rusia e Irán) quien elevaba el tono: «Lo que EE. UU. ha perpetrado es una agresión contra Siria que cruza las líneas rojas». Los aliados del presidente de Siria advierten que la presencia de militares estadounidenses en el norte del país es ilegal y que, por lo tanto, las tropas son en realidad «fuerzas de ocupación», con todo el riesgo que este estatus supone en territorio sirio.

Por si esto fuera poco, al discurso de Moscú y Teherán se ha sumado Piongyang, que ha definido el ataque de EE. UU. como «una agresión imperdonable». Es más, les justifica para seguir con su programa nuclear.